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Alerta por poliomielitis: Guatemala está entre los 12 países con la cobertura más baja de vacunación contra el virus

Después de 30 años de erradicada la poliomielitis en las Américas, los casos detectados en Estados Unidos levantan la alarma en la región, más aún en país como Guatemala con cobertura de vacunación menores al 80 por ciento.

Las coberturas de vacunación contra la polio en la población infantil no superan el 80 por ciento, cuando el ideal es 95. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Las coberturas de vacunación contra la polio en la población infantil no superan el 80 por ciento, cuando el ideal es 95. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Guatemala está entre los países con la cobertura vacunal más baja contra la poliomielitis en las América. Cuando el ideal debe ser el 95 por ciento -recomendación de la Organización Mundial de la Salud-, la cifra en el territorio nacional oscila en un 80 por ciento. Es un riesgo, y uno “muy alto”, según criterios médicos, pues se abre la puerta para que se dé un brote de la enfermedad, una de la que no se han detectado casos desde la década de 1990.

Este es un problema que se arrastra desde antes de la pandemia del covid-19, ya para el 2019 la cobertura era del 79 por ciento del esquema completo -tres dosis-, como lo reporta la plataforma de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y Unicef, alimentada con datos oficiales de cada país de la región.

Los números concuerdan con los reportes del Ministerio de Salud, los cuales indican que para el 2020 la cobertura alcanzó un 89 por ciento en la primera dosis, pero no todos los niños que iniciaron el esquema lo completaron, la cifra descendió 10 puntos porcentuales en la tercera dosis, mientras que los dos refuerzos no llegaron a todos, se mantuvo entre un 77 y 76 por ciento, respectivamente.

Si los números fueron bajos durante el primer año de la pandemia, el 2021 fue más desfavorable para la población infantil. La cantidad de niños que comenzó el esquema fue menor y se mantuvo la tendencia del 10 por ciento que no lo completó. Quienes recibieron los refuerzos fueron menos que el año anterior.

Pese a que la atención en los servicios de salud y los puestos de vacunación han estado más activos que durante los primeros dos años de la pandemia, la cobertura de vacunación contra la polio no se ha recuperado. A julio de este año el porcentaje de niños vacunados llegó a 53, cuando el promedio a esa fecha debería de estar en 58. La cobertura en el resto de las dosis oscila entre el 32 y 41 por ciento. De continuar la tendencia será difícil llegar a ese 95 por ciento ideal al final del año.

Si bien el porcentaje de la cobertura de vacunación obedece a criterios epidemiológicos con el fin de reducir el número de niños que podrían contagiarse y desarrollar la enfermedad inmunoprevenible, los esfuerzos de la cartera, según indica, es que el biológico esté disponible en todos los servicios de Salud para evitar la reintroducción del virus y posterior circulación comunitaria entre la población infantil.

Inminente

“Nunca pensé en volver a ver esta enfermedad en nuestra región”, dijo la semana pasada la doctora Carissa F. Etienne, quien hasta ese momento fungía como directora de la OPS. Fue 30 años atrás que la polio se erradicó en las Américas, sin embargo, en julio pasado un hombre no vacunado fue diagnosticado con la enfermedad. El caso ocurrió en Nueva York, Estados Unidos, donde el poliovirus se detectó en aguas residuales, y esto levantó la alarma de un posible brote de poliomielitis, que de no contenerse podría afectar a más países.

El mayor riesgo lo tienen territorios cuya cobertura vacunal es baja. Son 12 países los que están más expuestos y Guatemala es uno de ellos. La débil cobertura en la región pone de nuevo a discusión una enfermedad que ya estaba olvidada en la región, y que en su momento condenó a miles de niños al dolor y la discapacidad.

“La poliomielitis no es una enfermedad tratable, la prevención es la única opción, y esta solo es posible con el uso de vacunas, que proporcionan una protección completa contra la infección de por vida”, dijo Etienne.

De acuerdo con el Ministerio de Salud, el esquema de vacunación contra la polio está conformada por dos o tres dosis y refuerzos, pues la evidencia científica demuestra que múltiples dosis aumenta y mantienen la inmunidad contra una enfermedad.

