El europeo medio consume 198 bolsas finas al año y los países comunitarios tendrán que optar por asumir el objetivo de reducir la cifra a noventa en el 2020 y a tan solo cuarenta en el 2026 o por obligar a que los comercios cobren por ellas a sus clientes a partir del 2019.
El plástico es un material que comenzó a producirse a escala industrial en 1907 y un siglo después la vida moderna resulta impensable sin su presencia, especialmente en fechas en las que el consumo se dispara, como las Navidades.
El ascenso meteórico del plástico ha llevado a que en la última década se haya producido la misma cantidad de este material que a lo largo de todo el siglo XX, con la particularidad de que el noventa por ciento de las bolsas finas que usa un europeo al año van directas a la basura.
Su flexibilidad, su bajo precio y su resistencia han hecho del plástico un material muy apreciado que, sin embargo, esconde en su virtud su pecado: su durabilidad.