Economía

Agenda de Trump

El pasado 1 de marzo, la Oficina del Representante Comercial EE. UU.–USTR hizo pública la Agenda Comercial del presidente para el año 2017. Un documento que deja poco espacio interpretativo para visualizar por dónde se enfila la nueva política comercial de ese país.

Desde las elecciones presidenciales se repite el término proteccionismo comercial, asimismo críticas directas a los resultados obtenidos en el Tratado de Libre Comercio de Norte América (1994).

La reciente salida del TPP, una de las primeras acciones de esta presidencia ha reforzado la idea que los ofrecimientos de campaña por renegociar tratados de libre comercio para mejorar las condiciones de los estadounidenses es una realidad y el lema “America First” el norte de la política externa.

La Agenda Comercial 2017, remitida previo a la confirmación por parte del Senado del Representante Comercial nominado Robert Lighthizer agendado por el Comité de Finanzas para hoy martes, contiene la sustancia de lo que se pretende hacer en los próximos cuatro años.

La Agenda contiene, entre otros, los siguientes objetivos:

Que los trabajadores y empresarios de EE. UU. gocen de igualdad de oportunidades para competir en el mercado doméstico e internacional.

Eliminar barreras injustas al comercio internacional que impiden u obstaculizan exportaciones, especialmente de productos agrícolas.

Mantener una política comercial balanceada para todos los sectores de la economía, incluidos los sectores manufactureros, agrícola, servicios así como pequeños empresarios.

Asegurar que los estadounidenses dueños de los derechos de propiedad intelectual gozan de garantías para el uso y obtención de ganancia de esos derechos.

La utilización de las leyes comerciales de EE. UU. para prevenir distorsiones en el mercado nacional por el uso de subsidios o dumping de terceros países.

El cumplimento efectivo de los compromisos en materia laboral adquiridos en los acuerdos comerciales —que los incluyen— y la prohibición de importación y venta de bienes producidos en campos de trabajo forzado.

Resistir los esfuerzos de otros países o de miembros de instituciones internacionales como la OMC en interpretaciones que puedan disminuir los beneficios de los EE. UU.

Poner al día y modernizar los acuerdos comerciales para que reflejen las condiciones de mercado y nuevas circunstancias.

Estos objetivos se van a cumplir con tres prioridades específicas: 1. Asegurar el respeto a la soberanía de los EE. UU. sobre la política comercial. Aquí el tema principal de la nueva Agenda y que está provocando sensibilidades a nivel internacional se focaliza en el mecanismo de solución de controversias de la OMC, herramienta principal del sistema multilateral de comercio y donde al parecer, dependiendo de los fallos del mecanismo, ese país podría o no aceptarlos. Se entiende que la nueva Agenda requiere que ninguna conclusión del sistema de Solución de Diferencias puede ir en contra de una legislación norteamericana o será inaceptable si se considera que puede agregar nuevos compromisos en ese Acuerdo.

2. La utilización de la normativa nacional para evitar distorsiones al comercio internacional

3. Asegurar el acceso al mercado para exportaciones de EE. UU. que tradicionalmente han sido obstaculizados por sectores proteccionistas o poco transparentes.

Para algunos especialistas internacionales, este avance de Agenda puede significar que si un jugador tan importante como los EE. UU. no aceptan los fallos del Mecanismo de Solución de Diferencias de la OMC , eso puede significar el fin del sistema multilateral de comercio, ya que no tiene sentido participar en un torneo donde las reglas de juego son diferentes para los participantes.

El comercio internacional es fundamental para la economía guatemalteca, cualquier cambio a las reglas de comercio y especialmente de nuestro principal socio comercial no son irrelevantes, deben ser objeto de estudio, análisis y una nueva política comercial externa.