Chimaltenango

Elaboración de tejas y ladrillos es declarado Patrimonio de la Nación, productores le restan importancia

La elaboración de tejas y ladrillos es un oficio al que se han dedicado por muchos años algunos pobladores de El Tejar, Chimaltenango, a pesar de haber sido declarado Patrimonio Cultural Intangible de la Nación, este viernes, para los ladrilleros no es de emoción. 

Efraín Ixlá, lleva 40 años de elaborar teja y ladrillo, en el Tejar, Chimaltenango. (Foto Prensa Libre: Víctor Chamalé)

Efraín Ixlá, lleva 40 años de elaborar teja y ladrillo, en el Tejar, Chimaltenango. (Foto Prensa Libre: Víctor Chamalé)

Según cuentan los vecinos tejareños, el oficio les ha servido para mantener a sus familias; sin embargo, el nombramiento que hizo el Ministerio de Cultura y Deportes es solo una distinción.

Los ladrilleros señalan que después de varios años los precios de esos productos siguen bajos, a pesar de los múltiples trabajos que se necesitan para elaborarlos.

Efraín Ixlá Castillo, ladrillero, dijo que lleva 40 años en este oficio y para hacer unas 200 tejas tiene que trabajar de 4 a 17 horas, por lo que recibe un pago de Q90 al día.

“Para una persona con varios hijos, este no es un buen salario, pero debido a la necesidad se tiene que hacer, en estos 40 años que me he dedicado a esto, los precios no han subido, pero la canasta básica sí”, manifestó Ixlá.

Agregó que, a pesar de la distinción, las autoridades deberían de hacer algo más que el reconocimiento, ya que de momento eso no ayuda mucho.

“Ojalá me esté adelantando, quizsá vengan cosas mejores y sí es así, pues qué bueno por todos nosotros”, refirió Ixlá.

Enrique Sánchez, otro ladrillero quien por 45 años ha elaborado los productos, expresó: “Me recuerdo que cuando era pequeño tenía que dejar hechos por lo menos 75 ladrillos antes de ir a estudiar y lo que mi papá me pagaba era bien poco. Ahora, sigue siendo poco lo que se gana y más porque tenemos que comprar la materia prima”.

Sánchez dijo: “Los productos se van para Antigua Guatemala, Quetzaltenango, Costa Sur y departamentos. Los mayores nos dedicamos todavía a esto, porque los jóvenes no quieren ganar Q130 por cada millar de ladrillo hecho. Este trabajo no da para sobrevivir, es solo para medio irla pasando”.

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