Historias alrededor de Guatemala

Como parte de la experiencia Huawei, la empresa invitó al fotógrafo profesional y reconocido blogger Santiago Billy para contar historias de Guatemala de manera visual y usar únicamente su creatividad e ingenio y el Huawei P10.

Redacción Comercial

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Tal y como lo describe Santiago, después de utilizar el Huawei P10, descubrió que aparte de ser un potente smartphone de alta tecnología, la doble cámara Leica trasera de 20MP retrató perfectamente su visión creativa y fue aliado magnífico en el desarrollo de su proyecto fotográfico.

A continuación se presentan algunas de las historias que Santiago Billy trabajó con el Huawei P10.

¡Que empiecen los juegos!

En el pequeño pueblo de Chocolá, ubicado a unos 136 kilómetros al oeste de La Antigua Guatemala en el departamento guatemalteco de Suchitepéquez, el Jueves y Viernes Santo presentan una escaramuza entre cientos de Judíos y un pequeño grupo de Centuriones. Los “Judíos” son básicamente gente de la ciudad disfrazada de monstruos devastadores que se meten con un actor borracho que interpreta a Jesús. “Representamos la guardia de Jesús mientras los Judíos se burlan de él”, explica Aníbal Carrillo, uno de los soldados romanos.

Según Aníbal Carrillo, que lleva seis años de personificar a un Centurión, los “Judíos” representan la pasión del Cristo, ya que arrastran a un pobre y borracho vestido como Jesús por la ciudad, burlándolo y humillándolo. Los centuriones, por otra parte, son guiados por un ángel diabólico para ayudar a Jesús borracho y rescatarlo de la multitud. Ellos usan sus espadas y palos para golpear a los “Judíos” en su espalda para expulsarlos.

Los juegos finalizan cuando Jesús borracho es crucificado alrededor del mediodía del Viernes Santo. Una vez que está en la cruz, las espaldas de los “Judíos”, marcadas por el acero romo, finalmente descansan un poco. Hasta el próximo año, por lo menos.

Retratos en Chicabal

Cada año, un ritual muy especial se lleva a cabo por el lago Chicabal. El pueblo Mam Maya de Guatemala cree que el cráter del Volcán Chicabal que está ubicado 192 kilómetros al oeste de La Antigua Guatemala, contiene el agua que se toma en los cielos, la cual eventualmente se convierte en lluvia. Así, cada año, cientos de personas caminan hasta las orillas del lago para colocar ofrendas como flores y velas. El lago en sí, está rodeado de santuarios, cada uno de los cuales representa un Nahual diferente, donde también se celebran rituales correspondientes a cada animal sagrado.

El fabricante de máscaras de Rabinal

La técnica de un artesano es su activo más preciado. Es por eso que su trabajo en la mayoría de ocasiones, es decir, sus obras en la mayoría de casos son utilizadas por ellos mismos. 

Tal es el caso de Jesús Iboy, un fabricante de máscaras de 37 años de la ciudad de Rabinal. “Las máscaras más antiguas son las que más se han utilizado”, reflexiona. “No sabemos cuántas personas las han usado”. Otra cosa que la gente realmente no sabe es quién ha creado las máscaras.

El proceso de toma de máscara tarda entre 15 y 20 días. Él las esculpe, las pinta y las seca por sí mismo. Sin embargo, justo antes de comenzar a trabajar en una nueva pieza, un pequeño ritual de bendición debe tener lugar en la elaboración de la mismo. “Si no hay ritual, no los haré a tiempo”, explica. “Después del ritual, es como obtener permiso para hacerlas”. Una vez que ha terminado, él enarena y lustra la madera y así la prepara para el proceso de pintura. Añadir color a una pieza toma alrededor de cuatro capas de pintura con el fin de que sea brillante y hermosa. Después del proceso de secado, están listas para bailar. “Y así, cuando sus creaciones suben al escenario, toca su tambor de madera para ellos”.

Maestro de Arcilla de Guatemala

Un escritor estadounidense señaló una vez que hay dos tipos de artistas en el microcosmos de la escultura. Hay quienes sustraen sus obras, comenzando con un hermoso bloque de piedra y raspándolo hasta que da como resultado una forma maravillosa. Luego están los que añaden, construyendo con arcilla, apilándolo y modelándolo hasta que la pieza esté terminada. Carlos Chaclán, un maestro ceramista guatemalteco, es el último tipo de escultor y su desarrollo como artista es fiel a la forma en que trabaja la arcilla.

Chaclán es más conocido por la elaboración de huecos de esculturas e instrumentos musicales. Los instrumentos se basan en la antigua artesanía maya que Chaclán estudió por más de 18 años. Estas piezas maravillosas y todos los instrumentos de viento tienen vibratos especiales y algunos de ellos necesitan agua para emitir sus sonidos. “Los mayas lograron hacer formas muy complejas”, menciona Chaclán antes de tocar algunos de sus instrumentos. “A veces me cuesta entender por qué lo hicieron de tal manera, cómo hacerlos así hace más difícil que produzcan sonido”.

Carlos Chaclán, de 61 años, trabaja en sus esculturas e instrumentos musicales en su pintoresco pero bien cuidado taller en la ciudad de Guatemala. La mezcla única de experiencias que acumuló en su vida y su interés eterno por la cerámica maya mezclado con su talento y dedicación han resultado en un profundo compromiso con el medio para su arte. “Es un privilegio trabajar con un material cercano a la naturaleza y en Guatemala”, señala. “La arcilla es tan plástica que te permite trabajarla con tus propias manos cuando quieras y no hay límite en lo que puedes hacer. El único límite es uno mismo.” Clay siempre está ahí, esperando que alguien lo toque y haga algo con él. “Yo, por un lado, entiendo ahora que no es el material el que te traiciona. Es aquel que traiciona el material al no hacerlo lo suficiente. Así que, todavía queda mucho por hacer.”

La Juventud de Surf de El Paredón

Cuando uno piensa en Guatemala, una de las últimas cosas que imagina sería navegar aquí. Sin embargo, la forma en que las olas golpean la arena en las afueras de El Paredón, un pueblo pesquero en Escuintla, lo convierte en el lugar perfecto para ello. Este pequeño pueblo costero es el hogar de Abner Rivera, un antiguo campeón nacional de surf de 31 años, mejor conocido como “Macaco”, que pasa sus días enseñando a los niños locales cómo navegar y reparar cosas.

Mientras camina hacia su lugar de surf habitual por la tarde, algunos niños salen corriendo de sus casas para unirse a él en una sesión después de clases.  A los estudiantes de Macaco sólo se les permite surfear después de la escuela. Para él, son la semilla que eventualmente se convertirá en un futuro más brillante. “Creo que si le enseño a un niño a surfear hoy, en el futuro, se convertirá en un campeón y obtendré un boleto de oro”, explica.

El camino para surfear, para nuestro amigo Macaco, era bastante corto y directo. Creció en la costa, en la ciudad de Champerico. Allí aprendió a surfear junto con su hermano. Según Macaco, un salvavidas les enseñó cómo hacerlo. “Él ha salvado más de dos mil vidas y nos enseñó la sabiduría de cómo entrar en el agua durante las mareas altas, huracanes y fuertes corrientes marinas”, relata Macaco. Ahora, pasa su tarde tratando de transmitir ese conocimiento a la próxima generación de surfistas guatemaltecos.

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