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La denuncia es una luz para combatir las extorsiones

La denuncia es la mejor arma contra extorsionistas que amenazan a diario la vida de los guatemaltecos y agobian a todos los estratos sociales.

Viuda de piloto de bus urbano narra cómo la muerte de su esposo en manos de extorsionistas le cambió la vida a ella y a sus dos hijos menores. (Foto Prensa Libre: Álvaro Interiano).

Viuda de piloto de bus urbano narra cómo la muerte de su esposo en manos de extorsionistas le cambió la vida a ella y a sus dos hijos menores. (Foto Prensa Libre: Álvaro Interiano).

La denuncia de las víctimas ha ayudado a contrarrestar las extorsiones, coinciden autoridades que han logrado resultados positivos con la desarticulación de bandas criminales y entidades que analizan el comportamiento de ese delito, que ha dejado varios muertos y secuelas emocionales y físicas a quienes sobreviven a esos hechos ilícitos que hace más de 15 años mantienen en zozobra a   gran parte de la población. En los últimos dos años las redes criminales se han hecho con más de Q30 millones.


Según víctimas, el inicio de las extorsiones coincide con el mayor acceso a comunicación telefónica desde el 2000, pero desde hace una década este delito cobró auge, se extendió y en la actualidad azota a casi todos los sectores: vecinos, comerciantes, empresarios, escuelas, tortillerías, tenderos, panaderías, trabajadoras del sexo, transportistas y pilotos.

Algunos han perdido la vida por haberse negado a pagar o por atrasarse en alguna cuota que les exigían los delincuentes.
El temor a los asesinatos es el perverso aliado que usan estas bandas, pero la valentía ciudadana al denunciar ha servido para desarticular a diversas estructuras, varias de las cuales operan desde las cárceles en donde aún es posible sacar llamadas de celular.

Diagnóstico de impacto

“Usted quedó ciego por el resto de su vida. El diagnóstico fue crudo”, relata un joven que perdió la visión cuando   lo alcanzó una bala disparada por un extorsionista contra el piloto del bus en el que viajaba, en la zona 7 capitalina.   Con paso lento, apoyado por un bastón pero con actitud resuelta, esta víctima, de 28 años, cuya identidad se guarda por seguridad, cuenta que la tragedia le llegó    hace nueve años.    

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Se acomoda los lentes oscuros para cubrir la parte afectada por la bala y afirma que ha aprendido a vivir en esa condición; mientras baja una grada, dice con entusiasmo: “Curso el noveno semestre de Psicología en la Universidad de San Carlos y mi sueño es continuar con mis estudios”.

Para esta persona   la vida se convirtió en pesadilla el día del ataque. “El piloto murió y el bus se estrelló contra un paredón. Escuchaba gritos de los pasajeros y unos corrían para salvaguardarse”, refiere.

El joven se arregla la chumpa, está atento a los ruidos a su alrededor y resalta que el apoyo de amigos ha sido vital para superar la situación. “Nunca conocí a mi padre”, comenta. Su condición lo ha hecho desarrollar más el sentido del oído y el olfato y para aportar al país se involucra en colectivos que trabajan por la inclusión social de personas con capacidades diferentes.

Denuncias diarias

Según datos del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (Cien), durante el 2017 se registraron, en promedio, 22 denuncias diarias de extorsiones. El reporte resalta que esas cifras solo son una parte de la realidad, pues algunas víctimas no denuncian.

El informe, obtenido con datos de las autoridades, da cuenta de que la Policía Nacional Civil recibió cuatro mil 210 denuncias el año pasado y otras tres mil 723 se interpusieron en el Ministerio Público (MP). También destaca que en octubre y noviembre hubo, en promedio, 870 casos de extorsión al mes.   Enero ocupó el tercer lugar, con 721 denuncias, y el mes con menos reportes fue abril, con 511.

Los datos no son alentadores, pues según las denuncias recibidas las viviendas son las más afectadas, con cuatro mil 132 denuncias, lo que significa que el 52 por ciento de víctimas que denunciaron el año pasado pagan extorsión por residir en su casa.  

