Qatar 2022

El país del Mundial: un viaje por Qatar

Un mundo que oscila entre la ciencia ficción y la tradición.

El país del Mundial: un viaje por Qatar

Patrullaje a caballo en el bazar del casco antiguo de Doha. (Foto Prensa Libre: Arne Bänsch/dpa)

Alguna vez tierra de buceadores de perlas, Qatar se ha enriquecido gracias al petróleo y el gas.

Antes de que en 1939 se hallara por primera vez petróleo en Qatar, el país vivía del comercio de perlas.

Sin embargo, la economía se hundió en gran medida con la irrupción en la década de 1930 de las perlas cultivadas japonesas. Qatar vivió años difíciles que se grabaron en la memoria colectiva del país.

El desarrollo de los primeros yacimientos petrolíferos supuso un impulso a partir de mediados del siglo XX, y los enormes yacimientos de gas natural contribuyeron finalmente a la prosperidad actual del emirato.

Pero el Estado en el Golfo Pérsico también debe su rápido crecimiento a los millones de trabajadores llegados del sur de Asia que están presentes en todos los ámbitos de la vida cotidiana, ya sea en la industria de la construcción, en los taxis, en los vestíbulos de los hoteles o en los restaurantes.

Actualmente, solo uno de cada diez residentes de la monarquía absoluta tiene la ciudadanía catarí.

El emirato es criticado reiteradamente por la violación sistemática de los derechos humanos y la explotación de migrantes. El Gobierno rechaza las acusaciones y lleva adelante reformas.

Aún a pocos meses del inicio del Mundial de fútbol, se sigue construyendo por todos lados. Los visitantes casi pueden observar a diario el crecimiento literal de Doha.

Las numerosas obras en esta ciudad, que está diseñada para moverse en auto, obligan a menudo a los taxistas a dar rodeos para llegar a destino.

Los que gustan de recorrer distancias a pie pueden hacerlo en los barrios de moda, como Mshereib Downtown, en el bazar o en los paseos marítimos del puerto a lo largo de la bahía.

En otros lugares, sin embargo, los visitantes suelen buscar en vano senderos. Por ello, las distancias más largas se cubren en taxi o en metro, cuyas paradas de diseño futurista recuerdan a decorados de películas de ciencia ficción.

Merece la pena ver los barrios de la isla artificial de La Perla, en el norte de la capital. Además de los fondeaderos para yates de todos los tamaños, se han construido zonas de ocio nocturno, villas y lujosos rascacielos para atraer a las personas con altos ingresos.

La arquitectura aquí rompe con el estilo tradicional, muchos barrios se asemejan a diversas ciudades europeas. Hay un barrio de estilo veneciano, por ejemplo. Numerosas tiendas de conocidas marcas de autos deportivos recuerdan al acomodado sector social al que apunta La Perla.

Algunos consideran que el tamaño compacto del pequeño emirato es una ventaja, no solo para la Copa del Mundo.

Cultura, deportes acuáticos o viajes al desierto, “Qatar ofrece lo mejor de Oriente Medio de forma compacta”, afirma Berthold Trenkel, director de la autoridad turística.

Pero quien busque bares o pubs aquí probablemente se sentirá decepcionado. “No somos conocidos por nuestra vida nocturna”, dice Trenkel. “Así que si se busca eso, probablemente Qatar no sea el mejor destino”, advierte.

Bebidas alcohólicas solo se venden en lugares con licencia en el país, no hay nada en el supermercado. El lugar más probable donde encontrarlas es en los hoteles de cuatro o cinco estrellas.

“Seguimos teniendo una población muy orgullosa que se preocupa por la historia y la herencia”, destaca el director de turismo.

El país del Mundial: un viaje por Qatar
Los transeúntes salen a las callejuelas del zoco de Souk Waqif cuando baja el calor. (Foto Prensa Libre: Arne Bänsch/dpa)

Los visitantes perciben la conciencia histórica Qatarí en casi todos los rincones, ya sea en el Museo Nacional, que merece la pena ser visto, o en el Museo de Arte Islámico, que todavía estaba siendo renovado unos meses antes del comienzo del Mundial.

Quienes viajen al país deben ser conscientes de que “es una cultura islámica, es un país conservador, y eso conlleva cosas como el código de vestimenta”, dice Trenkel. “No se corre por ahí con ropa inapropiada”, aclara.

Un cartel como “señal de tráfico” en un proveedor de deportes acuáticos demuestra lo que esto significa en la práctica: prohibido el uso de bikinis.

Incluso se debe ser muy discreto en público con las manifestaciones de afecto, que en el mundo islámico pertenecen a la esfera privada.

Hay algunas actividades que se pueden realizar fuera de la metrópolis, como deportes acuáticos, safaris por el desierto o paseos en camello.

Los que prefieran un enfoque más meditativo pueden navegar en kayak por los manglares del norte y disfrutar de una agradable tranquilidad junto al piar de los pájaros del biotopo.

Un viaje al sur del país promete un poco de aventura, donde numerosos operadores turísticos ofrecen excursiones por las dunas del desierto, ya sea en vehículo todoterreno o en cuatriciclos.

El país del Mundial: un viaje por Qatar
¿Venecia? No, Doha: un barrio catarí al estilo de la urbe italiana, montado sobre la isla artificial La Perla. (Foto Prensa Libre: Arne Bänsch/dpa)

Tamim Al Kaabi aprecia los viajes al desierto. Los hombres suelen acampar allí por las noches junto con sus aves de caza, como sus antepasados beduinos. “Sin teléfonos móviles”, dice Al Kaabi con una sonrisa.

Todos los viajeros que lleguen a Qatar deberán descargar en sus teléfonos la aplicación Ehteraz, que permite un seguimiento de la situación del coronavirus.

La moneda vigente en el emirato es el rial catarí, que equivale a 0.28 euros o dólares.

Mundial de fútbol: El torneo comienza el 20 de noviembre, la final es el 18 de diciembre. Doha es el punto central del Mundial. El estadio de la ciudad de Al Khor, a unos 50 kilómetros al norte de Doha, es el más lejano. Los otros siete estadios de la Copa del Mundo se encuentran en la capital o en ciudades directamente vecinas.

ARCHIVADO EN: