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Rusia 2018: por qué vimos el mejor Mundial de la historia (según las estadísticas)

<strong>Se trata de un adjetivo que acompaña tanto a una pregunta como a una afirmación alrededor del mundo: ¿fue el mejor mundial de la historia".</strong>

No es un secreto que esta edición del mayor evento de fútbol del planeta no era una de las que se esperaban con mayores ansias por muchas razones, pero precisamente eso pudo ser uno de los factores que jugó a su favor.

Porque desde el momento en el que Rusia arrancó la fiesta con una espectacular goleada sobre Arabia Saudita en el partido inaugural, el Mundial estuvo marcado por las sorpresas, los dramas y las emociones.

Tanto la fase de grupos, como la eliminatorias y hasta la gran final ofrecieron momentos sublimes que quedarán guardados en la memoria de los hinchas.

Eso también toma una nueva dimensión porque en un mundo como el del del fútbol con un calendario tan cargado de partidos, es la poca frecuencia con la que se disputa la Copa del Mundo (cada cuatro años) lo que hace que el torneo consiga una fascinación cultural que supera claramente la mejor calidad técnica del juego que se aprecia en el ámbito de los clubes.

De ahí que surjan ingredientes específicos que contribuyen automáticamente a hacer que un Mundial se convierta en memorable.

Y eso fue lo que pasó con Rusia 2018, tal y como se puede observar en las siguientes estadísticas.

Tiene que haber drama

A diferencia de una temporada de fútbol, que se extiende en promedio unos diez meses, en un Mundial no hay tiempo para una narrativa pausada con la que se permita ir aumentando la expectativa.

Necesita momentos de impacto y desenlaces dramáticos desde el primer momento.

Y en Rusia eso fue lo que ocurrió, cuando en el segundo día España y Portugal ofrecieron un partidazo que terminó con un empate a tres goles gracias al tiro libre anotado por Cristiano Ronaldo a pocos minutos del final del partido.

Esa fue la acción que redondeó el día que José María Giménez le dio la victoria a Uruguay sobre Egipto en el minuto 89 e Irán consiguió un agónico triunfo sobre Marruecos en el 95.

En total hubo nueve goles que dieron la victoria (además de otros cuatros que sirvieron para evitar la derrota) en el último minuto o durante el tiempo de descuento.

Esa es la mayor cantidad registrada en toda la historia y solo uno menos que en los anteriores cinco mundiales celebrados entre 1998 y 2014.

Sorpresas, pero no demasiadas

Es una fórmula delicada.

Si muchos de los llamados grandes países del fútbol quedan eliminados pronto del torneo se produce una especie de disminución en el interés de los aficionados, como ocurrió en 2002, pero tampoco es positivo ver a los favoritos llegar hasta las fases decisivas sin tener problemas.

Es por eso que la eliminación de Alemania en la fase de grupos, seguida de la de Argentina y España en los octavos de final y de Brasil en cuartos, fue más o menos la ideal.

El caso de los alemanes fue particularmente especial, ya que se puede considerar por igual poco efectivo y desafortunado.

Su total de 72 disparos a puerta solo fue superado por cinco de los 32 países durante el Mundial, cuatro de los cuales jugaron cuatro partidos más que el equipo de Joachim Löw.

Nacimiento de una súper estrella

La gran duda antes de Rusia 2018 era saber quien lograría completar su majestuosa carreras con el título de campeón del mundo: Cristiano Ronaldo o Lionel Messi.

El portugués comenzó de manera explosiva con un triplete de goles ante España, pero después de marcar contra Marruecos su impacto terminó desvaneciéndose .

Peor fue el caso de Messi, cuya contribución fue un solitario gol en la crucial victoria sobre Nigeria que permitió a Argentina superar la fase de grupos.

Es increíble que pese a los extraordinarios números goleadores de ambos, ninguno de los dos haya podido anotar en una eliminatoria de un Mundial pese a haber participado en cuatro torneos.

Se suponía que el trono lo heredaría Neymar, quien terminó como el jugador con más disparos a puerta y el segundo con más ocasiones de gol generadas.

Pero el brasileño fue más noticia por sus exageradas caídas que por su juego.

Eso permitió la aparición de la figura de Kylian Mbappé, quien se consagró tras anotarle dos goles a Argentina en los octavos de final y se convirtió en el primer jugador de menos de 20 años en anotar en una final de un Mundial desde que lo hiciera Pelé en 1958.

Punto de debate

Si en 1966 se habló del perro que encontró el trofeo, en 2010 de las vuvuzuelas y hace cuatro años de la tecnología de gol, además del spray de espuma que desaparecía sobre el campo, en 2018 el tema de discusión fue el sistema de videoarbitraje, el famoso VAR.

Su impacto fue evidente en el considerable aumento en el número de penaltis señalados, llegando a una marca histórica de 22 goles en un mismo Mundial.

Eso pudo haber contribuido también a que solo se registrara un partido sin goles en todo el torneo, la menor cantidad en una Copa del Mundo desde 1954.

Otra estadística en la que pudo haber influido el VAR fue en el alto porcentaje de goles anotados en jugadas a balón parado, ya fuera de penalti, tiros libres o a la salida de un córner.

De los 169 goles que hubo, un 43% se marcaron de esa manera (la mayor cantidad desde 1966), demostrando que en el fútbol de selecciones se está trabajando cada vez más en este tipo de jugadas de estrategia durante los entrenamientos.

A todos estos números hay que agregarle la marcha triunfal de Francia, el cuento de hadas protagonizado por Croacia, el poder ofensivo de Bélgica o la garra mostrada por Uruguay.

Eso sin contar la fiesta vivida en las gradas, especialmente por las hinchadas de los países latinoamericanos.

* Duncan Alexander es editor jefe de datos de la compañía de estadísticas de fútbol Opta.

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