Es por ello, que las familias lleven a sus hijos a los puestos de vacunación para que reciban las dosis dentro del intervalo establecido en los lineamientos técnicos, dado que estas orientaciones permiten generar niveles de inmunidad adecuados para proteger a la población de las enfermedades.

Los niños deben recibir las vacunas contra la polio a los 2, 4 y 6 meses de edad, y  los refuerzos a los 18 meses y 4 años.

Riego: Caos importados o no

De acuerdo con la infectóloga pediatra Alicia Chang, presidente de la Asociación Guatemalteca de Enfermedades Infecciosas (AGEI), la baja cobertura de vacunación contra enfermedades inmunoprevenibles venía a la baja desde antes de la pandemia, pero la crisis sanitaria del covid-19 agudizó la crisis, y hoy estamos por debajo de los niveles ideales, como coincide el epidemiólogo Mario Melgar, miembro del Consejo Nacional de Prácticas en Inmunización (Conapi).

Esto aviva el riesgo de que se activen enfermedades que ya estaban controladas en el país, como el caso de la poliomielitis.

Pasa por el difícil acceso a los centros y puestos de vacunación, pero también por el desabastecimiento del biológico en algunas clínicas. Aunque hay otro punto a tomar en cuenta, las vacunas no se colocan a niños que están en sobre edad pese a que no han completado el esquema, según la médico, y han abogado porque esto cambie.

“Los niveles de cobertura están tan peligrosamente bajos que solamente basta con tener un caso para que haya un brote muy importante”, dice Chang, pues no solo hay riesgo del ingreso de un caso importado, pero hay otro extremo más, que se origine un caso dentro del territorio nacional.

“Pueden venir personas enfermas porque el período de incubación de la enfermedad es un poco largo, a veces no tienen ningún síntoma inicial, pero activamente pueden estar excretando el virus a través de la vía fecal. Pero no es necesario importar los casos, es muy probable que ya estén sucediendo y que pasen por debajo del radar de nuestra vigilancia epidemiológica”, advierte Chang.

Mientras que Melgar es de la opinión de que los casos importados siempre son un riego, y no nos libraremos de ellos mientras haya polio en el mundo. “Lo que nos preocupa es que ese caso pueda regarse a otras personas en el país y se convierta en un brote local, y con las tasas de vacunación que no están por arriba del 95 por ciento hay peligro de brotes de polio”, agrega.

Cualquier parálisis flácida, una de las manifestaciones de la enfermedad, debe ser testeada para poliomielitis, el problema es ¿a cuántos de estos casos se les ha corrido la prueba para establecer si son casos positivos a polio? Si esto no sucede, la vigilancia epidemiológica no está funcionando, y puede que haya casos que pasen inadvertidos.

Señales de alarma

Identificar un caso de poliomielitis no es tan sencillo, pues es un padecimiento que desde hace 30 años no está presente en el país y no todos los médicos están familiarizados con la enfermedad.

Chang indica que en un inicio se manifiesta como una gripe, pero lo que preocupa es que provoca parálisis, principalmente en los miembros inferiores. A diferencia de otro tipo de parálisis las piernas se vuelven flácidas, otra complicación es que puede haber insuficiencia respiratoria, como también encefalitis o inflamación en el cerebro.

Los pacientes pueden recuperarse con tratamiento, pero requieren rehabilitación. En casos extremos las personas fallecen.

Es importante que los padres de familia se acerquen a los puestos de vacunación para que sus hijos reciban las dosis necesarias. De acuerdo con el Ministerio de Salud hay disponibilidad del biológico. En el Centro Nacional de Biológicos hay más de un millón de dosis de la OPV (vacuna oral) y más de 700 mil dosis de IPV (inyectada), que están disponibles para las 29 áreas de salud.

 

ESCRITO POR:

Ana Lucía Ola

Periodista de Prensa Libre especializada en temas comunitarios, con énfasis en Salud y Educación, con 17 años de experiencia. Reconocida con el Premio de Prensa Libre en categoría Reportaje, en 2019. Premio de la UPANA por Informar a la población guatemalteca sobre la realidad en nutrición y desnutrición en el país, en 2019. Diplomado El periodismo en la era digital como agente y líder de la transformación digital impartido por el Tecnológico de Monterrey.