Tecnología

Cuba tiene singulares maneras de ingresar a internet

Dos días antes de Navidad, Luis González y su sobrino Roberto Carlos Villamar recibieron un pequeño modem negro y blanco de la compañía estatal de comunicaciones.

Yolanda Mollinedo mira a su nieta Alejandra en Virginia, EE. UU., en su smartphone usando una app de videochat junto a su sobrina Yulisleidi, con nuevo servicio experimental de internet en su casa en La Habana, Cuba. (Foto Prensa Libre: AP).

Yolanda Mollinedo mira a su nieta Alejandra en Virginia, EE. UU., en su smartphone usando una app de videochat junto a su sobrina Yulisleidi, con nuevo servicio experimental de internet en su casa en La Habana, Cuba. (Foto Prensa Libre: AP).

González, un animador de espectáculo de 55 años, lo conectó a su teléfono y a su computadora, y al instante recibió un servicio inimaginable hasta hace poco en Cuba: internet doméstico.

“Es muy fácil sentarse y buscar lo que uno necesita”, dijo entusiasmado.

Él y Villamar, de 33 años, actualizaron su cuenta de Facebook, consultaron páginas de radios del mundo para escucharlas en línea, saludaron a parientes y le hicieron el favor a una vecina que alquila habitaciones en La Habana Vieja de consultarle los horarios de la llegada de un vuelo. “Es una comodidad a la cual la mayoría de los cubanos no estamos acostumbrados”, dijo González a The Associated Press.

Su casa fue incorporada a un plan piloto para llevar internet a hogares, parte de un programa bajo el gobierno de Raúl Castro que desde hace años impulsa paulatinas pero radicales transformaciones en la sociedad cubana, y que también coincide con el acercamiento entre la nación caribeña y Estados Unidos.

La isla enfrenta importantes problemas de conectividad y lentitud en servicios de telecomunicaciones, sin embargo, en los últimos dos años las autoridades abrieron unos 240 puntos de acceso a wifi público en parques y calles de todo el país. Los más recientes se colocaron en el Malecón de La Habana, el muro que da al mar y que miles de cubanos usan cada día para recrearse, encontrarse con amigos o romancear.

Según el gobierno, unos 100 mil cubanos acceden diariamente a internet y para muchos tenerla en casa sería un sueño.

En la Rampa, la calle más céntrica de la ciudad y donde están algunos de esos puntos de acceso, la gente da gritos de alegría al ver a sus familiares, emprendedores contestan correos y jóvenes chatean en Facebook y envían fotos por Whatsapp.

Hasta hace poco, los cubanos estaban limitados a conectarse en cibercafés del estado o en hoteles.

Recientemente, el ingenio también ayudó a ampliar el acceso a través de la colocación de antenas repetidoras de manera clandestina para “tomar” la señal de los puntos wifi del gobierno y llevarla a casas particulares y bares privados.
Los precios del internet bajaron en los últimos años al pasar de entre seis y nueve dólares por hora hasta unos US$1,50 actualmente.

En un país donde el salario promedio equivale a unos US$25 al mes, el costo suena alto, aunque está al alcance de muchos cubanos que reciben remesas del extranjero o trabajan en el sector privado emergente.

A partir del deshielo de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos en diciembre de 2014, el tema de las telecomunicaciones es uno de los puntos en las negociaciones.

En diciembre, la empresa estatal monopólica de telecomunicaciones de Cuba, ETECSA, y el gigante Google firmaron un acuerdo que permitirá que páginas como YouTube funcionen con una rapidez 10 veces mayor que la actual, gracias a la instalación de varios servidores.

Durante años Cuba tuvo acceso satelital a internet, caro y lento, pero en 2013 comenzó a operar una fibra óptica a través de Venezuela, la cual sigue en operación. Durante el mandato del presidente Barack Obama se habló mucho del potencial de la red de redes, no está claro cuál será la política de su sucesor Donald Trump hacia Cuba, ni en relación con la tecnología.

Por ahora, el programa de prueba de internet doméstica seleccionó a 2 mil viviendas en La Habana Vieja y por dos meses la conexión será gratuita. Después, quienes deseen continuar deberán pagar paquetes.

Villamar dijo que por 30 horas de una conexión de 128 kb por segundo tendrá que pagar US$15 y el costo subirá según la velocidad hasta US$115 por dos megabait por segundo.

“Es caro”, consideró Villamar. “Pero…puedes compartir un suceso, interactuar, socialmente, conocer a otras personas”.
Según ETECSA luego del experimento en La Habana Vieja el servicio podría extenderse a otros lugares. Una petición de la AP para hablar con algún funcionar de la firma estatal no fue respondida.

Para los críticos, los altos precios y las restricciones para conectarse obedecen al temor del gobierno a que la sociedad use internet para hacer a un lado los mensajes oficiales. Para las autoridades, sin embargo, el bajo nivel de conectividad tiene que ver con la escasa infraestructura y la imposibilidad de invertir por las sanciones impuestas por Estados Unidos.

En medio de las restricciones, los cubanos –sobre todo los más jóvenes– buscan mantenerse “conectados” pese al poco acceso que tienen a internet en un país donde tampoco existe por ahora el servicio de datos para móviles.

“Estamos viendo jóvenes que se conectan una vez a la semana, en la escuela o en las wifi, en los centros de trabajo de los padres y desde allí actualizan su 'Face' o las aplicaciones”, dijo David Vázquez, director de la revista digital Cachivache Media, especializada en tecnología y sociedad, que surgió el año pasado tras mejorar la conectividad.

“Pero una vez que se desconectan, el resto del consumo lo hacen off line”, añadió en referencia a la posibilidad que les dan algunas aplicaciones para intercambiar mensajes entre grupos que las comparten y a poder ver películas, documentales o productos audiovisuales que descargaron o compraron.

No está claro cuándo o hacia donde se extenderá el servicio de internet doméstico iniciado por ETECSA en La Habana Vieja o si finalmente se abrirá algo tan común en otros lados como el servicio de datos para teléfonos móviles.

Pero para algunos cubanos internet es algo que debería verse como una necesidad e incluso un derecho.

“Un sueño es que el acceso a internet se vea como el acceso a la cultura, o a la educación”, dijo Vázquez. “Y como tal en su amplia mayoría para la ciudadanía (sea) gratuito, como fue en los últimos 50 años”.

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