Vestido con trajes de colores atrevidos y chalecos a juego, sombreros al estilo de la década de 1930 y corbatas pajaritas de cuadros, su imagen se ha hecho viral entre los internautas chinos y los medios oficiales lo han declarado “un verdadero rompecorazones”.

La idea fue de su nieto, Ding Guoliang, un joven fotógrafo de 30 años especializado en moda. Durante una visita de su abuelo, se le ocurrió organizar una sesión fotográfica con él. Un amigo aportó la ropa.

El resultado causó sensación cuando las fotos empezaron a circular por Internet el mes pasado: el antiguo labrador de una aldea en la provincia costera de Fujian, que siempre se vistió con el clásico traje Mao o la ropa de labor, se reveló ahora como un modelo nato, un elegante dandi de calcetines multicolores y gafas de diseño.

“Se le ve magnífico en las fotos. No a todo el mundo le quedan bien los trajes. Pero él tiene clase”, afirma su nieto, en una entrevista que publicó el diario China Daily.

Con la sesión fotográfica no buscaba hacer famoso a su abuelo, sino animar a otros integrantes de su familia a pasar más tiempo con él. Ding Bingcai enviudó en el 2014 y desde entonces sus cinco hijos y sus respectivas familias, repartidas en diferentes ciudades de China, se dividen por turnos la tarea de cuidarle, según el sitio elpais.com

“Cuidarle no es solamente darle de comer y vestirle. También es… hacerle feliz, hacerle sentir que existe y proporcionarle una satisfacción mental”, explica Ding Guoliang. A su abuelo “no le gusta sonreír mucho. Me encanta cuando me sonríe a través del objetivo. Es una sensación muy tierna”.

“Mi abuelo nunca se mostró tímido durante la sesión de fotos. A su edad, él toma con calma muchas cosas. El simplemente disfruta de mi compañía”, agregó.

Hace tres años Ding tuvo un predecesor, Liu Qianping. Entonces de 72 años, Liu saltó a la fama como “percha” de los diseños de su nieta, que acababa de lanzar una línea de moda a través de internet.

No dudó en enfundarse medias, minifaldas y guantes de seda creados por la joven. Esbelto, piernilargo y, sobre todo, desinhibido, resultó el modelo perfecto: consiguió multiplicar por cinco las ventas del negocio.

“¿Por qué no hacerlo? Ayudo a mi nieta, no me cuesta nada, todos quedamos contentos. A mi edad, lo hago con alegría”, declaraba entonces Liu.