Vida

Mensajes Íntimos: Programas de recuperación 

Los miembros recuperados ayudan a aquellos que aún están sufriendo.

Estimada Rina:

Tengo muchos años de leer su columna y le he escrito varias veces. En una de mis cartas le conté la victoria de mi vida y le voy a recordar algo. Cuando murió mi esposo creí que no iba a poder sobrevivir esta separación, con mis cuatro hijos pequeños; pensé que iba a enloquecer de dolor…

Vivía cerca de un grupo de Neuróticos Anónimos (N.A.), Amor, y esa fue mi salvación; por eso es que hoy he querido escribirle, para que mi experiencia sirva a otras personas, como el señor que sufrió un asalto en su residencia y que necesita ayuda para poder sacar toda esa angustia que solo no puede superar.

Rina, yo le he hablado a usted de Neuróticos Anónimos en varias oportunidades. ¡Cuánto me ayudó a mí! Tal vez el señor que expuso su situación conflictiva después del asalto quisiera buscar un grupo de N.A. Muchas personas que llegan a los grupos van con psicólogos, psiquiatras, sacerdotes; y Neuróticos Anónimos siempre les ha ayudado a recuperarse con sus terapias. Pero se requiere fe y fuerza de voluntad para olvidar el pasado tormentoso.

Ahora, yo no puedo creer lo que a mí me ayudó Dios, en primer lugar, y luego mi asistencia a esos grupos. Mis hijos son profesionales, sin vicios y con buenos principios. Yo le agradezco a usted y admiro su calidad humana. Es un privilegio, de verdad, llegar a esos 50 años ayudando al prójimo con su columna.

Querida Amiga:

Los lectores —que alguna vez han escrito a esta columna— no saben cuánto valoro que al paso de los años vuelvan a escribirme, para contarme que su vida ha cambiado para bien. Es significativo, porque este testimonio sirve a las personas que aún se sienten atrapadas y sin esperanza frente a sus tribulaciones. Sí, mensajes como éste son para estos seres y ojalá que puedan tocar sus vidas para orientarlos por mejores caminos.

Yo creo que todas las terapias ayudan a superar los problemas personales. Ya se trate de terapias clínicas, espirituales, familiares o de grupo; por eso, es aconsejable buscarlas para enfrentar las crisis emocionales, y esos momentos cruciales que nos toca vivir en el curso de nuestras vidas. Es importante buscar alguna ayuda en especial, o mejor aún, si se practican varias terapias al mismo tiempo.

Amiga, además de su testimonio sobre Neuróticos Anónimos he conocido otros de miembros de esta agrupación, que han ayudado a restablecer dolencias, tales como la ansiedad, miedo, ira, celos, autoconmiseración y tantos sentimientos negativos que terminan destruyendo la personalidad y que son causa de tantas enfermedades psicosomáticas, el problema de Salud Pública número uno, no solo en nuestro país, sino en el mundo entero.

Es alentador enterarse de la forma en que han crecido los grupos de Neuróticos Anónimos en la capital y en el interior del país. Algunos lectores pueden interesarse por la dirección de un grupo en particular, para lo cual existe un directorio que informa sobre los mismos, llamando al teléfono de la oficina de Servicios Generales, número 5849-7377, con dirección en la 16 calle 10-49, zona 1. El Grupo Amor, al que se refiere nuestra comunicante, está situado en la 15 calle 10-45, zona 1.

rina.montalvo@gmail.com