Economía

Falta de vivienda y unidades sin servicios básicos empujan déficit habitacional a 2.2 millones

El nuevo déficit de vivienda en Guatemala llegó a 2.2 millones, cifra que incluye la falta de una vivienda, contar con una pero en condiciones inadecuadas o que les faltan de servicios básicos, según dieron a conocer la Cámara de la Construcción (CGC) y Anacovi.

Datos del  Censo de Vivienda y metodología que añade falta de servicios, modifican cifras de déficit habitacional. (Foto, Prensa Libre: Hemeroteca PL).

Datos del Censo de Vivienda y metodología que añade falta de servicios, modifican cifras de déficit habitacional. (Foto, Prensa Libre: Hemeroteca PL).

El déficit con base al VII Censo de Vivienda efectuando en el 2018 es de 1 millón 363 mil 193, refirió Fernando Estrada, director de la Comisión de Estadística de la CGC.

El dato es menor a las actualizaciones efectuadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE) con la Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos (Enei) del 2018, con la que se situó el déficit en 1 millón 603 mil 364, expuso el director.

La CCG y la Asociación Nacional de Constructores de Viviendas (Anacovi) presentaron el estudio Nuevo Cálculo del Déficit Habitacional, con el cual añaden a los datos del Censo, las cifras de déficit o falta de servicios básicos para homologar las cifras con el método propuesto por la Cepal y que ya usan varios países.

Se detectaron 874 mil 764 viviendas que hay que agregar al déficit porque no cuentan con los servicios básicos (los hogares con esas carencias como alumbrado, servicio y conexión de agua, drenajes, o con hacinamiento con personas no allegadas) y con este dato se obtuvo el nuevo dato de déficit de 2 millones 237 mil 957, agregó Estrada.

Regularmente, en las que hay piso de tierra es donde hace falta algún servicio básico principalmente agua o drenajes, además, el número de hogares con techo de lámina aún es alto, y la ubicación geográfica de ambas deficiencias se parece bastante a los mapas de pobreza en Guatemala, agregó.

El hacinamiento subió. Se estima un espacio hacinado donde viven tres personas en una habitación, o que en tres cuartos viven tres familias, ejemplifica.

Desafíos

Entre los retos para reducir esta situación menciona que se debe retomar la ley de interés preferencial para vivienda, programas de acceso a vivienda para segmento socioeconómico medio y bajo, junto a fuentes de financiamiento, polos de desarrollo y planes de ordenamiento territorial.

Estrada dijo que deberían modificarse los reglamentos de construcción para bajar los costos a la construcción de edificios de apartamentos de para vivienda social. Citaron que agregar un elevador a un edificio de 5 niveles representa Q4 millones más de costos aparte del mantenimiento lo cual lo encarece también para los usuarios.

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“La población joven crece en el país, pero el problema es que el ingreso percápita por productividad no ha subido. Guatemala está como está es por las remesas, pero si le quitamos las remesas somos un fracaso”, dijo Sequeira, aunque aclaró que el incremento de salario debe ser por productividad, mayores exportaciones y generación de empleo y no por medio de un decreto.

Tanto Estrada como Óscar Sequeira, exvicepresidente de Anacovi, indicaron que el nuevo déficit calculado con base a la metodología que agrega la falta de servicios básicos, debe tomarse como base para las políticas públicas de acceso a vivienda y a servicios.

En el Congreso también hay pendientes otras iniciativas como la de creación del Instituto de Ahorro y Vivienda (Avi), dijo Eddy Tabush, expresidente del FHA.

Debilidad estadística

Aunque se aclaró que los datos mencionados no son comparables totalmente porque uno se deriva del Censo de vivienda y otro de actualizaciones hechas con encuestas nacionales, la CGC y Anacovi refirieron que detectaron grandes diferencias, principalmente en lo que respecta a la falta de unidades habitacionales.

El director de Estadística de la Cámara explicó que el déficit cuantitativo estimado en base a la Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos (Enei) 2018 estaba es de 401 mil 668 unidades habitacionales, mientras que con el Censo del 2018 la cifra baja a 88 mil 588 (-77.98%). En esta clasificación, se incluyen las viviendas inadecuadas y en las que hay hacinamiento con personas allegadas.

El cambio más grande en los datos es en este segmento, ya que pasó a representar el 93% de la estructura del déficit total, y con el censo refiere que solo es 6.5%, según la CGC.

En tanto, en el déficit cualitativo, que incluye viviendas de mala calidad (ranchos, techo de lámina, piso de tierra, paredes de adobe o lámina, vivienda hacinada sin allegados, entre otras) subió el dato resultado del Censo ya que llegó a 1 millón 274 mil 605, mientras que el que había sido actualizado con la Enei del 2018 reflejaba 1 millón 201 mil 696.

Los representantes de las entidades consultaron a la Junta Directiva y autoridades del INE acerca de la diferencia de datos y les respondieron que el censo fue administrado por personal experto de la Organización de Naciones Unidas (ONU). También les argumentaron que no tuvieron mucho acceso a la forma de realización de este.

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Los ejecutivos consideraron que hubo un error, pero que las autoridades les respondieron que los datos del Censo son las estadísticas oficiales.

