HORRORES IDIOMÁTICOS Y ALGO MÁS

Lilith

MARÍA DEL ROSARIO MOLINA

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Intrigada por lo que hace unos cuantos días Titivillus —mi colaborador diablillo que hizo de las suyas en la Edad Media y ahora está de nuevo muy activo, porque su trabajo es llevarse al infierno a todos cuantos hablan mal y escriben peor, que son multitud— me habló de Lilith, una de las tres mujeres aceptadas en el infierno con calidad de mujeres demonio (demonio no tiene femenino), hice con él una cita para que me relatara lo que sabe de ella.

Acudió de inmediato y comencé (que no “inicié”, y menos “inicié a”) a cuestionarlo: —¿Por qué consideras— le pregunté— que Lilith es la primera feminista que ha habido en el mundo? Intentaba hacer un reportaje, pero no me dejó. “Calla y escucha”, me dijo. He aquí su respuesta, que yo me limito a transmitir:

Según viejas consejas medievales de los judíos que se habían aposentado en Europa, Lilith era una bruja conocida ya en la Mesopotamia desde antiquísimos tiempos porque mataba de noche a los niños recién nacidos, mientras sus madres dormían. Pero hay otras leyendas, también muy antiguas: Cuando Jehová decidió crear al hombre le dio una compañera, Lilith, su primera esposa. 

Sin embargo, Lilith, que no se sentía menos que Adán (habían sido creados del mismo barro), se negó a yacer bajo él, porque esa era una muestra de inferioridad. Enojado por los disgustos entre la pareja, y porque mencionó su nombre, el Creador le permitió a la mujer abandonar el Paraíso, y creó a Eva, más sumisa, de la costilla de Adán. Entonces Lilith, habitó a orillas del mar Rojo en cuevas y otros lugares escondidos.

La leyenda pasaba oralmente de generación en generación y en algún momento, no sé cuándo, se dijo que Lilith era la madre de los súcubos (demonios que tienen relaciones sexuales con los varones en forma de mujer) y los íncubos (demonios que tienen relación con las mujeres, aparentando ser hombres). Además, recuerda que en la Edad Media el hombre se menospreciaba y trataba ya bien avanzada esa época de levantar catedrales góticas que llegaran casi a tocar el cielo, y lo acercaran a Dios. En una de ellas, Notre Dame de París, se supone que una efigie demoníaca es de Lilith. También entre los prerrenacentistas hay una pintura del flamenco Hugo van der Goes en que la demonio con tronco de mujer y cola de serpiente tienta a Adán y a Eva. Con la llegada del Renacimiento, los temas exclusivamente religiosos les hicieron lugar a otros, y así fue como Lilith entró en el Vaticano, donde está en la Capilla Sixtina, inmortalizada por Miguel Ángel. Posteriormente varios otros artistas la pintaron, entre ellos John Collier y Rossetti. En lo literario, Venus le revela al caballero andante alemán Tannhauser que ella es Lilith.

Te podría seguir contando más —añadió Titivillus— pero tu espacio se acaba. Solo agrego que por su negación a someterse a Adán, hay feministas que consideran a Lilith un paradigma.

selene1955@yahoo.com 

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