Vida

El escritor David Unger habla tras recibir galardón literario

El escritor guatemalteco David Unger (1950), quien reside en Nueva York, ganó la semana recién pasada el Premio Nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias, galardón que todos los años entrega el Ministerio de Cultura y Deportes.

David Unger: Soy un chapín gringo. (Foto Prensa Libre: Archivo)

David Unger: Soy un chapín gringo. (Foto Prensa Libre: Archivo)

La historia de Unger es particular. Durante su infancia, sus padres migraron de Guatemala a Estados Unidos, temerosos por la inestabilidad política de esa época, ya que en ese entonces había caído el gobierno de Jacobo Árbenz.

Desde esa época ha tenido un nexo especial con Guatemala, país del que se mantiene al tanto de su situación política, social y cultural desde Estados Unidos.

Este año, el escritor fue honrado con el máximo galardón literario nacional. “La obra de Unger es una contribución al conocimiento de la historia contemporánea del país, plasmada con claridad desde su trabajo narrativo como novelista y autor de relatos”, argumentó el consejo.

Desde Nueva York, el ahora premio nacional de Literatura del 2014 respondió varias preguntas por correo electrónico acerca de su producción literaria, así como lo que representa ese reconocimiento.

¿Cuál es la importancia de este premio para su carrera?

Para mí, el premio viene en un buen momento. He publicado cuatro novelas, un libro infantil, una colección de poesía y tengo un manuscrito, The Mastermind, que está circulando con los editores. He traducido 14 libros del español al inglés, incluida la versión del Popol Vuh de Víctor Montejo, y tres libros infantiles de Rigoberta Menchú. A lo largo de mi vida he traducido poemas de Otto Raúl González, Humberto Ak’abal, y textos de los escritores Denisse Phé-Funchal y Javier Mosquera. Es decir, que el premio es el reconocimiento de lo que he hecho y espero de lo que todavía me falta hacer.

¿Este tipo de reconocimientos significan algo para la carrera de un escritor?

Pues yo no creo mucho en los premios, en el sentido de que te cambian la vida, pero la verdad es que tienen su valor. Tengo invitaciones para participar en varias ferias del libro organizadas en Oaxaca, México, y Miami. Al mismo tiempo, el premio le abre los ojos a gente que nunca le ha prestado mucha atención a mi vida literaria. Lo que espero es que me lean, y que me traten igual. Debo decir que a raíz de este nombramiento he tenido varias otras propuestas muy interesantes. Sí, los premios tienen valor si logran que mis escritos tengan más lectores.

¿Cómo ve este reconocimiento de un país del que tuvo que partir cuando era niño?

Pues a mí me encanta. Para mí, regresar a Guatemala de niño siempre fue como volver al paraíso perdido, aunque sabía que para muchos ciudadanos Guatemala era el infierno vivo y terrible. En general, este reconocimiento me junta con todos los ganadores anteriores, que son de alta calidad. Me une a los activistas culturales que día a día pelean por una Guatemala justa y equitativa.

En redes sociales se comentó que le dieron el premio a pesar de ser un escritor que no vive en Guatemala. ¿Cómo toma esas opiniones?

Parece que es algo raro, pero la verdad es que soy guatemalteco, con certificado de nacimiento y pasaporte. Mis escritos siempre han hecho referencia a Guatemala, y creo que eso también establece mis credenciales. Lo más importante, sin embargo, es si mi obra tiene calidad, si tiene algo que decirle a los ciudadanos. No solo soy guatemalteco “agringado”, también pertenezco a la gran tradición de escritores centroamericanos y latinoamericanos; esa es una idea que me agrada.

¿Qué le ha regalado su labor literaria?

Publiqué mi primera novela a la edad de 52 años, y de allí comenzó a crecer el interés en lo que escribía. Viví muchas décadas trabajando en las trincheras, traduciendo libros y haciendo otras cosas. No puedo decir que escribir me trae mucho placer, no; pero sí es algo que tengo que hacer cuando me llega el momento de que necesito escribir algo.

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