Mientras el tiempo pasa, los habitantes, sobre todo de 29 comunidades de Barillas, San Mateo Ixtatán y Nentón, Huehuetenango, viven casi aislados, por el pésimo estado de unos 40 kilómetros pendientes de ser asfaltados.
Aunque la FTN ya está asfaltada en más del 80 por ciento de los 337 kilómetros que componen la megaobra, el tramo que atraviesa el más occidental de los departamentos del país es, según lugareños, “un desastre”.
Recorrido
Prensa Libre hizo un recorrido por ese trayecto de la carretera y constató las precarias condiciones en que se encuentra.
DESCARGA- Vea el PDF de los contratiempos de la Franja Transversal del Norte.
Los escasos vehículos que lo transitan —solo de doble tracción— tardan hasta cinco horas para recorrer los 40 kilómetros que aún no se han trabajado, y la alternativa es otra ruta de 35 kilómetros que rodea la Franja y que se encuentra en iguales o peores condiciones.
Los pobladores que buscan trasladar sus mercancías, no digamos llevar a un enfermo a las cabeceras municipales o a Huehuetenango, exigen la finalización de la obra.
“La gente que se opone no es de aquí; solo vienen a dañarnos porque nosotros somos los que sufrimos”, expuso un hombre que en un punto de la aldea Ixquisis, San Mateo Ixtatán, esperaba transporte para la aldea Yulaurel.
Vecinos de 29 comunidades de ese municipio también exigen la pavimentación de la carretera. “Viajar cuando llueve es complicado porque hay demasiado lodo y las pendientes son pronunciadas, y los vehículos se quedan varados. Nuestras carreteras son intransitables”, indicó Óscar Torres, otro de los pobladores afectados.
Andrés Bernabé, líder de Yalahuitz, afirmó que “el conflicto que se generó por grupos en contra del proyecto ha significado una barrera entre la extrema pobreza y el desarrollo para las comunidades de esta zona; la mayoría de ellas, sumidas en la pobreza”.
El 17 de julio último, el presidente Otto Pérez Molina visitó Ixquisis y se comprometió a retomar los trabajos de la carretera, pero después de casi seis meses aún no se reinician las labores.
No consultaron
La óptica es diferente para quienes cuestionan el proyecto. Francisco Mateo Morales, miembro del Consejo de Pueblos Mayas y que representa a comunidades de Nentón, Huehuetenango, aseguró que los comunitarios no se oponen a la carretera pero existe incertidumbre, por la forma como la maquinaria empezó a abrir brechas sin consultarles.
“En Yalambojoch —aldea de Santa Cruz Barillas— empezaron a botar árboles de un área de conservación, sin consultar a nadie, y eso provocó reacción y desconfianza entre la gente”, indicó Mateo.
El dirigente indígena criticó la incapacidad del Gobierno para llegar a acuerdos con los vecinos, ya que nunca se les explicó de qué manera se garantizaría la sostenibilidad de los recursos naturales, que abundan en esa parte de Huehuetenango, y cómo no se afectaría el medioambiente ni la propiedad privada, puesto que la carretera, en algunos de sus tramos, atraviesa áreas donde hay casas particulares e iglesias.
Mateo expuso que “existe temor de la gente de que esta ruta va a facilitar la extracción de las reservas naturales que aún quedan”. Agregó que “la gente tiene ese sentimiento de desconfianza porque a la par de la carretera van los proyectos de hidroeléctricas y turismo empresarial, y la gente asocia esto con la carretera, y no dejan de tener lógica”.
Otros conflictos
El conflicto en Huehuetenango no es el único que ha llevado a que se postergue la finalización de la obra. En Raxruhá, Alta Verapaz, las autoridades municipales exigen que el tramo que atraviesa el centro del municipio sea de cuatro carriles, para evitar accidentes mortales.