El 39 por ciento de casos afecta al comercio, con tres mil 45 denuncias, y el 7 por ciento, al transporte, con 571.

Relato de una viuda

Mientras este flagelo continúa, sin que las autoridades puedan frenarlo del todo, una viuda narra el drama que vivió hace dos años, cuando su esposo fue ultimado por extorsionistas, en la zona 5 capitalina.

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Ella recuerda que su esposo comenzó a ser víctima de extorsión en el 2008. “Éramos felices, un mi hijo tiene 15 años y el otro 6”, cuenta.

Entre lágrimas relata que en la cooperativa les indicaban que continuaran con su trabajo porque estaban pagando la extorsión.

Por unos segundos la mujer guarda silencio. Sentimientos encontrados la invaden y recuerda que el día del crimen su esposo le gritó varias veces: “Te amo, te amo”, luego le pidió que ella también le dijera que lo amaba.

“Tuve un presentimiento extraño. Luego él me dijo que iríamos a tomar un helado y me llamaría a las 13 horas. La llamada nunca llegó. Ese día lo mataron por Q25 que no habían pagado de una extorsión”, relata.

Denuncia es vital

Emma Flores, fiscal contra las Extorsiones del MP, indicó que la denuncia es vital para analizar la modalidad de estos grupos criminales.  Resaltó que hay avances significativos en el tema, pero es necesario fortalecer el combate de este flagelo.


Un aporte ciudadano importante   es denunciar cuando se sabe de alguna estructura y no esperar a ser víctima para informar a las autoridades.    Según el MP, también hay personas que se dedican a extorsionar a sus familias.

De acuerdo con la funcionaria, para combatir más a fondo ese delito es necesario fortalecer el Sistema Penitenciario sobre todo en el freno al trasiego de celulares y chips, así como en el bloqueo total de la señal telefónica. Además, se debe prevenir pues hay grupos que se reorganizan, por falta de disuasivos efectivos.

“El Estado debe invertir mucho en el tema de prevención, porque vemos que se involucran menores de edad. También hay una cantidad considerable de mujeres”, manifestó.

Una bala en la cabeza

Un hombre de 69 años condujo buses del transporte urbano en la capital durante 46.

Perdió un ojo, se le dificulta escuchar y padece de los nervios a causa de una bala que le atravesó la cabeza cuando un extorsionista le disparó, en la Avenida Elena, zona 3.    “El semáforo estaba en rojo, el sicario se acercó al bus y me disparó.
La bala entró atrás de mi oreja izquierda y salió en el ojo derecho”, relata.

A partir de ese suceso su vida cambió. Por su condición se le dificulta hallar empleo y vende billetes de lotería. Gana Q400 al mes, con los que compra medicamentos que debe tomar de por vida.

Constantemente saca un pañuelo de la bolsa del pantalón para tratar de aliviar el dolor del ojo izquierdo. “A veces me cuesta caminar. La bala me dañó los nervios”, refiere. Necesita anteojos, pero no tiene recursos para comprarlos.

Sentado en una silla, cuenta que hace 46 años la gente era más educada y había más confianza. “Era alegre manejar bus, no había ladrones ni extorsiones”, afirma.

Batalla ciudadana

De acuerdo con datos recopilados por el Cien, en 2017 la mayor cantidad de denuncias fueron presentadas entre semana. De lunes a viernes hubo mil 300 casos cada día, mientras que los fines de semana el promedio fue de 630.

El 83 por ciento de las extorsiones se cometieron por teléfono, 8 por ciento en forma verbal; seis por ciento por medio de algún manuscrito; 2 por ciento no indica método y 1 por ciento señaló otros medios, sin especificar.

Walter Menchú, experto en seguridad del Cien, dijo que desde el 2008 se comenzó a incrementar la cantidad de denuncias. Añadió que se debe tomar en cuenta que el tema criminal ha evolucionado en el tiempo, pues la extorsión empieza a crecer en la medida en que los criminales se percatan de que pueden obtener beneficios de ello y el riesgo de terminar en la cárcel era bajo hace unos 10 años.

