La La Land es un musical que ha despertado el interés por este género cinematográfico, que tuvo auge en la década de 1950 con producciones como Cantando bajo la lluvia o Un americano en París, solo que con un toque actual y fresco. Este homenaje a la época dorada de Hollywood y que aviva la nostalgia es un punto a su favor y le ha permitido zanjear camino hacia los principales premios al séptimo arte, pero no es todo.

Es la historia de amor entre un pianista frustrado de jazz (Ryan Gosling) y una camarera que aspira ser actriz (Emma Stone), donde la actuación y la química entre los actores permitió que el relato bien narrado por Damien Chazelle (director y guionista) fuera abrazado por Hollywood.  Otro aspecto válido para su éxito.

La música es una pieza fundamental en esta película, gracias a la asociación creativa de Chazelle con el compositor Justin Hurwitz. Junto a ellos, los letristas Benj Pasek y Justin Paul, especializados en musicales de Broadway, el productor musical de Moulin Rouge, Marius de Vries y las coreografías de Mandy Moore, han logrado modernizar el género musical y cautivar a las masas. La canción City of Stars, interpretada por Gosling y Stone, lleva semanas sonando en las radios y ganó el Globo de Oro.

Los escenarios son otro punto a favor. Chazelle logró encontrar la belleza fotográfica en pequeños clubes de jazz, salas de espera de castings, apartamentos de paso y cafeterías de los grandes estudios donde se cruzan famosos y aspirantes a serlo. El Observatorio del Parque Griffith de Rebel Without a Cause y joyas menos conocidas de la ciudad como el Lighthouse Café de Playa Redondo de 1949, son explotadas con tomas panorámicas y colores vibrantes.

En resumen, presentarse como un homenaje a los grandes musicales de Hollywood, ser una historia de amor, la química entre los actores, la música, las coreografías, los escenarios, todo ello ha permitido a La La Land ubicarse entre las películas favoritas de este año.

Pero hay algo más, el musical de Chazelle logró desarrollar una historia que habla sobre tener sueños y perseguirlos. Es una historia de esperanza con la cual el público se siente identificado y eso tiene mucho peso, más aún en un momento donde el panorama  político, especialmente en Estados Unidos, es incierto. Ese es el componente principal que la ha llevado a llenar salas de cine y convencer a la crítica.

“Es un escape de dos horas pero te recuerda la esperanza y la importancia de la creatividad, de seguir soñando incluso cuando parece que no hay esperanza”, dijo Stone a la revista Time. 

Busca hacer historia

Contadas han sido las películas que han logrado el mayor número de postulaciones en los premios Óscar y que han arrasado con las estatuillas. Ben-Hur, Titanic y El Señor de los anillos: el retorno del rey se encuentran en la pequeña lista, y La La Land podría llegar a sumarse en ella.

La historia épica protagonizada por Charlton Heston en 1959 fue nominada a 12 premios de los cuales obtuvo 11, el único que no ganó fue el de mejor guion adaptado.

El récord se mantuvo hasta que llegó al cine Titanic en 1997. El relato interpretado por Leonardo DiCaprio y Kate Winslet consiguió 14 candidaturas, de las cuales solo perdió tres.

Fue en el 2003 que El Señor de los Anillos: el retorno del Rey se llevó a casa los 11 premios de la Academia a los que estaba postulada.

Habrá que esperar hasta el 26 de febrero para conocer sí La La Land se convierte en la cuarta película en hacer historia, al llevarse el mayor número de premios a los que es candidata, 14 en total.