Guatemala

Juntos por necesidad

El orden parece planificado. Quienes recién llegan respetan sin problema las dos filas que se forman en espera de otro vehículo. La primera es para abordar en el asiento trasero del taxi, y la segunda, para ir en la parte delantera. Esta última es más corta, pues solo hay dos sitios —en un solo sillón—.

Un microbús se desplaza con varias personas  que cuelgan del automotor, y a gran velocidad.

Un microbús se desplaza con varias personas que cuelgan del automotor, y a gran velocidad.

Son dos hombres los encargados de mantener este orden en las filas y de dar paso a los taxis para que se detengan por un breve instante —el necesario para que la gente aborde— en uno de los estacionamientos ubicados en la 7a. avenida y 17 calle, zona 1.

Los autos blancos no paran de llegar, en un lapso de menos de dos minutos. Paran y en un santiamén están llenos con cinco y a veces seis pasajeros; dos al frente y tres o cuatro atrás.

La incomodidad de los buses repletos en la hora pico, más la necesidad de llegar a tiempo y sin temor de ser asaltados motivan a cientos de trabajadores a pagar un poco más, para durar un poco menos en el tráfico.

Hay varios sitios bien focalizados, a los cuales los usuarios se acercan, tanto por las mañanas —entre 5.30 y 8 horas— como por las tardes —entre 17 y 21 horas— para compartir un taxi hacia un mismo sector. Cada pasajero paga Q10.

Los recorridos

Los destinos están establecidos tácitamente, tanto por las mañanas como por las tardes. Asimismo, los grupos de taxistas que prestan el servicio tienen acuerdos y condiciones claras entre sí, como que nadie cobre una tarifa diferente o que todos deben rotarse para pasar un día por la posición de “acomodador” —el que ordena la fila y organiza a los pasajeros para abordar los autos—.

Del Naranjo, zona 4 de Mixco, o de las colonias de la zona 18, hacia el centro; de Mixco al Trébol; de la Parroquia, zona 6, y la 17 calle, zona 1, hacia la zona 18; del Centro Histórico a las zonas 9 y 13. Los trayectos son impuestos por la oferta y demanda, sobre todo si la alternativa es ir colgando de un bus o microbús.

“Prefiero usar taxi porque llego más rápido, voy más cómoda y es más seguro. Me han robado tres veces en la camioneta; entonces me siento mucho más segura acá, en donde nunca me ha pasado nada”, expresó una pasajera de taxi que se dirigía a la colonia Maya, zona 18.

Suplen carencia

Olga expresó que no hay suficientes buses que cubran la ruta a donde se dirige, y los pocos que hay van extremadamente llenos y haciendo paradas muy largas, por lo que el traslado puede durar hasta dos horas.

Agregó que muchos de los pilotos y ayudantes de los autobuses cobran tarifas más elevadas en las horas pico — entre Q5 y Q7—, así que, por Q3 más, prefieren llegar antes, con comodidad y sin riesgo de toqueteos al ir de pie.

De acuerdo con datos de la Defensoría del Usuario del Transporte Público, en el 2013 se recibieron unas 400 denuncias por cobros excesivos en el trasporte urbano. Hay dos mil 927 buses autorizados; de estos, 445 son transurbanos y dos mil 482 son rojos, pero no hay manera de comprobar si esa cantidad de unidades está en circulación.

Los conductores

“Hacemos entre dos y cuatro recorridos diarios. Depende mucho del tránsito y la demanda, que crece en quincena y fin de mes”, comentó don Jorge, un taxista, que considera como factor a favor el ser ya conocidos por los usuarios. Conversaciones y saludos entre pasajeros son usuales en cada viaje.

De acuerdo con Amílcar Montejo, intendente administrativo de la Policía Municipal de Tránsito (PMT) capitalina, una vez el piloto del taxi cumpla con los requisitos establecidos, no hay ningún problema con esta modalidad, ya que ellos tienen la libertad de aplicar las tarifas que deseen. Es una negociación entre el taxista y el usuario.

Montejo agregó que la PMT únicamente se asegura de que no viajen sobrecargados, ya que es riesgoso para el pasajero y amerita multas de Q500 o incluso la confiscación del carro, si reincide.

Pese a estas restricciones, también hay taxis “piratas”, es decir no registrados, que llevan cinco o seis pasajeros por viaje, los cuales hacen maniobras en el tránsito, algunas riesgosas como conducir en contra de la vía o virar donde no está autorizado a fin de llegar más rápido.

“No tenemos mayores problemas con la PMT, ya que somos taxis autorizados, pero si hay algún operativo sí tratamos de evitarlo, porque llevamos más personas de las que se autoriza”, confiesa un taxista.

A criterio de Roberto Cantón, gerente de Corporación Amarillo, este tipo de servicio representa uno de los mayores riesgos a los que se exponen las personas, ya que al viajar con sobrecarga, el vehículo no está en condiciones óptimas. “Muchos de los vehículos que operan como colectivos no son registrados, por lo que no pasan por los controles mínimos y no se puede saber el estado en que se encuentran”, refirió.

Cantón calcula que entre mil 800 y dos mil 200 automotores prestan ese tipo de servicio en las horas pico, entre autorizados y piratas.

Microbuses

Por una tarifa que ronda los Q5 existe la opción de microbuses que llevan hasta 15 pasajeros: usualmente siguen las rutas de buses aunque con vías alternas. Montejo aseguró que con los microbuses se da el mismo problema que con los mototaxis: no existe un reglamento y proliferan a pasos agigantados.

Sin embargo, los usuarios ponen en riesgo su vida en esos vehículos porque muchas veces es la única opción para transportarse.

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