Migrantes

Patrulla Fronteriza atiende y agiliza los procesos de deportación para reducir la migración ilegal

Centroamericanos que llegan a la frontera son devueltos a sus países sin nada más de lo que llevaban cuando llegaron a EE. UU.

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Al ser detenidos, los migrantes son identificados y depositan sus pertenencias en una bolsa plástica. (Foto Prensa Libre: Sergio Morales)

El tiempo que transcurre para que un migrante de Guatemala, Honduras o El Salvador sea deportado puede ser hasta cuatro veces más corto del que le tomó para llegar a EE. UU. Aunque cada viaje tiene una duración distinta, por lo regular sobrepasará las tres semanas, mientras que el tiempo que transcurre desde una detención hasta la deportación puede ser hasta de cinco días.

Esta rapidez con la que es deportado alguien que es sorprendido al cruzar de forma ilegal la frontera sur de EE. UU. no es casualidad; obedece a que se han implementado varios acuerdos que han sustituido a la práctica conocida como “captura y liberación” que durante años permitió a migrantes llegar a ese país y tras pedir asilo quedar en libertad en lo que se resolvían sus casos.

En general, un migrante que llega sin la intención de solicitar asilo puede estar menos de una semana en territorio estadounidense. Desde la aprensión transcurren entre cinco y siete días a lo sumo, entre el registro, evaluación médica y procesamiento, previo a la deportación.

Si la persona pide asilo el proceso puede extenderse un par de días más, puesto que pasa por una entrevista de “miedo creíble”, que realiza un experto del Servicio de Ciudadanía e Inmigración (Uscis, en inglés) de EE. UU., quien decide si una persona puede ser víctima de persecución en su país.

Si, pese a la negativa del oficial de Uscis, el solicitante de protección insiste en que tiene miedo de regresar a su país de origen, puede elevar su caso a una corte de Inmigración; sin embargo, esto no significa que se quedará en territorio estadounidense, ya que, dependiendo de su nacionalidad, podría ser enviado a Guatemala o México, a través de los programas ACA (Acuerdo de Cooperación de Asilo) o MPP (Protocolo de Protección al Migrante).

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Edificio de la Patrulla Fronteriza de McAllen, Texas. (Foto Prensa Libre: Sergio Morales)

Gracias a estos acuerdos, aseguran funcionarios estadounidenses, se redujo la migración hasta en un 60 por ciento, porque ahora los migrantes saben y comunican a sus familiares en sus países de origen que ya no los liberan en EE. UU., sino que son deportados.

“Los tratamos con el corazón”

Encargados del centro de procesamiento de la oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés) de McAllen, Texas, aseguraron que los migrantes que ingresan a los centros de procesamiento son tratados con dignidad y que tienen todos los servicios esenciales que requiere una persona.

En el año 2019, en los meses más álgidos de la migración, hubo múltiples denuncias de organismos humanitarios por el hacinamiento y malos tratos hacia los migrantes mientras estaban bajo la responsabilidad de la CBP, asimismo, los propios guatemaltecos cuando son deportados relatan haber sido víctimas de maltratos.

Pero el encargado de la CBP en McAllen, Oscar Escamilla, asegura que no es así, y los indocumentados cuando están bajo su responsabilidad se les proporcionan alimentos, servicios médicos, la posibilidad de comunicarse por teléfono con su familia o con un abogado e, incluso, con cuentan con servicio de lavado de ropa y baños, también leche y agua para los bebés.

Durante la gira por la frontera sur, Prensa Libre no pudo constatar las condiciones de los centros de procesamiento. Una visita que estaba programada al centro conocido como Úrsula, en McAllen, fue cancelada de último momento.

Después de que se agotan los procedimientos migratorios, los migrantes son deportados. En la fotografía tres mujeres hondureñas suben cabizbajas la escalinata del avión. (Foto Prensa Libre: Sergio Morales)

 

Pero Escamilla aseguró que en el pasado dicho centro de procesamiento ha sido abierto a los medios de comunicación y negó que los agentes de CBP no respeten los derechos humanos de las personas migrantes.

“Nos tomamos el tiempo para darles el mejor cuidado, somos agentes, pero también somos seres humanos, tenemos corazón y hacemos el trabajo lo mejor que podemos”, aseveró Escamilla.

