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Punta de Manabique, el paraíso que se transforma en vertedero

Lo que en el pasado fue un paraíso tropical, hoy más parece un vertedero. Punta de Manabique, el ícono de Puerto Barrios, Izabal, se ahoga entre toneladas de basura.

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Un panorama desolador, similar al de un vertedero, pero sin recolectores, se observa en las que un día fueron playas paradisiacas de la bocabarra del río Motagua, en Punta de Manabique, las cuales nuevamente lucen atestadas de basura a pesar de algunas acciones que se han tomado para evitar que la corriente lleve desechos hasta el mar.

Un ecosistema muerto, aves de rapiña que buscan   restos de animales muertos y un grupo de vecinos junto a soldados intentan limpiar algo que parece imposible, es lo que se observa en unos  15 kilómetros de playa en el área limítrofe  con  Honduras.

La basura  amenaza con seguir su paso hacia la profundidad del mar Caribe y producir daños irreversibles para muchas especies y los arrecifes de coral.

Hace un año en ese lugar   se observaba arena blanca y promontorios de basura  apilada en la orillas, pues se había limpiado gran parte de la playa y se empezaba a clasificar  los desechos sólidos, reciclar algunos e   incinerarlos en las calderas de una  cementera; sin embargo, pese a  los esfuerzos, la basura continúa llegando desde las poblaciones cercanas a la cuenca  a lo largo de  los 486 kilómetros del Motagua, el río más extenso del país.

No se dan abasto

Pobladores señalan que las biobardas —trampas para recolección de desechos— instaladas a unos tres kilómetros de la bocabarra han apoyado, pero durante  la temporada de lluvias estas son insuficientes y el río vuelve a llevar  grandes cantidades de desechos hasta el lugar.

Marcos Dubón, alcalde auxiliar de   El Quetzalito, aldea que se halla  a 10 minutos de la desembocadura del río, expresó que junto al Consejo Nacional de Áreas Protegidas  y al Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (Marn) se ha intentado  reducir la cantidad de  basura que pasa por esa comunidad,  pero que la fuerza de la corriente ha superado la barrera.

Agregó que   cuentan con 15 personas que se han unido a la tarea de retirar  basura de la playa, pero resalta que esta es excesiva y continúa llegando con frecuencia, lo que imposibilita  que llegue al mar

“Estamos saliendo en embarcaciones pequeñas para poder hacer el trabajo, pues por el momento tenemos dañado el motor del bote grande, por lo que dejamos la basura apilada; el problema es que siguen vertiendo desechos en el río y en cuestión de días todo vuelve a quedar como  si no hubiéramos hecho nada. Hay que buscar otras estrategias para erradicar este problema”, resaltó. 

Miguel Maldonado, guardarrecursos del Conap en Punta de Manabique, detalló que unas   120 toneladas de basura se retiran cada semana del área, lo que evidencia que no hay controles en las partes altas del afluente para evitar la contaminación.

“En las ciudades simplemente desechan la basura quitándola de su vista, pero tenemos que ser conscientes que un bote de plástico, una bolsa u otro desecho, al tirarlo al río, viaja por toda la cuenca y llega al mar y produce un gran daño ambiental”, expresó.

Construyen bodega

Carlos Rodas, delegado del Marn en Izabal, indicó que se  construye una bodega para el almacenaje de residuos sólidos que  se clasifican luego de haber sido extraídos del río o recogidos en la playa. Además, se trabaja en otras estrategias  con el ministro Sidney Samuels, quien recientemente, en una reunión con autoridades de Ambiente de Honduras,  reafirmó el seguimiento de la limpieza y otras acciones    para mitigar la contaminación  en el Golfo de Honduras.

Añadió que se espera que la bodega se encuentre lista a finales de este año, como parte de las acciones para frenar la contaminación. También se instalará   una biobarda más grande para retener mayor cantidad de desechos que serán recolectados con una grúa instalada a un costado del río.

“También se hacen estudios para verificar si es solo el río Motagua en el que se   vierten desechos   o si hay otros ríos contaminantes del lado hondureño que se unen a los que salen de corrientes guatemaltecas”, agregó Rodas.

Presión internacional 

Las presiones internacionales por la contaminación se están haciendo cada vez más fuertes, pues medio de comunicación de varios países han hecho publicaciones sobre el problema  luego de que la fotógrafa y activista británica Caroline Power, quien reside en una zona de las Islas Roatán,  Honduras, durante un recorrido vacacional encontró  una mancha de basura flotando en el área de esas islas, algo que describió como un “gigantesco mar de basura”.

Power escribió en Facebook junto a una serie de fotografías: “Piensa en tu vida diaria. ¿Cómo has tomado tu comida la última vez? ¿Cómo has servido  tu última comida callejera? Lo más probable es que en un recipiente de polietileno y servido con un tenedor de plástico, para luego desecharlo en una bolsa de plástico”.

La fotógrafa explicó que en Roatán recientemente se aprobó la prohibición del uso de bolsas plásticas y unas leyes relativas a la importación de envases  de ese material, pero que diversidad de personas y comercios aún no las aplican y que junto a la contaminación procedente de Guatemala, la de la isla también contamina el océano.

