Revista D

Cinco siglos sonoros

Seis géneros musicales claves de la historia.  

El Conservatorio Nacional de Música ha sido cuna de grandes compositores.

El Conservatorio Nacional de Música ha sido cuna de grandes compositores.

La música en Guatemala, como toda expresión artística, ha sido influenciada por una serie de hechos de tipo social, económico y político. Cada siglo ha tenido grandes compositores, pero en este trabajo nos referiremos a sus máximos representantes, en seis géneros: sacro, académico, marchas, popular, marimba e infantil, de acuerdo con el musicólogo Dieter Lehnhoff y la pedagoga musical Ethel Batres Moreno.

Los años del renacimiento europeo (siglos XV y XVI) coincidieron con la colonización de Santiago de Guatemala, y fue durante esta época cuando destacaron los maestros de capilla Hernando Franco (1532-1585) y Pedro Bermúdez (1558-1605), españoles; y Gaspar Fernández, (1562-1629), portugués, quienes destacaron por sus obras corales y a quienes se les reconoce haber difundido la pasión por este tipo de música, que poco a poco fue cobrando sonidos autóctonos.

El fraile franciscano Manuel José Quirós fue uno de sus principales alumnos. Sus composiciones, como muchas creadas por religiosos, sirvieron para difundir el cristianismo en el nuevo mundo. Fue maestro de capilla y sus enseñanzas fueron seguidas por muchos clérigos y jóvenes músicos.

Tomás Pascual, también maestro de capilla en San Juan Ixcoy, Huehuetenango y de quien no se tienen datos exactos de su biografía, fue quizás el primer compositor indígena. De su autoría se rescató una colección de villancicos fechados alrededor de 1600, como parte de una serie de manuscritos hallados en la región de Los Cuchumatanes, de acuerdo con las investigaciones del musicólogo Lehnhoff.

En el siglo XVIII, resaltó la figura de Rafael Antonio Castellanos, sobrino de Quirós. Su principal aporte fue incorporar el barroco español con ritmos folclóricos a través de cantatas y villancicos. En 1779, con el traslado de la ciudad al Valle de la Asunción, a pesar de las precariedades, logró formar una sólida escuela de músicos.

Académico

En los albores del siglo XIX, en la Nueva Guatemala de la Asunción, el general Rafael Carrera contribuyó con el florecimiento de otras corrientes musicales en Guatemala, con el teatro Carrera.

En esta época sobresalió José Eulalio Samayoa, considerado el primer compositor de sinfonías en América. También fue fundador de la Sociedad Filarmónica del Sagrado Corazón, en 1813, la primera de este tipo en el continente.

Su Sinfonía No. 7, compuesta en 1834, fue la primera escrita en el continente, en el contexto de las Provincias Unidas de Centroamérica, dedicada al triunfo de los federales en El Salvador.

Lehnhoff afirma que la música de este periodo sorprende a la fecha por su belleza y reclama un sentido de identidad en la región centroamericana.

Marimba

La marimba es instrumento nacional y símbolo patrio. De la fusión de elementos culturales africanos, mayas y europeos surge este instrumento, de acuerdo con Léster Gódinez en una nota publicada en Prensa Libre.

Se incorporó a la cultura indígena a partir del siglo XVI a través de música autóctona. Sin embargo, este género se difundió a partir del siglo XIX.

Sebastián Hurtado y Julián Paniagua Martínez crearon en 1894 la marimba cromática (doble teclado) hecho que marcó un antes y un después en este instrumento y permitió ampliar el repertorio a las piezas de moda. A esta corriente se sumaron compositores como Mariano Valverde, Wotzbelí Aguilar — creador del ritmo guarimba— y Domingo Bethancourt, quienes lideraron las creaciones de la época.

A partir de entonces, surgieron compositores, conjuntos y familias que heredaron y transmitieron este arte por varias generaciones.

Marchas y bandas

La música militar estuvo presente en los ejércitos desde la colonia y la república federal, pero tuvo un auge considerable en la segunda mitad del siglo XIX, cuando el presidente Rafael Carrera contrató músicos para elevar la moral de las tropas, de acuerdo con el libro Creación musical en Guatemala de Lehnhoff.

Algunos de los representantes de esta corriente inicial fueron José María Pérez, Felipe Sáenz y José León Zerón.

Como una variante de este género, en el siglo XX, las marchas fúnebres de Semana Santa, contaron con autores destacados como Julián Paniagua Martínez y Haydeé Moncrieff, de quienes aún se escuchan sus composiciones durante los cortejos procesionales.

Populares

Ainicios del siglo XIX, las influencias musicales del mundo europeo como los valses, mazurcas, polkas y pasodobles contribuyeron con las creaciones de los autores locales, quienes le añadieron un estilo particular.

Germán Alcántara fue uno de sus máximos representantes, quien es recordado por la famosa Flor del Café.

Sacra o sagrada. Fue la primera influencia en el siglo XVI, continuó en el XVII y parte del XVIII.

Académica. Tuvo matices de las corrientes clásicas y románticas del Viejo Mundo, a partir del siglo XIX.

Marimba. La creación de la cromática en 1894 marcó un antes y después en el repertorio de muchos compositores.

Marchas triunfales, himnos y fúnebres forman parte del repertorio de las celebraciones cuaresmales, a partir del siglo XIX.

Popular. Estas composiciones siguen vigentes y forman parte de la identidad cultural.

Infantil. Ha educado durante generaciones. Destacan Roberto Valle, Dolores Batres de Zea, Antonio Vidal y Julián Aníbal Delgado Requena, entre otros.


En el siglo XX destacaron Francisco Paco Pérez y José Ernesto Monzón, ambos con piezas emblemáticas. Luna de Xelajú, de Pérez, es considerada el segundo himno nacional. “Enriquecieron el repertorio y son parte de la identidad nacional”, dice Lehnhoff.

La industria musical a fines del siglo XX elevó a ligas mundiales las figuras de los cantautores Ricardo Arjona y Gaby Moreno. “Ambos han logrado difundir sus composiciones y cosechar reconocimientos fuera de nuestras fronteras”, afirma la educadora musical Ethel Batres.

Menos conocidos, pero también creativos son los autores de los grupos mayas y garífunas. Entre estos resaltan Sobrevivencia, grupo mam de rock, Aj Batz, conjunto kaqchikel y los actores, músicos y danzantes Sotz’il. Entre los garífunas, Carlos Sánchez, compositor de parrandas contemporáneas, agrega Batres.

Infantil

La educación musical en las escuelas cobró auge en el siglo XX. Una de las pioneras fue Lucía Martínez Sobral de Sáenz de Tejada.

Poco después fue clave la figura del compositor y educador Jesús María Alvarado, quien dedicó su vida a este arte a través de óperas infantiles como La resurrección del ratoncito Pérez. La Escuela Normal para Maestros de Educación Musical lleva su nombre.

Roberto Valle fue un fecundo compositor, autor de Canciones de la infancia. Dolores Batres de Zea formó niños durante 25 años, además de ser una prolífica compositora de canciones infantiles, autora de la Antología de la canción infantil guatemalteca.

ESCRITO POR:

ARCHIVADO EN: