Comunitario

Familias buscan ayuda para vivir

A pesar de la expresión popular que dice “después de la tormenta viene la calma”, para no menos de 75 familias en la finca Loma Linda, Tierra Nueva 1, en Chinautla, la situación empeora tras el deslave del sábado último. La calma se aleja, pues abandonar sus casas significa quedarse en la calle.

Como saben que no regresarán, afectados retiran láminas, puertas, balcones y ventanas de las viviendas, las cuales se han declarado inhabitables.

Como saben que no regresarán, afectados retiran láminas, puertas, balcones y ventanas de las viviendas, las cuales se han declarado inhabitables.

El pasado deslizamiento en Loma Linda sorprendió a los vecinos cuando los constantes temblores provocaron la caída de 10 viviendas y el desalojo de no menos de 250 familias del lugar.

A pesar de la alerta de los cuerpos de socorro, un día después los afectados madrugaron y fueron a recuperar sus pocas pertenencias.

Resignados cargaban sábanas, ropa, electrodomésticos, computadoras, zapatos y muebles. Al saber que el área se declaró inhabitable, también retiraron láminas, columnas, puertas, marcos y ventanas de las viviendas, así como cualquier material de construcción.

Solidaridad

En el lugar, soldados y el equipo de rescate de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) ayudaron a los vecinos a llevar sus objetos a casas de amigos y vecinos. Así lo hizo Sonia Guzmán, quien desde el día del deslizamiento buscó un lugar para guardarlos.

“Gracias a Dios mi familia y yo no tuvimos necesidad de dormir en el albergue. Una amiga, como sabe que estoy enferma, me dio un espacio en su casa”, declaró, mientras sostenía una de la columnas de metal que recién era retirada de la casa que abandonó sin desearlo.

Otras víctimas, muy preocupadas, manifestaron que no tienen un lugar para vivir, ni dinero para pagar el alquiler de un cuarto o vivienda.

Las lágrimas fueron inevitables para algunas personas que al terminar de sacar sus pertenencias se sentaron para decir adiós al lugar que, por años, las albergó.

Otras recién se enteraron ayer de lo ocurrido, ya que por cuestiones laborales no estaban. “Yo trabajo en un departamento, y hoy —domingo— que regreso veo el desastre”, narró Gilberto Velásquez.

Supervisión

Alejandro Maldonado, secretario de la Conred, con su equipo de trabajo, supervisó el área afectada y anunció la llegada de un geólogo para realizar un estudio y determinar con precisión el sector de riesgo.

“El área podría crecer, pero eso se sabrá hasta que se tengan los resultados de la evaluación geológica”, declaró Maldonado.

Recordó que la cauda completa es de 10 viviendas destruidas, 11 que sufrieron daños y 49 que se consideran en riesgo.

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