Comunitario

El inminente riesgo sobre el que viven los pobladores que regresaron a Campur y a Sesajal

En noviembre del 2020 las tormentas Eta e Iota dejaron a dos comunidades de Alta Verapaz convertidas en lagunas, luego de varias semanas el agua retrocede, pero corren el riesgo de que sus viviendas vuelvan a inundarse por la condición de los suelos.

El recuento oficial indica que 900 casas en Campur quedaron bajo el agua. El agua retrocede y a principios de enero 150 viviendas ya están visibles en la superficie. (Foto Prensa Libre: Érick Ávila)

El recuento oficial indica que 900 casas en Campur quedaron bajo el agua. El agua retrocede y a principios de enero 150 viviendas ya están visibles en la superficie. (Foto Prensa Libre: Érick Ávila)

El nivel del agua continúa bajando en Campur, Alta Verapaz, pero el suelo kárstico dificulta su drenaje.

La zona kárstica en la que se ubica la comunidad está llena de cavernas y ríos subterráneos, y esta condición natural es de alto riesgo para vivir, porque el suelo está sobresaturado.

“Es como una esponja que en cualquier momento puede volver a inundarse y no precisamente por otra tormenta, sino por la misma sobresaturación”, explicó Rafael López, coordinador del Centro de Información Estratégica del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (Maga).

De acuerdo con la Asociación Guatemalteca de Espeleología (AGE), no existe un registro de cuántas formaciones de este tipo hay en el país; sin embargo, calcula que de los 108 mil 889 Kilómetros cuadrados que conforman el territorio nacional, 15 mil de estos son de tipo kárstico, que es donde abundan estas formaciones.

El especialista del Maga comentó que los pobladores tenían en sus terrenos desagües naturales, conocidos como siguanes, que permitían un drenaje por los ríos subterráneos, pero llegó un momento en que cada familia tenía uno de estos agujeros en sus viviendas y empezaron a taparlos con cemento.

“Hay cierto daño humano que involuntariamente se hace y al tapar todos los drenajes naturales el área se convierte en un problema y con tormentas como las de noviembre pasado se evidencian los efectos de estas decisiones”, dijo López.

Más de 7 millones de metros cúbicos de agua

Unas 72.78 hectáreas de cultivos resultaron con daños en Campur, 27 hectáreas de café y 45 de cardamomo, con el paso de Eta e Iota; además, dejaron afectadas a 170 familias.

La pérdida de maíz no se logró cuantificar porque el grano quedó anegado en bodegas porque la cosecha ya había terminado y se encontraba en las viviendas de las familias.

En el tema pecuario se reportaron 70 aves y 100 cerdos, animales de traspatio, que murieron durante las tormentas.

López agregó que luego de una visita de campo al lugar junto con delegados y autoridades de La Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), y otras instituciones determinaron que la dimensión de la laguna de Campur fue de 1 mil 500 metros de largo y 426 metros de ancho.

La profundidad promedio del agua fue de 12 metros, y en algunos lugares alcanzó los 25 metros de profundidad, dependiendo la topografía. Se estima que se acumularon 7 millones 150 mil metros cúbicos de líquido.

“Aunque el agua está bajando de forma natural, es decir, por evaporación, no hay drenajes que permitan acelerar el proceso y se están descubriendo algunas casas principalmente de las orillas, pero el porcentaje aún es mínimo”, resaltó López.

La zona de Campur es urbana, por lo tanto, las áreas cultivables se encuentra en las orillas y están fuera del área aún inundada.

Un área puede ser considerada buena para la agricultura, aunque no para vivir, pero “aunque sea el mejor suelo no podrán trabajar en ese lugar”, afirmó López.

Las personas levantaron casas temporales de lámina sobre la carretera y están a la espera de los análisis de Conred; sin embargo,  el problema principal es la vivienda. “Es un trauma humano que viven por haber perdido su hogar”, refirió el coordinador del Maga.

David de León, portavoz de Conred informó que actualmente se observa que el nivel del agua en Campur desciende en promedio 21 centímetros diarios al tener ambiente soleado.

De acuerdo con el reporte de los líderes comunitarios se observan entre 5 a 8 metros que ha descendido el nivel del agua, persistiendo aún un promedio de 25 metros sobre el nivel del suelo.

El tipo de suelo kársticos y lo ocurrido en el sector son elementos que se considerarán para que el Consejo Científico de Conred recomiende o no declarar el lugar habitable, y de esa manera evitar que la población viva en un área de alto riesgo y acate el dictamen final del Consejo.

“Al momento no se recomienda que la población regrese al área porque se deben realizar los estudios pendientes, por ejemplo, se debe evaluar la estructura de las viviendas, verificar los cimientos, sistema de drenajes, entre otros, porque recordemos que las estructuras han estado por más de 60 días bajo el agua y el peso de la misma impacta en la resistencia de las casas”, informaron las autoridades de Conred.

Sesajal una comunidad invisibilizada

López indicó que hay otras comunidad llamada Sesajal en condiciones parecidas a las de Campur, puesto que se formó una laguna de 5 kilómetros de largo.

Con menos viviendas, esta comunidad también sufrió daños y las familias sí cuentan con siembras dentro del área urbana. En ese sentido, piden ser visibilizados ya que luego del paso de las tormentas se quedaron con necesidad de apoyo tanto de alimentos como para reconstruir sus hogares.

Winter Coc, alcalde de San Pedro Carchá busca reubicar a toda la población, puesto que afirma, en las casas no quedan ni los marcos de las puertas, mientras que el comercio y los cultivos también se fueron con la corriente.

En el caso de Sesajal, la Conred afirmó que tienen conocimiento de varias comunidades reportadas con condiciones similares en el departamento de Alta Verapaz, y se han coordinado las evaluaciones para que el Consejo Científico emita una opinión.

En la comunidad Sesajal se estableció un monitoreo e información que líderes del sector trasladan a Conred constantemente.

Autoridades del Maga verifican los daños en Campur. (Foto Prensa Libre: Cortesía Maga)

Pérdidas millonarias por degradación y erosión de suelos

Según estimaciones del Instituto Privado de Investigación sobre Cambio Climático (ICC), a nivel nacional se pierden 149 millones de toneladas de suelo fértil por año, lo que representa un valor monetario aproximado de Q66 millones anuales.

La población más afectada es la que se dedica a la agricultura familiar. En el caso de Guatemala suman cerca de 800 mil familias.

Esta pérdida del suelo afecta especialmente a la actividad agrícola, la cual representa cerca del 14 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).

Alex Guerra, director del ICC resaltó la importancia de crear mecanismos para mejorar el manejo de los suelos. Por esa razón el 2 de diciembre del 2020 se estableció la Alianza Guatemalteca para el Manejo de los Suelos.

Dicha organización tiene como objetivo constituirse en una plataforma de país que una esfuerzos y cree sinergias para la gestión sostenible de los suelos, de manera que se convierta en un pilar para la generación de bienes y servicios de este recurso natural, así como su conservación y manejo sostenible, explicó Guerra.

Tanto instituciones públicas y privadas, organizaciones sociales, organizaciones de productores y cooperativas, cooperación internacional e instituciones académicas se han adherido a la creación de esa Alianza.

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