Pero el novio del inventor de la serie Darren Starr la convenció. “En el último momento. Ya habían contratado a otra persona a la que tuvieron que indemnizar”.

La serie se convirtió en éxito mundial y el papel de Samantha, una bomba sexual devora-hombres y exitosa mujer de negocios convirtió a Cattrall en una estrella conocida en todo el mundo.

Más de 10 años después del final de Sex and the City, la serie sigue dando popularidad a Cattrall, pero también es un lastre, tanto en lo privado como en lo profesional, asegura.

Muchos hombres tienen quizá la impresión de que se necesita gran valor para salir con ella, cuenta la rubia actriz, que está soltera después de tres matrimonios fracasados. En 1975 se casó con Larry Davis. Después de divorciarse, sus segundas nupcias fueron con el arquitecto alemán Andre J. Lyson con quien estuvo desde 1982 hasta 1989. Su último marido fue con Mark Levinson, con quien se casó en 1998.

Y una y otra vez se ve obligada a recordar que no es Samantha Jones. “Lo veo en esa expresión que tiene la gente en los ojos cuando me hablan. No me están viendo y sé que es porque en ese momento están viendo una película en sus cabezas”.

El final de la serie dejó además un sabor amargo. Cuando se supo que Cattrall y sus colegas Cynthia Nixon y Kristin Davis recibirían bastante menos dinero que la estrella principal, Sarah Jessica Parker, por una película posterior, la actriz se rebeló.

“El asunto del dinero me parece una porquería (…) pero se convirtió en mi lucha”, confesó la actriz.

Las revistas del corazón lo convirtieron en un caso de extrema malicia femenina. “Pero no se trataba de eso, sino de luchar por algo de lo que yo creía que todas debíamos tener”.

De familia

El espíritu de lucha lo heredó de su madre, asegura Cattrall. “Era una mujer muy fuerte y me enseñó que en la vida hay que tomar decisiones que son buenas para uno”. Y también que “no se puede confiar en un hombre”.

La madre de la actriz era secretaria y su padre ingeniero y la familia vivía en la localidad británica de Liverpool cuando ella nació en 1956. Pero siendo un bebé, emigraron a Canadá. A los 11 años, Cattrall dio su primera clase de interpretación y logró pronto sus primeros papeles.

Lo que más le ha gustado siempre ha sido el teatro y con frecuencia aceptó papeles cinematográficos para poder pagarse la vida y seguir haciendo teatro.

Pero con Hollywood ha terminado: “Cuando una actriz tiene más de 40 años, está muerta”, asegura.

“La marginación de la mujer en Hollywood da miedo, para mí ya no hay sitio. Me indigna, pero encuentro otras cosas que me llenan”, asegura.