“Culpan a Guatemala por toda la basura que estacionalmente envuelve nuestra isla, pero si bien hay una plaga de contaminación que llega del río Motagua, no son totalmente responsables. Todos somos culpables”, señaló.

Ríos contaminados

A pesar de que la mayoría de ríos de la Costa Sur arrastra gran cantidad de desechos, la contaminación en las playas del océano Pacífico no se observa como en el mar Caribe, en parte por la reducida extensión de los afluentes y por lo dispersas que se hallan  las desembocaduras.

No obstante, el alto grado de contaminación de los ríos que pasan por Escuintla quedó evidenciado la semana pasada cuando el río Pacayá se tiñó de morado, debido a productos químicos que vierten empresas.

Este y otros ríos arrastran además desechos sólidos lanzados por vecinos en las orillas, así como gran cantidad de aguas residuales.

Héctor Gutiérrez, delegado del Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (Marn) en ese departamento, expresó: “Es impresionante la gran cantidad de desechos que va a parar al mar. Va de todo, no solo plásticos y desechos alimenticios, sino que también cadáveres de animales y hasta desechos hospitalarios”.


Añadió que  hace unos meses se hizo  una limpieza en el Canal de Chiquimulilla en el sector  de Puerto San José  de  donde retiraron unas  40 toneladas de basura.

“Es necesario que las municipalidades se comprometan con el medio ambiente, pues estas pueden sancionar a los infractores, sobre todo a quienes tiran la basura en basureros clandestinos”, resaltó.

Rodrigo Chay, delegado del Marn en Suchitepéquez,  manifestó que en la mayoría de ríos que pasan por ese departamento hay todo tipo de contaminación como industrial y de la población común.

Los afluentes más grandes de Suchitepéquez son Sis, Madre Vieja, Nahualate, Ixtacapa, Quilá, Icán y Sacuá y todos son   contaminados.

Según Adrián Donis, encargado de la Unidad de Gestión Ambiental de la Municipalidad  de Mazatenango,   un estudio de impacto ambiental reveló que hay 12  basureros clandestinos    en la ciudad y la mayoría se encuentran en  orillas de ríos. “Hemos hecho campañas de limpieza, pero a los 10 días de nuevo hay basura  en el lugar”, indicó.

En Retalhuleu los ríos más contaminados son el Samalá, que arrastra desechos sólidos y aguas residuales desde Totonicapán y Quetzaltenango y el Bolas, que pasa por la cabecera.

Vecinos señalan que muchas familias pagan a indigentes para que se lleven la basura, pero estos la dejan cerca del río y en época de lluvias el caudal crece y arrastra todo tipo de desechos que van a parar al mar.

Desechos al Motagua  

Al menos cuatro ríos que pasan por Chiquimula,  uno de estos que nace en Honduras, y se unen al  Motagua arrastran gran cantidad de desechos sólidos y otros contaminantes.

Carla Carrera, delegada del Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (Marn),  comentó que los principales afluentes que atraviesan la cabecera son Shutaque, Tacó y San José, que luego se unen al río Grande, el cual nace en Honduras, donde es llamado Jupilingo, y luego pasa por Zacapa antes de unirse al Motagua.

Aunque el río Grande no pasa por la ciudad de Chiquimula, sí lo hace por Camotán y Jocotán, donde recibe gran cantidad de desechos sólidos y aguas servidas, lo mismo que los tres que atraviesan sectores de la cabecera.


Además, a su paso por Zacapa ese río recibe también todo tipo de desechos que llegan al Motagua. 

Carrera  indicó que el río Grande obtiene la mayor parte de contaminación en comunidades del área chortí, debido   a los desagües de barrios y aldeas adyacentes que generan contaminación.

Otro factor que degrada el medioambiente son las actividades agrícolas, en especial    de maíz, frijol y café. Los desagües de los terrenos de cosecha llevan  al río  compuestos químicos como fertilizantes y residuos de los productos agrícolas.

La funcionaria señaló  que   muchas personas   usan explosivos pirotécnicos  para  facilitar la pesca,  pero generan gran contaminación por los compuestos químicos que se liberan en el agua, así como por la destrucción de la fauna y flora acuáticas.

Explicó que  el Marn ha organizado talleres sobre el cuidado del    medioambiente y las consecuencias de las acciones que campesinos y vecinos que afectan los ríos.

“Hablamos con las personas en comunidades del área rural, así como con agricultores y campesinos para que vean el daño hecho en los ríos de Chiquimula. Es todo una cadena de eventos que desemboca en contaminación y enfermedades. Aún estamos a tiempo de contrarrestarlos, pero necesitamos la colaboración de   toda la población”, enfatizó Carrera. 

Agregó que para retener un poco la contaminación, en el 2016  se colocaron  biobardas  en sectores del río Grande  en Camotán y Jocotán. La mayor parte de basura que se  reunió  fue  duroport, plásticos, envases de vidrio y bolsas de nailon, por lo que las biobaradas se colocarán de nuevo en otros sectores, a mediados de diciembre.

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