Argentina sufrió una baja de 25% en su producción debido a factores climáticos, explicó. El gobierno apuró la medida ante la amenaza de los panificadores de incrementar el precio del pan debido a un alza en el precio de la harina. En el pasado, el incremento de unos centavos en el pan disparó protestas sociales.
Bolivia compra harina a precio internacional y subvenciona a 19 dólares el quintal a los consumidores debido a que la producción local de trigo apenas cubre 30% del consumo estimado en 600.000 toneladas anuales.
Los agroindustriales prefieren sembrar soja para exportarla debido a mejores rendimientos y precios. El precio local, la carencia de semillas resistentes, problemas climáticos y la baja productividad no alientan la siembra de trigo.
Además, el trigo se produce como alternativa de rotación de los cultivos de soja, dijo a The Associated Press Demetrio Pérez, de la Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas. En 2012 las importaciones de harina de trigo se dispararon 234% en relación con 2002, según el Instituto de Comercio Exterior.
El gobierno de Morales aprobó incentivos para elevar la producción que alcanzó su tope en 2010 cuando se llegó a cubrir 40% del consumo doméstico, pero después volvió a caer por factores climáticos, dijo Pérez. La siembra de trigo es “costosa y arriesgada” y el rendimiento es de dos toneladas por hectárea cuando en países vecinos es de siete, según Pérez. En el pasado, Estados Unidos donaba el grano.
El gobierno vendía la harina y destinaba el dinero a proyectos sociales, la forma en que ese país cooperaba a Bolivia. Eso “nos ha creado una dependencia total” de las donaciones, dijo Morales hace poco.
Con más de 1,1 millón de kilómetros cuadrados de territorio, Bolivia tiene una frontera agrícola de 1,1 millón de hectáreas de las que 191,302 fueron de trigo el año pasado. El motor de la economía es la exportación de gas natural que el año pasado significó el 49.5% de las exportaciones, las manufacturas ocuparon el segundo lugar con el 28%, los minerales el 18% y la agricultura un 4,3%, según el Instituto de Comercio Exterior.