Más tarde se elevó en la Catedral Metropolitana una oración por la paz, dirigida por monseñor Gustavo Mendoza, obispo auxiliar de Guatemala.
Ceremonia oficial
El presidente Álvaro Colom tuvo a su cargo el cambio de la rosa de la paz, a petición del secretario de la paz, Eddy Armas, “por su trabajo con los retornados de México —de 1991 a 1997— y por su impulso de políticas sociales hacia los más pobres”, indicó.
Colom afirmó que las causas del conflicto siguen vigentes y recordó el caso del abogado Rodrigo Rosenberg, al aludir: “Los pobres defendieron la democracia, y los otros, acusándome de asesino y pidiéndome la renuncia”.
El único signatario de la paz presente en esa ceremonia oficial, Gustavo Porras, señaló que los sucesivos gobiernos han puesto al frente de las instancias relacionadas con la paz a personas “que no profundizan en el tema y solo pretenden lograr protagonismo”.
Porras afirmó no haber sido invitado al acto, al igual que el resto de signatarios. “Saludar con el sombrero ajeno es una vieja costumbre”, comentó.
Otro firmante de los acuerdos, el alcalde Álvaro Arzú, organizó por cuenta de la Municipalidad su propio festejo.
En el Monumento de la Paz, en el Centro Cívico, la comuna montó un escenario donde hubo presentaciones artísticas a partir de las 17 horas.
El vocero de la comuna, Carlos Sandoval, no supo precisar el costo de esa celebración.