Escenario

Las antecesoras de la Virgen de  Guadalupe

El lienzo de la Virgen de Nuestra Señora de  Guadalupe tiene millones de devotos y alberga la tradición y la identidad de México.  Muchos países de Latinoamérica, —incluyendo a Guatemala— se unieron en el siglo XVIII a su veneración. 

Su festividad se celebra el 12 de diciembre, ya que según la tradición, las tres apariciones marianas sucedieron en 1531 en el cerro de Tepeyac, del 9 al 12 de diciembre, en las cercanías de la Ciudad de México.

La historia de las visiones de la Virgen de Guadalupe se guardan en el relato Nican Mopohua —en idioma  náhuatl significa Aquí se narra— escrito, de acuerdo con su editor Luis Lasso de la Vega, por  Antonio Valeriano, en 1556, pero publicado en 1649.

“Los sacerdotes que llegaron a México con el fin de evangelizar decidieron sustituir con imágenes católicas a las deidades prehispánicas, ese es el caso de la Virgen de Guadalupe en México, estampa  que se inspira en la Virgen   que está  en la villa de Guadalupe, Cáceres, España”, dice el sociólogo Guillermo Paz Cárcamo.

“La imagen española tiene las mismas características de la mexicana. En sus mantos tienen estrellas y ambas son morenas.

“Para México, la Virgen de Guadalupe es un símbolo de unidad y de sincretismo religioso que con el tiempo se fue extendiendo a Latinoamérica. Prueba de ello es que Guatemala tiene una tradición muy fuerte, explica el antropólogo Carlos René García.

Un poco de historia

El cerro de Tepeyac era desde antes de la llegada de los conquistadores un sitio de peregrinaje para los pueblos de Mesoamérica. Esto no cambió con la invasión española.

Fray Bernardino de Sahagún  en su libro Historia general de las cosas de la Nueva España, publicado en 1576, se refiere al cerro. “Uno de estos está en México, donde hay un montecillo que llaman Tepeyac y que los españoles llaman Tepequilla, y ahora se llama Nuestra Señora de Guadalupe. En este lugar  había un templo dedicado a la madre de los dioses, que ellos llaman Tonantzin, que quiere decir nuestra madre”.

Conforme con el relato, la Iglesia Católica edificó un templo en el Tepeyac para que los indígenas en lugar de ofrecerle tributo a Tonantzin lo hicieran por la Virgen de Guadalupe. “Y vienen ahora a visitar a esta Tonantzin de muy lejos, tan lejos como de antes. La  devoción también es sospechosa, porque en todas partes hay muchas iglesias de Nuestra Señora, y no van a ellas, y vienen de lejanas tierras a esta Tonantzin como antiguamente”, cita el texto.

“Es de recordar que Guadalupe, en México, siempre se identificó con los pueblos originales y mestizos. Al contrario de los españoles, que vieron a la Virgen de los Remedios como su protectora”, comenta Paz. “Guadalupe es vista como símbolo de independencia.  Allí radica su importancia en México”, agrega. Por esta razón, en 1823 el Congreso Mexicano decreta, con valor jurídico, que la Virgen Nuestra Señora de Guadalupe es la verdadera autora de la emancipación mexicana.

La Primera Guadalupe


Esta es la primera imagen mariana. Lleva términos árabes, wad (río) y la contracción latina lux-speculum (espejo de luz, que sonaría como Guad-al-upe. Su santuario está situado en el pueblo de Guadalupe, de Cáceres y es patrona de Extremadura, España, desde 1907. Sus orígenes se remontan al siglo XIV, antes del descubrimiento de América. Cristóbal Colón bautizó, incluso, una isla con su nombre.

Tonantzin


En la cultura mexica Tonantzin fue la madre de todos los dioses y se le conocía como Nuestra madrecita. El cerro de Tepeyac era el principal centro de adoración de esta deidad. Fray Bernardino de Sahagún cuenta en sus relatos que los habitantes  llegaban hasta el cerro para ofrecer sacrificios y que arribaban de todas partes. “Desde tierras lejanas”.
“No es de extrañar que este culto fuera aprovechado por los frailes franciscanos para relacionarla con la Virgen de Guadalupe. “Tonantzin no es la Virgen de Guadalupe, la figura cristiana suplanta a Tonantzin”, explica Guillermo Paz Cárcamo. Con el paso de los años, Guadalupe tomó un lugar preponderante en el imaginario de México y pasó a ser su patrona. “A pesar de los años, la gente llega hasta el Tepeyac para venerar una deidad, como se hacía en la antigüedad”, agrega.

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