Salud y Familia

Juguetes tradicionales de Guatemala y su historia

Hay juguetes tradicionales de Guatemala que han perdurado de generación en generación. ¿Sabe qué es el tipache o la chicharra? Le contamos.

Juguetes tradicionales de Guatemala: el trompo

El trompo se hizo popular en la niñez de finales del siglo XIX y principios del XX y eran elaborados en las carpinterías. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Aunque en la actualidad muchos niños se divierten con videojuegos o con pasatiempos en internet, en Guatemala existen juguetes que han acompañado la infancia de muchos.

Estos objetos de entretención, tan queridos por varias generaciones, constituyen elementos de la cultura tradicional de Guatemala.

Muchos de estos juguetes tradicionales de Guatemala se fabrican de sobrantes de materiales, pero con mucho ingenio autóctono, explica el antropólogo Carlos René García.

“La industria ha llegado al área rural con tal extensión que se han ido extinguiendo estos juguetes”, lamenta. “Los juguetes han sido punto de partida para la socialización del niño, para que haga amistades y se sienta parte de su comunidad, al contrario de lo que sucede en la actualidad, cuando los juegos son más individualizados y se ha perdido la fraternidad”, dijo el historiador Celso Lara, en una entrevista que dio a Prensa Libre en 2017.

Estos objetos populares de entretención ayudan a desarrollar la creatividad y motricidad infantil, puesto que en antaño eran elaborados por los pequeños, quienes se identificaban con ello.

Entre algunos de los juguetes tradicionales de Guatemala están:

Chicharra o ron ron

Aparecieron a finales del siglo XIX. Lleva un palo pequeño que va amarrado en un extremo con una pita delgada de maguey. A esa parte se le unta brea —sustancia viscosa que se obtiene de algunos árboles—, la cual, cuando se hace girar el juguete con rapidez, produce su característico chirrido que se transporta por la pita hasta la caja de resonancia, donde se amplifica.

Trompo

En culturas ancestrales se empleaba como elemento adivinatorio en solsticios, cuando se lanzaba sobre un calendario y, según donde cayera, señalaba si era un día aciago o propicio. Se hizo popular en la niñez de finales del siglo XIX y principios del XX y eran elaborados en las carpinterías. Se necesita destreza para lanzarlo al suelo, hacerlo girar y tomarlo con la palma de la mano.

Cincos o canicas

Uno de los juegos consistía en hacer un triángulo dentro del cual los jugadores colocaban cierto número de cincos por igual. Se trazaba a unos tres metros de distancia una “mica” o línea y quien lanzara el cinco más cerca de ella, jugaba primero. Los participantes debían desplazar cincos fuera del triángulo, con cada lanzamiento, los cuales se apropiaban. Si el cinco quedaba dentro del triángulo, perdía el lanzador. Ganaba quien obtuviera la mayor cantidad de cincos.

Yo-yo

Juguete universal que estuvo en auge en Guatemala en las décadas de 1950 y 1960. Se hacían competencias sobre quién podía mantenerlo más tiempo estático.

Yax

Son 10 figuras pequeñas en forma de estrella de cuatro puntas y una pelota de hule. En un comienzo se fabricaban de plomo con aleación de cobre. Consiste en tomar las figuras de una en una y en grupos de dos, tres, cuatro, hasta tomarlas todas, mientras se lanza la pelota en línea vertical al aire. Ganaba quien lograba hacerlo hasta el final sin interrupción.

Perinola

Originalmente, eran de madera en el siglo XVIII y XIX. Es un juego de azar, que consiste darle giros y hacer lo que el texto que queda hacia arriba indique. Las instrucciones que contiene son: “toma todo”, “todos ponen”, “toma uno”, “toma dos”, “pon uno”, “pon dos”. En la actualidad son de plástico.

Tipache

Son fichas de cera negra o de melaza de caña de azúcar. Consiste en lanzar con habilidad
“tipaches” a una de las fichas en el suelo y darle vuelta. Gana quien voltee la mayor cantidad de objetos. Como estos materiales son pegajosos, si las chapas del jugador quedaban adheridas, perdía. No ha desaparecido en el Occidente, en un contexto religioso, durante Jueves Santo.

*Nota del editor: Este artículo fue publicado el 1 de octubre de 2017 y modificado el 30 de septiembre de 2021.

ESCRITO POR:

Brenda Martínez

Periodista de Prensa Libre especializada en historia y antropología con 16 años de experiencia. Reconocida con el premio a Mejor Reportaje del Año de Prensa Libre en tres ocasiones.