Estrada indicó que no se logró detectar con certeza la razón de la diferencia tan grande entre los datos del censo y las encuestas. Analizaron si el cambio puede estar en la clasificación de vivienda inadecuada o el hacinamiento o el dato de vivienda desocupadas que ahora integra el Censo.

Sequeira dijo que en el país hace falta mucha información estadística. Respecto a la diferencia de datos, comentó que el déficit cuantitativo (falta de unidades habitacionales) de las regiones fuera del área central se mantuvo razonable de acuerdo con las actualizaciones que se hacían con las encuestas, sin embargo en el área central, como la capital no se refleja de la misma forma.

“Sigo pensando que el dato tiene un error de vivienda inadecuada, principalmente en el área central” dijo Sequeira, indicando que pudo no haberse censado o no se clasificó en forma adecuada a los asentamientos y palomares. Expuso que también hubo condominios y edificios donde no dejaron ingresar a los encuestadores además que fue una época complicada en el país con la justicia.

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A su criterio se debe revisar el censo en el departamento de Guatemala y le plantea ese reto a la municipalidad, para que pueda hacer un estudio al respecto.

En esta área dijo que hay lugares que por razones de inseguridad no entran diferentes servicios, incluyendo los encuestadores, aunque tampoco se logró la cobertura en zonas como la 10 y la 15 porque la gente no autorizó.

Ejemplificó además que respecto al déficit de vivienda adecuada había antes muchos casos en la zona 8, cercanías de El Trébol, zona 1 y 3 y algunos asentamientos, pero ahora no se refleja así en el Censo. Y añadió que no encontraron una lógica de cómo se pudo reducir el 75% ese el déficit de tipo de vivienda.

Jorge Benavides, analista de Fundesa comentó que, a pesar de las diferencias que se comenten, el censo es una estructura de recopilación de estadísticas mayor que una encuesta por lo que da datos más certeros.

Estimaciones de Fundesa para la reunión de Enade del 2018, con base en el Censo 2002, refieren que el déficit de vivienda se estimaba en 1 millón 736 mil 429 viviendas (483 mil 697 de déficit cuantitativo y 1 millón 252 mil 732 de déficit cualitativo), añadió.

En el foro organizado para presentar el nuevo estudio de la CGC y Anacovi refirieron que estudios acerca de las remesas refieren que el 15% de esos recursos se usan para construcción de casa nueva y el 15% se destina a remodelaciones.

El exvicepresidente de Anacovi mencionó que ha aumentado el número de viviendas pero que muchas han sido por medio de construcciones no adecuadas u ordenadas o mantienen falta de servicios. Sin embargo, dijo que el déficit no puede ser más bajo respecto del de Chile, un país con exitosos programas de acceso a vivienda.

Determinar el déficit de vivienda

Según Tabush, expresidente del FHA y actual director del Buró de Servicios Financieros de Agexport, dijo que después del Censo de Vivienda del 2002 varias entidades establecieron una fórmula para estimar el déficit de vivienda aumentando un porcentaje anual con base a crecimiento de la población y número de construcciones.

A falta de estadísticas oficiales, por 17 años, el grado de error de la fórmula fue creciendo hasta llegar a 1.8 millones de déficit. Pero no se tomó en cuenta la autoconstrucción, refirió.

Respecto a la autoconstrucción, dijo que muchas familias ahorran y van comprando materiales de construcción por pocos para ir construyendo paulatinamente.

Personal del sector de la construcción mencionó en una ocasión que la cantidad de blocks que se vende en el interior del país permitiría la construcción de miles de viviendas al año, las cuales no son financiadas sino autoconstrucción y muchas veces no se toman en cuenta en estimaciones estadísticas, agregó.

Sin embargo, dijo que hablar de 1 millón 363 mil de déficit de viviendas aún es muy alto y requiere de atención para brindar acceso.

También consideró pertinente agregar al déficit de vivienda las que aún no tienen de acceso a servicios básicos, con el fin de que se ponga atención para solucionar esa problemática.

Lo nuevo en el censo

  • Los datos del censo ya incluyen los apartamentos como unidad habitacional.
  • Según el censo de 1981, había alrededor de 681 mil viviendas con piso de tierra, en 1994 eran 784 mil; en el censo del 2002 fueron 736 mil y en el del 2018 alrededor de 840 mil.
  • Por primera vez se añaden otros datos de viviendas desocupadas. Según el Censo del 2018, hay 628 mil 281 viviendas desocupadas, 3 millones 179 mil 595 ocupadas, además 75 mil 940 de uso temporal, hubo 58 mil 226 moradores ausentes o rechazo total a atender a los encuestadores, y 1 mil 389 clasificados como vivienda colectiva o sin vivienda.
  • Aunque los datos también difieren, ya que la Enei del 2018 reporta 3 millones 912 mil 480 viviendas ocupadas, según la CGC.

 

ESCRITO POR:

Rosa María Bolaños

Periodista de Prensa Libre especializada en medios escritos y radiales en temas de energía eléctrica, empleo, impuestos, empresas y negocios con más de 20 años de experiencia.