Menchú explicó que existen dos tipos de extorsión. Una es de las pandillas que tienen control territorial y la otra se comete de forma aleatoria; es decir, “gente que llama y hace creer a la víctima que tiene poder de hacer daño”.

El experto resaltó que la denuncia es importante. “Cuando a uno lo están extorsionando, lo primero es asesorarse e ir a la Policía. Hay especialistas que han investigado el tema”, expresó.    

Añadió que si no hay denuncia tampoco se puede actuar y advirtió que se debe   tomar en cuenta el uso de jóvenes y mujeres para este delito, sumado a los que extorsionan desde las cárceles.

Denuncias son primer paso

Pablo Castillo, vocero de la PNC, resaltó que la denuncia es la herramienta más importante que los ciudadanos pueden dar para comenzar procesos de investigación y acompañamiento a las víctimas.

Desde hace dos años, las autoridades han emprendido operativos en los que han detenido a cientos de presuntos extorsionistas. No obstante, desde las cárceles hay cabecillas que siguen coordinando estructuras.

Javier Toledo, integrante de Jóvenes contra la Violencia, dijo que se debe valorar el uso de tecnología cívica —aplicaciones para denunciar actos delictivos como Espantacacos, plataforma descargable que permite ubicar los puntos más frecuentes de la Ciudad de Guatemala en donde ocurren asaltos y otros hechos ilícitos— para promover la denuncia y que faltan estrategias para el desplazamiento policial en los sectores más afectados.

“Es complejo cambiar la percepción de las personas para que recuperen la confianza en las autoridades”, indicó.

Opinión

Juan Carlos Zapata, director ejecutivo de Fundesa, indicó que las extorsiones afectan la competitividad en el país. Este delito incide en que no se hagan inversiones por el costo asociado al crimen y la violencia que conllevan las extorsiones.

“Este flagelo afecta a pequeñas, medianas y grandes empresas, pues se invierte en seguridad y el pago a delincuentes.
Es lo que más afecta el clima de negocios. Se necesitan soluciones integrales y fortalecer las instituciones de seguridad y al sector justicia”. 

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“Hace falta cultura de denuncia, por la desconfianza hacia las instituciones. Hay que entender cómo dar mejor seguimiento a las pandillas y mejorar el control en cuanto a inteligencia y monitoreo”.     

“Para contrarrestar el problema se promueve la denuncia en www.tupista.gt y a través del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales, en una estrategia de prevención, en acompañamiento a la Policía, para mejorar el esfuerzo de prevenir  la extorsión. Estas estrategias forman parte de la Coalición por la Seguridad Ciudadana, en coordinación con el MP, la PNC y Ministerio de Gobernación”.

Video publicado en febrero 2017. 

Condenas severas

  • En noviembre del 2017,  el Tribunal Quinto de Sentencia Penal condenó a 19 miembros de la Mara Salvatrucha a 77 años de cárcel, al hallarlos culpables de haber extorsionado a 144 trabajadoras del sexo en La Línea, zona 1 de la capital, con lo que recaudaron Q850 mil.
  • Otra condena masiva se dio en febrero del 2014, cuando 22 pandilleros fueron sentenciados a penas de ocho a 291 años, por extorsión y otros delitos.
  • El año pasado, el MP logró 591 sentencias contra extorsionistas. Una condena masiva se dio en marzo, cuando 41 pandilleros recibieron condenas por haber extorsionado en varios puntos del departamento de Guatemala. 
  • En diciembre último, el MP informó que, a través de métodos especiales de investigación, en 2017 se salvó la vida de 87 víctimas de extorsión, a quienes cabecillas de esas redes habían ordenado matar. El ente investigador reportó que a través de la APP Denuncias MP extorsiones, el año pasado se recibieron dos mil 11 quejas.

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ESCRITO POR:

Óscar García

Periodista de Prensa Libre especializado en periodismo comunitario e historias humanas con 12 años de experiencia.

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