Añadió que todas las acciones que se han adoptado para regular el sistema de asilo han sido con el fin de “cuidar a las familias” para que no sean explotadas por bandas de traficantes de personas.

Según el oficial de la CBP, esa institución tiene la obligación investigar si hay denuncias por maltratos y, de hecho, en los centros de procesamiento hay avisos en español para que los migrantes puedan dirigir sus quejas, no obstante, afirmó que él no ha conocido de ninguna.

Asimismo, garantizó que dichos centros de CBP están abiertos para los cónsules quienes pueden llegar todos los días, si así lo desean, además, se les facilita toda la información de las personas detenidas del país que representan para que puedan hablar con ellos.

Respecto a la muerte de algunos niños de Guatemala entre 2018 y 2019 mientras estuvieron en custodia de la CBP, Escamilla dijo que no tenía “idea de por qué sucedieron”.

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Vista de una parte del río Grande (en México río Bravo) en la frontera sur de EE. UU. donde muchos migrantes se arriesgan a cruzarlo para pasar a EE. UU. (Foto Prensa Libre: Sergio Morales)

 

Menos gente

El consulado de Guatemala en McAllen, Texas, confirmó a Prensa Libre que las condiciones de los migrantes en los centros de procesamiento de la CBP son dignas.

El cónsul, Walther Noack, expuso que el equipo del consulado está dividido en dos: uno que visita menores no acompañados y unidades familiares a los centros de procesamiento de la Patrulla Fronteriza, y otro que visita adultos y albergues, ya cuando los migrantes están inmersos en un proceso de asilo dentro de EE. UU.

Noack, cónsul desde hace ocho meses en esa ciudad, precisó que sus equipos no tienen restricción para ingresar a los centros de procesamiento de la CBP y que los propios guatemaltecos le han contado que los tratan adecuadamente; no obstante, enfatizó en que hay mucho menos migración que el año pasado.

El día que el funcionario guatemalteco habló con Prensa Libre había entre 15 y 20 connacionales en detención.

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Dos mujeres detenidas por al CBP que fueron llevada al centro de procesamiento. (Foto Prensa Libre: Douglas Tobar)

Según Noack, el consulado presta asistencia legal y migratoria a los guatemaltecos que lo requieren, con lo cual “muchos” han logrado obtener un alivio migratorio; también facilitan la comunicación a aquellos que solo hablan idiomas mayas.

Sobre el por qué migran, el cónsul afirmó que los guatemaltecos señalan la pobreza, falta de empleo y la violencia por las causas principales por las cuales emprendieron el viaje.

“Da mucha pena escuchar sus casos y genera una sensibilidad muy grande el ver a esas criaturas —niños en los centros de procesamiento— que han hecho un largo viaje, solo de pensar en los riesgos que atravesaron”, añadió Noack.

Fotografía fechada en junio del 2019 que muestra a migrantes hacinados en un centro de procesamiento de la Patrulla Fronteriza. Responsables de al CBP aseguran que ahora la situación es distinta. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

 

Proceso de deportación:

Estos son los pasos que toma la Patrulla Fronteriza antes de deportar a una persona que ingreso a EE. UU. sin autorización.

  1. Son detenidos, ya sea que se entreguen o que sean sorprendidos.
  2. Se trasladan al centro de procesamiento donde evalúan sus condiciones de salud. Se les proporciona servicio médico, de ser necesario o si llegan muy enfermos se envían a un hospital.
  3. Si están bien de salud ingresan al centro de procesamiento donde permanecen entre cinco y siete días. Ahí reciben alimentos se les lava su ropa, para mientras se les proporciona otra con la cual pueden quedarse.
  4. Con una entrevista empiezan su proceso migratorio para ser deportados. Si alegan temor por regresar a su país se les da una audiencia con un oficial del Servicio de Ciudadanía e Inmigración, y dependiendo de su nacionalidad se introduce en uno de los programas de asilo, ACA (Acuerdo de Cooperación de Asilo o Quédate en México.
  5. Si no logran probar la credibilidad de su temor son puestos en manos de ICE para ser deportados.
  6. Si a pesar de ello, el migrante insiste en su reclamo de asilo tiene la oportunidad de exponerlo ante un juez, si este le niega el asilo es deportado.

 

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