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Sistema educativo descuida el bienestar emocional de los estudiantes

La depresión ocupa el tercer lugar de las enfermedades que aquejan a los jóvenes de 15 años que están dentro del ciclo escolar guatemalteco, y el Ministerio de Educación carece de programas y de expertos que se ocupen de la salud emocional y mental de los estudiantes.

El Ministerio de Educación no cuenta con programas que se ocupen de la salud emocional de los estudiantes. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

El Ministerio de Educación no cuenta con programas que se ocupen de la salud emocional de los estudiantes. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

“Las instituciones educativas se limitan a la formación académica e invisibilizan la parte emocional de los estudiantes”, mencionó el psicólogo Estuardo del Águila, de la Liga de Higiene Mental.

Durante la adolescencia, los cambios emocionales son frecuentes y hacen vulnerable a las personas a trastornos que repercuten en su rendimiento escolar con bajas calificaciones, aislamiento o mala conducta, agregó el experto, para quien es necesario que en los centros educativos se dé acompañamiento a los jóvenes sobre cómo manejar su estado de ánimo.

Usualmente, los adultos olvidan que en esta etapa se tienen conflictos internos, o tratan de minimizarlos, sin embargo, cifras de un estudio internacional demuestran lo contrario: Los estudiantes de 15 años son 2.2 veces más propensos a padecer depresión, según informe del Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes Pisa para el Desarrollo (Pisa-D) presentado en diciembre pasado, en el que se pidió a los estudiantes que se autoevaluaran.

El 15% de los menores dijo que han tenido episodios de pánico y de ansiedad, mientras que dos de cada 10 refirió haber tenido dificultad para conciliar el sueño por las noches. También se evidenció que los adolescentes son 2.1 veces más proclives a tener momentos de fatiga recurrente o de larga duración.

Los datos dan cuenta de que el bienestar emocional de este grupo estudiantil es deficiente, y en algunos casos tiene relación con la transición de la niñez y la juventud, y de las autocríticas hacia su imagen, pero también está relacionado con las exigencias académicas a las que son sometidos por lograr mejores calificaciones o por la preocupación de sacar una mala nota, según el informe.

36% de las estudiantes mujeres se ha sentido deprimido, contrario al 26% de hombres.

Héctor Canto, viceministro Técnico del Ministerio de Educación, indicó que hasta ahora son los docentes quienes se encargan de dar apoyo y acompañamiento a los estudiantes con conflictos emocionales.

“El tiempo de un maestro se hace insuficiente (para atender el área psicoemocional) y la especialidad también es insuficiente porque su especialidad es hacer docencia”, refirió el funcionario.  Aunque dicha debilidad en el sistema educativo trata de ser compensado con programas orientados a formación ciudadana y de sexualidad con enfoque de empoderamiento.

Contratar a personal especializado se hace necesario, pero no hay fondos para ello. “En la medida que el presupuesto del Ministerio de Educación vaya incrementándose es necesario pensar en contratar especialistas como psicólogos y orientadores para que refuercen el trabajo que los docentes hacen en el aula”, como se hace en otros países, señaló Canto.

El viceministro reconoce que es necesario ocuparse del bienestar emocional de los adolescentes, pues su aprendizaje y su desempeño académico puede verse afectado si su salud emocional es impactada.

45% de las estudiantes han experimentado sentimientos de soledad, en el caso de los hombre, el 30%.

Ellas, las más afectadas

Son las mujeres las que indicaron en mayor porcentaje sentirse “tristes o deprimidas” una vez a la semana o más, en un 36%, comparado con el 26% de los varones. Cuatro de cada diez niñas dijo sentirse sola, mientras que los niños, tres de cada diez. Estas respuestas permiten observar algunos indicios de depresión entre los estudiantes guatemaltecos, y se concluye son ellas las que más los experimentan, en un 31%, contrario al 18% de ellos.

Las enfermedades gastrointestinales que reportaron padecer los estudiantes, en 58% las mujeres y 48% los hombres, podrían estar relacionados con esa alteración en sus emociones.

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Dar acompañamiento a los estudiantes y proveerles de herramientas que les ayuden a solucionar conflictos, que alimenten su capacidad de resiliencia y sanen su autoestima, y motivarlos a romper el silencio a cualquier situación que los haga vulnerables, es parte de la recomendación de Del Águila, aunque no se debe cargar a los centros educativos, pues se requiere de la complicidad de los padres en este tema.

El representante de Unicef en Guatemala, Carlos Carrera, señala que las escuelas son tomadas como espacios donde los menores solo llegan a aprender matemáticas, idioma u otras materias, “sin embargo, es un espacio donde se desarrollan capacidades para resolver problemas cotidianos como el manejo de la frustración, la motivación de aceptar retos en el aprendizaje, la selección de amigos y amigas, la tolerancia, el respeto, la colaboración en grupo, entre otras”.

39% de la mujeres de 15 años que asisten a la escuela confesaron sufrir de insomnio, mientras en los hombre, el 38%.

Poca inversión en secundaria

A criterio de Canto, el último informe de Pisa tiene información valiosa acerca de las deficiencias que hay en el país en materia educativa y da una luz de las decisiones que se deben tomar para mejorar el panorama. “Esto nos motiva a replantear e incluir en los sistemas de formación docentes, el atender la parte de desarrollo psicoemocional de los estudiantes”, dijo.

De esa cuenta, es necesario fortalecer la inversión en el nivel secundario, que hasta ahora ha estado descuidado.

Este año los recursos en Primaria fueron de Q8 millones 373 mil, mientras que en el nivel básico fue de Q 1 millón. La inversión por cada grado de la secundaria es de US$457, unos Q3 mil 528.

“En este ciclo no existen suficientes programas de apoyo, solo tenemos el de gratuidad y el de bolsas de estudio, pero no es para todos los estudiantes”, manifestó.

Entre los programas que se prevé extender al nivel básico es la refacción escolar, pues el reporte de Pisa menciona que el 15% de los jóvenes pasó hambre al menos una vez a la semana y un 2% casi a diario.

Un estudiante con hambre no tiene un buen rendimiento, por lo que es necesario suplir sus necesidades primarias, refiere el informe. Mientras que Canto asegura que la escasez de alimento en los hogares y la pobreza son factores que limitan el acceso de los jóvenes a seguir estudiando.

Entre las recomendaciones de Pisa es que “los docentes deben trabajar para alcanzar las competencias en los estudiantes que permitan fomentar una salud integral llevando a cabo buenas prácticas.  Un docente no puede enseñar ni modelar lo que no tiene. Si se desea que los estudiantes tengan buena salud y bienestar es necesario fortalecer estos aspectos en los docentes para que lo puedan transmitir con mayor autenticidad”.

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ESCRITO POR:

Ana Lucía Ola

Periodista de Prensa Libre especializada en temas comunitarios, con énfasis en Salud y Educación, con 17 años de experiencia. Reconocida con el Premio de Prensa Libre en categoría Reportaje, en 2019. Premio de la UPANA por Informar a la población guatemalteca sobre la realidad en nutrición y desnutrición en el país, en 2019. Diplomado El periodismo en la era digital como agente y líder de la transformación digital impartido por el Tecnológico de Monterrey.