“Dependiendo de cómo salga esta prueba, el aerosol podría usarse en otras competiciones de la UEFA”, afirmaron.
El spray expulsa una espuma, que desaparece un minuto después de que se ponga en el césped, con la que se dibuja una línea para indicar a los defensores el punto donde pueden colocarse en un lanzamiento de falta contrario.
Los árbitros miden la distancia reglamentaria (9,15 metros) que tiene que haber entre el balón y el defensor y marcan el punto con la espuma de color blanco.
Los colegiados que lo probaron lo avalan sin tapujos, sobre todo porque tiene un efecto visual preventivo sobre los jugadores y les evita sacar tarjetas amarillas a los que les desobedecen y no respetan la distancia.
El organismo Mundial, la FIFA, ya probó la herramienta en los Mundiales Sub-20 y Sub-17 del año pasado, en los que no se mostró ninguna tarjeta amarilla por no respetar la distancia.
Por ello, la FIFA, tras hacer un último test en el pasado Mundial de Clubes de diciembre, confirmó que se usará en el Mundial de Brasil de este verano.