Las tres villas olímpicas construidas en esta estación balnearia ubicada entre el mar Negro y las montañas del Cáucaso abrirán sus puertas el jueves, ocho días antes de la ceremonia de apertura de los Juegos, precisó Chernychenko.
Tras la designación de Sochi como sede de estos Juegos, en 2007 se iniciaron en la ciudad gigantescos trabajos para dotar de infraestructuras deportivas a una zona en la que prácticamente no existían.
Eso ha provocado que el coste de las mismas se haya disparado a los 50 mil millones de dólares (37 mil millones de euros), el mayor presupuesto hasta ahora de unos Juegos (incluidos los de verano).
El presidente del país, Vladimir Putin, pretende hacer de estos Juegos una vitrina de la nueva Rusia, ante multitud de críticas procedentes de los países occidentales.
El presidente del comité organizador aseguró que son ya numerosos jefes de Estado y de Gobierno los que han confirmado su presencia en esta ceremonia, aunque declinó revelar nombres, pero sí dijo que se trata de una cifra “jamás alcanzada en la historia moderna de los Juegos Olímpicos de Invierno”.
Sin embargo, tanto el presidente estadounidense Barack Obama, como sus homólogos francés y alemán, Franois Hollande y Joachim Gauck, anunciaron recientemente que no tienen previsto viajar a la ciudad rusa, un gesto que se ha interpretado como una manera de protestar contra las violaciones de derechos humanos en ese país, según denuncian regularmente ONG.
En lo referente a las competiciones deportivas, se han vendido ya más del 70% de las entradas y destacó que la organización se ha quedado un 20% de los billetes para que las personas que viajen a Sochi puedan comprarlos.
Preguntado sobre la seguridad, una de las cuestiones que más preocupan a las autoridades rusas tras los atentados mortales de Volgogrado de finales de diciembre y las recientes amenazas de ataques durante los Juegos, Chernychenko indicó que los responsables rusos trabajan “al máximo” en este sentido.
“Sochi, como ciudad y en este momento, es el lugar más seguro del planeta”, aseguró.
Los controles para acceder a las instalaciones olímpicas y a las estaciones de transporte son muy estrictos, “pero todos los procedimientos se efectúan con calma”, aseguró Chernychenko.
Las autoridades rusas han desplegado en Sochi decenas de miles de policías y militares, misiles de defensa antiaérea y un sistema de vigilancia de las comunicaciones en un dispositivo de seguridad sin precedentes en la historia del Olimpismo.
Sobre otro de los temas que preocupan a los países occcidentales, la nueva ley rusa que persigue toda “propaganda” homosexual ante menores, el máximo responsable de la organización insistió en que “todo el mundo es bienvenido, sea cual sea su raza, su sexo, su religión o su orientación sexual”.
También recordó que se ha habilitado una zona especial para albergar manifestaciones, aunque lejos de las instalaciones olímpicas, en un gesto que se interpretó como una concesión de Putin ante la presión del Comité Olímpico Internacional.