El alcalde de ese municipio, Gumercindo Reyes, aseguró que ya existe un acuerdo con el CIV y dan por hecho que se cumplirá. No obstante, el viceministro Miguel Ángel Cabrera expuso que no es factible, debido a que el contrato firmado con la constructora Solel Boneh especifica que toda la ruta será solo de dos carriles.
Otro problema se da en el área del Parque Nacional Laguna de Lachuá, cuyos pobladores exigen que sean asfaltados los 6.8 kilómetros que atraviesan la parte norte del lugar y cuya construcción está detenida, ya que no han autorizado los permisos ambientales. Las autorizaciones que se solicitaron al comenzar la obra fueron para otra área fuera del parque, donde ya no pasará la carretera.
También existe conflicto en la aldea Mayaland, Ixcán, Quiché, donde el trazo de la Franja afecta el templo católico y un campo de futbol, lo cual rechaza la población.
Similar situación se vive en la aldea El Aguacate, Santa Cruz Barillas, entre una iglesia protestante y una católica, ya que, según el CIV, ninguna quiere ceder terreno.
En otras cuatro aldeas se reportan conflictos por derechos de vía y propiedades privadas.
Prórroga
Para concluir los trabajos, el CIV optó por ampliar el contrato con Solel Boneh, el cual vencía en febrero del 2015 y se prorrogó para octubre.
Cabrera aseguró que el CIV tiene voluntad de terminar la ruta, pero lo han impedido los conflictos sociales. Afirmó que el atraso afecta a la constructura por los sobrecostos, y desconoce si demandarán al Estado.
Solel Boneh no se pronunció sobre los atrasos de la obra, pese a que se solicitó información en sus oficinas durante varios días.-Con información de Mike Castillo
Problema
No hay diálogo
El gobernador de Huehuetenango, Kenneth Mérida, aseguró que las personas que se oponen al proyecto son una minoría, un 15 por ciento, y que no han buscado el diálogo con las autoridades.
“No han querido diálogo”, expuso.
Huehuetenango es una área de conflictividad. El 5 de mayo del 2014, una turba de vecinos de la aldea Ixquisis destrozó la maquinaria de la constructora Solel Boneh. A raíz de los ataques se instaló un destacamento militar.
En septiembre del 2013, un soldado murió en los disturbios ocurridos en Santa Cruz Barillas contra una hidroeléctrica.
Desastre
5 horas tarda recorrido de 40 km en Huehue por pésima carretera.
Pagos
173.4 millones de dólares se han pagado a la fecha, más sobrecostos.
Historia sin fin
La construcción de la Franja Transversal del Norte ha girado en torno a intereses políticos y económicos.
1950
Se constituye la región para desarrollar Alta Verapaz, por medio de la explotación de maderas preciosas y la ganadería. Se anulan los efectos del decreto 900, que expropiaba tierras ociosas.
1960
Se configura la FTN en cinco sectores: Ixcán, Lachuá, Sebol, Modesto Méndez y Lívingston. Se inicia el proceso de colonización, para mitigar la demanda de tierras de campesinos. Se hacen los primeros trabajos.
1975
Se inicia la construcción de la vía y se da una apropiación intensiva de tierras por parte de políticos, militares y empresarios. Surge el conflicto armado y la FTN se convierte en escenario de masacres de indígenas.
1996
Al firmarse la paz, la región vuelve a ser de sumo interés para la explotación económica. Empieza el desarrollo de monocultivos. En Huehuetenango, los desplazados por la guerra ocupan las tierras de nuevo.
2000
Al inicio del milenio, la zona cobra mayor relevancia por la privatización de la energía eléctrica, una ley de minería y concesiones petroleras en la FTN. En el 2005 se retoma la construcción de la carretera.
2009
Comienza la pavimentación de la ruta. Aumentan los monocultivos y los desalojos de población indígena. En los últimos años han crecido las protestas violentas en Huehuetenango, en contra de la obra.