CATALEJO

Remembranzas de 70 años de historia

|

Al cumplirse hoy 70 años de nacimiento de Prensa Libre, el 20 de agosto de 1951, creo justificado reflexionar acerca de ese largo y sinuoso camino, lleno de curvas, de cercanía de barrancos y de tormentas, pero también de praderas. Fue un sueño hecho realidad por cinco jóvenes periodistas, uno de ellos mi padre y mejor maestro de periodismo, Mario Sandoval Figueroa, quien junto con Salvador Girón Collier afortunadamente no fueron un blanco de la guerrilla, asesina de Isidoro Zarco en 1970, secuestradora de Álvaro Contreras Vélez por cinco meses en 1982 y de Pedro Julio García por dos semanas de 1983. Fue un alto precio para ellos y sus familias, causante de dolor y angustia a quienes estábamos cercanos a ese quinteto de enamorados del buen periodismo.

' Las nuevas generaciones de periodistas aseguran la permanencia de los valores tradicionales, firmes aunque cambien la tecnología y la sociedad.

Mario Antonio Sandoval

Catorce lustros después y porque la vida de este periódico equivale a la de solo el 3% de la población total de hoy, o talvez menos, creo necesario explicar a los adultos jóvenes, de mediana o alta edad las condiciones políticas, sociales y tecnológicas de la práctica del periodismo escrito y de cómo el lector ha cambiado la forma de recibir, analizar y criticarlo, un fenómeno multiplicado desde el inicio de este siglo. Prensa Libre nació cuando terminaba la etapa de los periodistas-literatos y tenía cierta relación con la belleza del lenguaje, sobre todo en las columnas. Esto dio paso al periodismo sin adornos y dedicado a narrar hechos y de utilizar lenguaje clave para evitar, no siempre con éxito, los ataques y asesinatos planificados por ambos lados del espectro ideológico.

En estos momentos el lector tiene a su disposición miles de mensajes instantáneos donde personas anónimas lanzan mensajes falsos, verdades a medias (o sea mentiras) y sobre todo cobardes ataques personales, gracias a estar escondidos en el anonimato o en la falsa identificación, y son utilizados por los gobiernos y grupos ideológicos. A mi juicio, el receptor de estos mensajes tiene algunas, pero no suficientes, sospechas y conciencia de la falsedad de los mensajes y por ello espera las publicaciones de la prensa escrita para afianzar o cambiar sus criterios. El periodismo escrito sigue siendo la materia de las hemerotecas y con ello del conocimiento posterior de la historia para poder analizarla cuando ya sus actores actuales hayan pasado a la otra vida.

Han sido 70 años de reflejar, influir y guiar la vida del país con la divulgación de hechos noticiosos y sin intenciones ocultas. Ha sobresalido la defensa del periódico como institución, reflejada en la defensa de los intereses nacionales a través de los intereses del lector. Desde su primer editorial, Prensa Libre dejó clara su posición respecto a la política: es importante, el país se puede beneficiar cuando está bien hecha, pero es ajena, sin relación con las banderías partidistas, así como lo es la laicidad, aunque en lo personal cada quien es libre de escoger su creencia. Los hechos importantes tienen cabida en sus páginas y su publicación no implica preferencia o rechazo, sino profesionalismo.

Guatemala hoy es distinta, pero desafortunadamente los retrocesos superan a los avances. Está presente en los campos político, académico y religioso, pero se nota y se percibe por todas partes. Es válida la pregunta del lector a cuál es el futuro del periodismo escrito en esta época de las “fake news”, calificadas así por politiqueros con alma dictatorial. No se puede saber, sobre todo yo, ya en el invierno del ejercicio de esa artesanía (arte–sano) a donde llegarán nuevos orfebres, nuevos arqueros, nuevas generaciones sustitutas con los mismos valores del espíritu del periodismo casi romántico de otros tiempos. Me enorgullezco por haber tenido en Prensa Libre mi mejor escuela, conocer colegas, y haber podido participar en sus tareas, con diversos cargos, durante el 72% de mi vida.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.