Economía

Banco Central de Guatemala se parte en dos

El Banco Central de Guatemala operó del 1 de julio de 1926 al 30 de junio de 1946. Nació como banco de capital mixto, del Estado y de personas individuales y jurídicas privadas.

La Junta Revolucionaria surgida de la Revolución del 20 de octubre de 1944 decidió cerrar el Banco Central y abrir uno nuevo. Sin embargo, no lo logró, aun cuando aprobó el decreto No. 67, del 28 de febrero de 1945, Ley del Banco Central, el cual no entró en vigor.

El siguiente gobierno, presidido por Juan José Arévalo, obtuvo una asesoría del Banco Central de los Estados Unidos de América, conocido con el nombre en inglés de Federal Reserve Bank, que envió a dos técnicos: Robert Triffin y David Grove.

Convenio ad-referéndum

Después de los estudios que efectuaron estos técnicos junto con otros expertos internacionales y de Guatemala se llegó a una propuesta para que el Banco Central de Guatemala se partiera en dos: el Banco Agrícola Mercantil, como banco privado, y el Banco de Guatemala, como banco estatal.

El documento que recoge estos pasos se titula Convenio suscrito ad-referéndum entre el Gobierno de la República y el Banco Central de Guatemala, el 15 de junio de 1946, que será sometido a la consideración de la Junta General Extraordinaria de Accionistas, que se celebrará el 17 de junio de 1946. Unión Tipográfica, Castañeda, Ávila y Compañía. 15 de junio de 1946. 11 páginas.

Este convenio, de 18 cláusulas, se firmó en duplicado, en 14 hojas útiles, en Guatemala, a las 11 horas del día indicado. Fue firmado por Manuel Noriega Morales, ministro de Economía y Trabajo, con instrucciones del presidente de la República, Juan José Arévalo, y en representación del Gobierno por una parte y, por otra, Carlos Olivero Nelson, subgerente, encargado de la Gerencia del Banco Central de Guatemala, en representación de dicha institución y debidamente autorizado e instruido por la junta directiva de la misma.

Se evitan controversias perjudiciales

El convenio lo explica de esta manera: “…tomando en cuenta que el Ministerio de Economía y Trabajo y la Comisión nombrada al efecto por el Banco Central de Guatemala, han celebrado varias conversaciones sobre la Reforma Monetaria y Bancaria que el Gobierno está llevando a cabo, y especialmente, sobre los distintos aspectos de dicha reforma que afectan el derecho de emisión y el activo y pasivo del Banco Central, a fin de llegar a resolver la situación del establecimiento en forma equitativa, que evite controversias perjudiciales para ambas partes”.

El convenio finalmente fue aprobado por el presidente de la República y el Congreso Nacional —como se le llamó—, y por parte del Banco, por la Junta General de Accionistas.

Se distribuyen activos y pasivos

El convenio es una obra de ingeniería financiera. Una de las tareas complejas fue asignar los activos y pasivos del Banco Central de Guatemala, por una parte, al nuevo Banco de Guatemala, y por la otra, dejar activos y pasivos en el Banco Agrícola Mercantil.

Jorge Mario Rubio lo explica de esta manera: “Este proceso no estuvo exento de anécdotas pintorescas. El Dr. Manuel Noriega dispuso que el auditor Jorge Mario Rubio trabajara a las órdenes de los doctores Triffin y Grove en la desmembración del balance del Banco Central de Guatemala, separando las funciones y cuentas propias de un banco central de aquellas que son propias de un banco comercial e hipotecario. La designación del auditor… fue tomando en cuenta que él había examinado varias veces el Banco Central y conocía a fondo sus distintas secciones.

El auditor… preparó varios proyectos de Balance, separando a cuentas propias de un Banco Central de las correspondientes a la parte comercial e hipotecaria; en las proyecciones hubo que dejar unas cuentas y funciones de Banco Central en el Banco Comercial, a efecto de que este último no desapareciera. El proyecto aceptado dio por resultado el nacimiento de dos instituciones: el Banco de Guatemala y el Banco Agrícola Mercantil. El Convenio ad-referéndum que se firmó respaldó esta operación”. (Diario La Hora 12 de septiembre de 2007).

ESCRITO POR:

José Molina Calderón

Economista. Consultor en gobierno corporativo de empresas familiares. Director externo en juntas directivas. Miembro de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala. Autor de libros de historia económica de Guatemala.