“Los agentes le informaron falsamente al decirle que, si se le ocurría pedir asilo, sería enviada a la cárcel y su hija de 12 años puesta en adopción, de manera que nunca volvería a ver a su madre”, indica Aclu.
El interrogatorio a la mujer, del cual no se revela su nombre ni nacionalidad, es calificado por Saldivar de “brutal” puesto que se hizo en presencia de la pequeña, quien a gritos y llantos le suplicaba a su madre que hicieran lo que los agentes fronterizos le pedían.
Al final, cita el artículo, la madre creyó en las amenazas del agente y firmó algunos papeles creyendo las falsas amenazas del agente, la madre claudicó y firmó algunos papeles en inglés que ni siquiera entendía. De todas maneras fue separada de su hija.
“Ya soy un niño grande”
Aclu afirma que “otros padres describieron situaciones parecidas” y cita otro ejemplo; el de un padre que había huido de su país porque una pandilla amenazó a su hijo de 13 años de que lo matarían si no se unía a ellos.
El padre afectado relató al abogado de Aclu el dramático momento de la separación, cuando le dijo a su hijo que se mantuviera calmado y fuera fuerte, a lo cual el menor respondió: “Papá, no te preocupes por mí. Yo ya soy un niño grande”. Inmediatamente después se produjo la separación.
El artículo señala que “el padre afirmó a Aclu que la anarquía y el permanente estado de temor en que vivía su familia en su país de origen era terrible, pero no se compara con la agonía que sintió al no saber si alguna vez volvería a ver a su hijo”.
Lea también: ¿Dónde están los menores que fueron separados de sus familias?
Como un campo de prisioneros
Otro de los hallazgos que presenta la organización estadounidense es el que los centros donde permanecen detenidos los migrantes se asemejan a “un campo militar de prisioneros”. El artículo describe que se tratan de edificios grises oscuros y sombríos, en medio de pastizales desiertos, rodeados de alambres y vallas electrificadas.
“El personal de este centro —incluso los recepcionistas— vestían uniformes militares color caqui y botas de combate, que recordaban a la vestimenta de la Guerra del Golfo. Muchos portaban armas de manera muy visible”, explica el artículo.
Añade: “Ese ambiente militar que se respiraba en el centro se sentía aún más claramente en las actitudes y el comportamiento de los guardias. Los padres con los que hablamos nos dijeron que tenían miedo de preguntarles algo, por temor a que les gritaran, les amenazaran y los repudiaran”.
Saldivar concluye el artículo cuestionando a las autoridades estadounidenses: “¿En qué tipo de país nos hemos convertido, desplegando todo el poder y la ira del gobierno federal para aterrorizar a las madres y padres que buscan la seguridad de sus hijos y para hacer que la detención sea un infierno, peor que el hogar del que estos desesperados inmigrantes han huido? ¿Es así como esperamos disuadirles?”.
Más denuncias
Anteriormente Aclu ya había denunciado abusos cometidos contra migrantes. En una nota del 20 de junio de la directora ejecutiva Terri Burke, revela que en una visita a un centro de detención y dos refugios observó filas de migrantes que eran sometidos a tratos indignantes e inhumanos.
En la visita también participaron seis congresistas de Texas, dos de ellos indicaron que dos jóvenes de 17 años, próximas a cumplir 18, habían dado a luz en el refugio, y lamentaron que cuando las madres alcanzaran la mayoría de edad serían enviadas a un penal para adultos, mientras que los bebés permanecerán en el refugio.
Además, Burke cita que conversó con una mujer que con su hijo huían de la violencia doméstica de su país de origen y a quienes agentes fronterizos le habrían dicho que no serían separados toda vez ingresaran de manera legal a EE. UU.
Familias separadas
Desde mayo hasta mediados de junio, la separación de familias, medida parte de la política “tolerancia cero” del presidente estadounidense Donald Trump, causó que más de dos mil 300 menores de edad fueran separados de sus padres y madres, dentro de ellos se cuentan por lo menos a 465 guatemaltecos.
El Ministerio de Relaciones Exteriores informó que al menos cuatro niños han sido reunificados con sus familias y 200 están próximos a completar el proceso. Una orden de un juez federal de San Diego, California, ordenó al gobierno de EE. UU. a reunificar en 30 días a la totalidad de menores separados y 15 días a los menores de 5 años.
En los casos más dramáticos de la separación familiar, a los padres los hicieron firmar su deportación y fueron devueltos a sus países de origen.
En Guatemala se documentaron por lo menos dos casos: el de Nasario Jacinto Carrillo, originario de San Juan Ixcoy, Huehuetenango, a quien le quitaron a su hija, Filomena, de 5 años, cuando ingresó a territorio estadounidense. A la fecha aún espera que se la devuelvan.
El otro caso es el de Lourdes de León quien fue separada de su hijo, Leo de León, quién se encuentra solo en EE. UU., mientras que ella está en San Pablo, San Marcos.
Lourdes ha podido hablar con su hijo por video conferencia durante 45 minutos una vez a la semana. Ahora espera con ansias volverlo a abrazarlo.
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