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Conflictividad en Sololá: centenaria disputa se ha vuelto bélica con el paso de los años

Enfrentamientos entre comunidades, que pertenecen a la misma etnia y hablan el mismo idioma, comenzó desde la colonia.

El conflicto entre Nahualá y Santa Catarina Ixtahuacán ha dejado decenas de muertos con la consecuentes secuelas de dolor. (Foto Prensa Libre: AFP)

El conflicto entre Nahualá y Santa Catarina Ixtahuacán ha dejado decenas de muertos con la consecuentes secuelas de dolor. (Foto Prensa Libre: AFP)

El conflicto entre Nahualá y Santa Catarina Ixtahuacán, Sololá, parece que no tiene solución a la vista. Aunque algunos historiadores, los problemas comenzaron en 1862 cuando Manuel Tzcoc, comunitario del primero de los municipios, inició un proceso de separación, otros sostienen que desde la época colonial ambos pueblos mantenían enfrentamientos.

Sin embargo, desde aquel año, la escalada de violencia ha trascendido a niveles ingobernables, donde ambos bandos utilizan armas de grueso calibre a las que no pueden tener acceso si no es a través de manos criminales.

En 1862 cuando Nahualá logra separarse de Santa Caterina Ixtahuacán no se delimitó correctamente el área conocida como El Alto y quedó en medio de los dos municipios. Con el tiempo las comunidades fueron creciendo y se acercaron más, con el resultado de una exacerbación de la conflictividad por la presión que había de tierras y recursos naturales.

En 1999 ocurre otro episodio importante de esta historia de conflictividad. El paso del huracán Mitch, un año antes, había agravado la inestabilidad del terreno donde estaba Santa Catarina Ixtahuacán haciéndolo inhabitable, por lo cual se decidió cambiar la cabecera municipal de lugar, y se fundó precisamente en El Alto.

Aunque en 2020 hubo intentos por hacer una medición topográfica y delimitar dicha área en disputa, no se ha podido concretar. Asimismo, ha habido una infinidad de intentos de diálogo, pero regularmente se interrumpen por un enfrentamiento armado, en el peor de los casos con saldos fatales, que en varias ocasiones ni siquiera llegan a trascender a los medios.

Distintas administraciones de Gobierno han tratado de resolver el problema por la fuerza, imponiendo estados de prevención o de sitio. Pero estos no han servido para detener la escalada de violencia, parece que luego de uno de estos estados de excepción los grupos en conflicto regresan con más fuerza.

La conflictividad pasó con los años de ser propia del área limítrofe a la totalidad de los municipios cuyos habitantes tienen una fuerte pertenencia cultural.

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En esta ocasión evidenciaron su poderío al expulsar de uno de los municipios a una considerable cantidad de efectivos de la Policía Nacional Civil y del Ejército, así como a investigadores del Ministerio Público.

Ni la fuerte presencia militar fue capaz de contener la furia de los pobladores de Nahualá. (Foto Prensa Libre: AFP)

Contrario a otros conflictos en el mundo, como los de Israel y Palestina o entre chiitas y sunitas en el mundo árabe, Nahualá y Santa Catarina Ixtahuacán son dos pueblos de la misma etnia maya, k’iche’, hablan el mismo idioma con el mismo acento y en términos generales tienen las mismas creencias, incluso las mujeres visten el mismo traje típico. Pero esa evidente familiaridad no ha impedido que cese el fuego.

Algunos analistas no descartan que grupos organizados del narcotráfico o tráfico de migrantes estén tras los enfrentamientos más recientes, de igual forma señalan que el Estado mantiene a ambos municipios en un abandono sistemático lo que ha quedado demostrado en interminables mesas de diálogo que cada cierto tiempo se deben reiniciar por el cambio de autoridades y delegados.

Esto ha generado que no existan soluciones palpables para los vecinos de ambos municipios que caen en desesperación.

Ese abandono “ha generado en su gente un sentido de que lo local es algo muy propio y muy soberano”, dijo en una oportunidad el Gonzalo de Villa cuando era obispo de la Diócesis de Sololá.

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