Guatemala

El Ángel de la Paz reluce en Estados Unidos

En los jardines del Museo de las Américas, ubicado en la emblemática Avenida Constitución, de Washington, fue develada ayer la escultura denominada El Ángel de la Paz, que es obra del escultor guatemalteco José Toledo Ordóñez.

El círculo rojo muestra el lugar donde se ubica la escultura.

El círculo rojo muestra el lugar donde se ubica la escultura.

La actividad es la primera de su tipo en la historia de las relaciones bilaterales entre Guatemala y EE. UU. La escultura estará expuesta de manera permanente en ese sitio, que es conocido por contar con otras expresiones artísticas de destacados escultores latinoamericanos.

El embajador de Guatemala en la Casa Blanca, Julio Ligorría, promotor de la idea, indicó que se siente satisfecho por este evento, “que permite paso a paso enviar un mensaje distinto al mundo, un mensaje de paz y armonía”.

Explicó que esa inauguración es el resultado de ocho meses de esfuerzo en la capital norteamericana, y busca presentar el verdadero rostro de nuestra nación en el siglo XXI. Agradeció a Toledo por su generosidad de haber donado la escultura y transportarla hasta aquella ciudad. Dijo, también, que la instalación de la escultura no ha representado gasto alguno para el Gobierno, gracias al apoyo de personas generosas.

Ligorría agradeció el apoyo recibido del exembajador en la Organización de Estados Americanos (OEA) y hoy viceministro de Relaciones Exteriores, Rodrigo Vielman; de Andrés Navia, director del Museo de las Américas; Alfonso Quiñónez, secretario ejecutivo de la OEA, y las funcionarias de la embajada guatemalteca Libna Bonilla, María Eugenia Álvarez, Marta Regina Fisher de Fernández y Roxana Monterrosa.

“Esto debe ser interpretado como un paso adicional en nuestra iniciativa de redoblar los esfuerzos para elevar la narrativa de Guatemala al nivel que lo merecen el país y sus ciudadanos. Una discusión donde las propuestas valgan más que las descalificaciones, donde el acompañamiento internacional sea con respeto y reconocimiento de intereses mutuos, donde los señalamientos se funden en datos concretos y adecuados a nuestra realidad y no en percepciones distorsionadas de una realidad que si bien no es ideal, dista mucho de lo que fue hace 15, 30 o 40 años”, expuso Ligorría.

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