Sin embargo, a pesar de que los puestos en las diócesis guatemaltecas están pendientes de ser ocupadas desde febrero del 2018, la de Santiago de Guatemala, y desde mayo del mismo año, la de San Marcos, no se anunciaron nombramientos.
Monseñor Gonzalo de Villa, presidente de la Conferencia Episcopal de Guatemala (CEG), afirmó que para los nombramientos “no hay plazos legales establecidos”. “Imagino que no se tardarán mucho, pero subrayo la palabra imagino”, indicó de Villa, también obispo de la diócesis de Santiago-Sololá.
Aseguró que hasta este momento no cuenta con “información privilegiada” de cuándo podrían ocurrir estas designaciones.
La Diócesis de Santiago de Guatemala no cuenta con arzobispo titular desde el 28 de febrero del 2018 cuando falleció monseñor Oscar Julio Vian Morales por complicaciones a consecuencia de un cáncer. La administración apostólica de esa sede está a cargo de Raúl Martínez Paredes, obispo auxiliar y vicario general.
Es la diócesis que más fieles congrega puesto que a ella pertenecen las parroquias e iglesias de los departamentos de Guatemala (el más poblado), Escuintla y Sacatepéquez, por lo cual las opiniones expresadas por los obispos que ha tenido al frente tienen un gran peso político.
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La Diócesis de San Marcos, mientras tanto, no cuenta con obispo desde mayo del 2017, desde el fallecimiento de monseñor Carlos Enrique Trinidad Gómez. Contrario a la de Santiago de Guatemala no cuenta con obispo interino, según el sitio en internet de la CEG.
La falta de nombramientos de los obispos guatemaltecos en las mencionadas diócesis no deja de extrañar, sobre todo porque en las designaciones anunciadas este viernes por el Papa, una también tenía un año de carecer de obispo y otra apenas días.
La Diócesis de Lima no contaba con arzobispo desde el 28 de diciembre pasado cuando renunció el cardenal Juan Cipriani Thorne por haber cumplido el límite de 75 años.
Mientras que la de Tlalnepantla no contaba con jerarca desde febrero del mismo año cuando monseñor Carlos Aguiar Retes fue designado arzobispo primado de México y custodio de la Virgen de Guadalupe.
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