Salud y Familia

Seis reglas de oro para evitar el sobrepeso en los niños 

En realidad  el método es el mismo para cualquier edad: si uno es de beber muchos refrescos o de comer chocolates muy a menudo y, además, se mueve poco, el sobrepeso no tardará en aparecer. 

De todos modos, entre los niños y los adultos hay una diferencia fundamental. Los adultos son responsables de lo que hagan o dejen de hacer, pero el estilo de vida de los menores depende en gran medida de sus padres.

¿Qué hacer entonces si uno nota que su hijo tiene una tendencia al sobrepeso?

Hay hábitos que se crean ya en fases muy tempranas. Por ejemplo, un bebé que llora no necesariamente es un bebé con hambre. Es importante intentar buscar las causas del llanto. ¿Será por sueño? ¿Será que necesita un mimo?

En las etapas posteriores los padres seguirán siendo un determinante fundamental. Hay asociaciones que recomiendan integrar a los niños a la hora de decidir qué habrá de comer, y también en los preparativos. Para los pequeños es muy interesante tocar los alimentos, olerlos y probarlos.


Desde ya, no todo depende de los padres. Puede que algunos niños presenten una predisposición genética. Si no está seguro si el peso del niño es preocupante, lo mejor es consultar a un especialista, justamente porque los motivos pueden ser muy diversos.

Pero, por supuesto, a la hora de diagramar una estrategia en casa, las reglas son las mismas que se aplican a la vida adulta.
Lo mejor es preparar comidas con mucha verdura y fruta, con hidratos como el pan, el arroz o las patatas y con una parte menor de carne, pescado y productos lácteos.

Lo mejor es no exagerar con los alimentos muy grasosos o muy dulces. Los padres hasta pueden hacer que sea divertido preparar un programa de comida sana. Por ejemplo, se les puede decir a los niños que cierren los ojos y que prueben alguna verdura cruda y adivinen qué es.

No solo lo que se come, sino cómo se come es fundamental para las costumbres que tendrán los niños cuando sean mayores. Es muy importante que hagan varias comidas al día y, en lo posible, que sean a la misma hora.

Es fundamental que comer sea una actividad “exclusiva”, es decir, que excluya a todas las demás. Comer mirando la tele no es compatible con un modo de alimentación sano. ¿Por qué? Porque los niños no sienten cuándo están satisfechos si están concentrados en la televisión.


Además, el movimiento es crucial. Los niños deberían hacer al menos 90 minutos de algún ejercicio por día, ya sea un deporte que practiquen como hobby o algún otro juego. Muchos clubes de barrio ofrecen cursos de prueba en distintos deportes para que los pequeños puedan elegir el que más les guste.

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