Como resultado de sus ataques suelen alterar la conversación normal en un tema de discusión, con lo cual logran que los mismos usuarios se enfaden y se enfrenten entre sí.

Los mensajes que crean los trolls pueden ser con diferente tipo de contenido, como groserías, ofensas o mentiras difíciles de detectar, a fin de confundir y ocasionar sentimientos encontrados en los demás.

El sociólogo Otto Rivera dice que estos personajes ocupan un mecanismo que consiste en mofarse de terceros en forma indirecta, con lo cual buscan ganar adeptos.

“En la actualidad podemos ver muchos trolls que se encargan de burlarse de la clase política, de los problemas económicos o de situaciones incómodas que afectan a uno o varios grupos sociales, como la corrupción, el precio de la canasta básica, la inoperancia de las instituciones públicas, o bien de los desaciertos de los actores políticos y gubernamentales”, refiere el experto.

La costarricense Marcela Alfaro, especialista en redes sociales, explica que este tipo de usuario irreverente tiene como característica principal que genera mucho spam. “Producen demasiada información en corto tiempo. Algunos tienen sus corresponsales, quienes los alimentan de contenido”, indica.

Alfaro asegura que la labor del troll también tiene su lado bueno. “A veces sirven como canales de denuncia, a pesar de que son usuarios ácidos”, resalta.

La asesora en plataformas de interacción cuenta que hay trolls que salen del anonimato. “No deja de ser troll cuando se presenta públicamente”, asegura.

Ante la afirmación de Alfaro, el tuitero guatemalteco @RonaldMacKay, quien es catalogado como uno de los más influyentes de Twitter en el país, señala que alguien deja de ser troll al momento de dar la cara. Sin embargo, esta declaración se puede considerar un argumento para defender la postura que ha tomado “como un usuario más que hace chiste de todo”, ya que MacKay afirma que él no es un ciudadano de la red problemático.

“Opino que en el país no hay un verdadero troll, pues todo mundo sabe quién es quién”, comenta MacKay.

Ante la opinión del usuario de Twitter se encuentra la del antropólogo Alfonso Porres, quien explica: “El troll nace de la necesidad de emitir una opinión, sin temor a una represalia”.

“Yo los considero como hackers —piratas informáticos— de carácter lingüístico”, dice Porres.

“La comunicación virtual permite el anonimato, la creatividad, aparecer y desaparecer cuando se quiere y la multiplicidad de personalidades y discursos”, indica Porres.

“Los trolls construyen una serie de valores y se convierten en un elemento de mercadeo mediático, y detrás de estos se esconde cualquier tipo de persona, o a veces deciden mostrarse ante su audiencia”, resalta.

Rivera refiere que el troll es un medio, un instrumento, y tiene que ser visto y apreciado como tal. No es el juicio de verdad absoluto, es una “imagen” alterada de la realidad, por lo que no puede ser un lente de objetividad, sino una percepción subjetiva de quien lo construye y de quien lo interpreta.

MEMES

Mensajes virales

El   meme es un término que se utiliza para   describir una idea, concepto, situación, expresión o pensamiento manifestado en cualquier tipo de formato virtual, como videos, dibujos, textos, imágenes, y todo tipo de construcción multimedia  que se populariza a través del internet.

“Los memes son iconografías, no son algo nuevo, ya que se remontan desde la Roma clásica, cuando se ponía en mal al gobernante y al Senado romano con elementos gráficos que los descalificaban”, explica el antropólogo Alfonso Porres.

“Aunque varían  los tipos de memes, los resultados son más o menos similares, ya que buscan  la aprobación colectiva a través de su circulación en medios masivos. Aunque por lo general no se tiene a quién atribuirlos, sí se encuentra respaldo en sus contenidos gráficos o de texto”, explica el sociólogo Otto Rivera.

USUARIO

“No soy un troll”

Ronald MacKay se dio a conocer en el 2006 por hacer los Doblajes al Buen Chapín, luego trabajó en radio y su cuenta de Twitter creció enormemente por las ocurrencias y trolleadas que daba a los guatemaltecos “sin clase”.

“No me considero un troll. Solo me meto en el papel de uno y hago videos, en los que critico a personas de poca clase, pero ¿quién soy yo para decirlo? si mi mamá le pone playeras al asiento de mi carro. Los videos los hago para que se rían y reírme de mí mismo”, asegura MacKay.

“Las apariencias hacen que la gente me evite o me tache. Eso fue lo malo de haber dado la cara desde el inicio. Quisiera ser anónimo, pero ya no puedo”,
lamenta.

MacKay agrega que desde niño fue introvertido y tímido, pero sus ocurrencias se las decía al abusón de la clase y este las ocupaba para hacer bullying. “Inventaba apodos y luego me reía en secreto, pues sabía que yo había lanzado esa piedra. Lo mismo es ahora con los trolls, solo que ahora digo las cosas de frente”, explica.

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