Tecnología

Cómo crear un servicio propio de almacenamiento en la nube 

Pese a las noticias sobre cuentas robadas, filtraciones y publicación de datos personales o fotos en Internet, en general los sistemas comerciales de archivo en la nube (cloud) son una forma cómoda y segura de acceder a los archivos propios desde cualquier parte. Pero quien no quiera usar las grandes empresas como Dropbox, Google y otras puede crear también su propia nube.

Para ello se necesitan tres cosas: acceso a Internet, software de cloud y espacio de almacenamiento. Este se encuentra en una computadora o en un disco duro en red en casa, o se puede alquilar también en Internet. Las dos opciones tienen sus pros y sus contras.

El espacio alquilado es la mejor opción si la idea es que funcione rápido, si es necesario un acceso ágil y no se quiere tener en casa un aparato encendido todo el tiempo. “Pero los usuarios no tienen el máximo control posible sobre sus datos”, señala Valentina Djordjevic, del portal irights.info.

El nivel de protección de datos depende del país donde se encuentre el servidor alquilado. En Alemania, por ejemplo, es superior al de Estados Unidos.

Las opciones de alquiler son totalmente variables, desde el paquete completo con espacio y administración a sólo la memoria. En este último caso hay que organizarlo todo uno mismo, explica Oliver Diedrich, de la revista especializada c`t. Tanto cargar el software de cloud como hacer regularmente copias de seguridad de los archivos.

Eso mismo ocurre si el servidor en la nube está en casa. Diedrich tranquiliza a los usuarios normales sobre la complejidad del asunto. “No hay que ser un experto en tecnología”. Pero algo sí que hay que controlar.

Para empezar, el hardware. Una computadora que no se use puede ser un servidor, así como una minicomputadora Raspberry Pi, un servidor NAS (Network Attached Storage o de almacenamiento en red) o un Microserver.

El precio y el uso que se les va a dar son determinantes. Si hay que disponer de manera rápida de grandes cantidades de datos, el NAS o una Raspberry Pi parten con desventaja frente a un Microserver.

Un NAS está pensado para usarse en la red doméstica para tener a mano en cualquier dispositivo fotos, música o películas. Algunos modelos permiten también acceder desde fuera a través de un navegador de Internet o un smartphone.

Ya sea que se elija una PC en desuso, una Raspberry Pi o un Microserver, Oliver Diedrich recomienda Linux como sistema operativo porque es gratuito, mientras que Microsoft y Apple reclaman pagos por sus soluciones para servidor.

Además se necesita un software de nube. Los más conocidos son Owncloud o Seafile.

Owncloud puede sincronizar entradas en el calendario y compartir archivos con otros usuarios. Con una extensión también son posibles streamings de video. Seafile ofrece, entre otros, encriptación de datos y la posibilidad de compartir y editar en conjunto los archivos.

Una gran desventaja del servidor en casa es la dependencia de la conexión a Internet. En muchos países es asimétrica y se descargan datos con mayor rapidez de lo que se cargan.

Los usuarios tienen que ocuparse también ellos mismos de la seguridad. “El software debe estar al día”, recomienda Valentina Djordjevic. La transmisión de datos tiene que hacerse de forma encriptada y, en el mejor de los casos, también hay que guardarla codificada.

“Los usuarios deben recordar hacer backups de forma regular”. Y también hay que proteger la transmisión de la red doméstica a Internet. El vehículo es normalmente un router, indica Tim Griese, de la Oficina Federal Alemana para la Seguridad en la Tecnología de la Información. “Hay que tener el firmware del router siempre actualizado”. Sólo así la nube propia está segura también en casa.

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