Los hermanos Ismael, Jhonny, Bryan y Carlos Aguilar Elías son grandes admiradores de la Máquina Celeste. Hacen todo lo posible para llegar al estadio Municipal de Sanarate, incluso frenar las labores que hacen para ayudar a sus padres en los gastos de su hogar.

“Trabajamos recogiendo basura cerca de la biblioteca de acá de Sanarate. Llegamos ahí desde las 7 de la mañana”, cuenta Ismael, el mayor de los cuatro hermanos, y quien no se encuentra estudiando.

“Vivimos en una covachita. Mi mamá no trabaja y mi papá no gana mucho. También tengo otras dos hermanas; es por eso que nos pusimos a trabajar los cuatro varones”, agrega.

Con su vestimenta sucia y desgastada, que refleja las tareas que hacen día a día para ayudar a sus padres, los cuatros hermanos fueron de los primeros que ingresaron al recinto sanarateco para  alentar a su amado representativo.

“Siempre venimos al estadio. No nos cobran la entrada”, alcanza a señalar Jhony, mientras que Bryan y Carlos se mantienen observando el calentamiento de los jugadores sanaratecos.

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“A las 2 de la tarde terminamos de trabajar para que nos diera tiempo de venir a la cancha. A veces los jugadores nos regalan dinero”, añade Ismael.

Luego de los noventa minutos, en los que Sanarate logró vencer 2-1 a los coloniales, los cuatro pequeños hermanos entraron felices al terreno de juego para solicitarle una fotografía a su ídolo, al delantero colombiano William Zapata.

El delantero colombiano William Zapata comparte con los hermanos Aguilar Elías, después del triunfo de Sanarate contra Antigua GFC (Foto Prensa Libre: Edwin Fajardo)

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