Migrantes

Guatemala de nuevo rompe récord de niños migrantes detenidos en la frontera sur de EE. UU.

Migración de menores de edad parece incontenible, pese a que el Gobierno de EE. UU. se empeña en decir que la frontera está cerrada.

Foto de archivo de una agente de la CBP habla con una niña guatemalteca que se llegó a la frontera sur de EE. UU. (Foto Prensa Libre: CBP)

Foto de archivo de una agente de la CBP habla con una niña guatemalteca que se llegó a la frontera sur de EE. UU. (Foto Prensa Libre: CBP)

La pequeña de 5 años corría con todas sus fuerzas a un costado del enorme muro que divide México y EE. UU. Había salido de Guatemala y un traficante la dejó abandonada en ese lugar entre Tijuana y San Diego, no tenía idea de a donde dirigirse solo que se debía entregar con el primer agente fronterizo que encontrara.

Por muy cruel que parezca la historia esta se ha repetido mucho en la frontera sur de EE. UU. y ha tenido como protagonistas, principalmente, a miles de menores de edad guatemaltecos.

Guatemala es el país de donde más infantes han migrado sin compañía de un familiar en el actual año fiscal de EE. UU., que empezó el 1 de octubre del 2020 y terminará el 30 de septiembre próximo.

La oficina de Aduanas y Control Fronterizo (CBP, en inglés) da cuenta de que de octubre a mayo pasado —ocho meses— se entregaron 30 mil 371 niños, niñas y adolescentes guatemaltecos, un récord, ya que rebasa la cifra de 30 mil 329 que fueron aprehendidos en los 12 meses del año fiscal 2019.

El número de menores no acompañados guatemaltecos representa el 38 por ciento del total de infantes que se entregaron a la CBP de todas nacionalidades —el mayor grupo—, seguido de los hondureños, con 21 mil 74 —26%—, mexicanos, 17 mil 552 —22%—, salvadoreños, 7 mil 548 —9%—, y de otras nacionalidades, 3 mil 403 —4%—.

Mensajes

La frontera sur de EE. UU. se ha visto desbordada por la gran cantidad de menores de edad que han llegado solos en los últimos meses. Críticos señalan que se debe a las falsas expectativas que levantó la llegada al poder del presidente Joe Biden en enero pasado.

Los anuncios de nuevas políticas, por lo regular más tolerantes en el tema migratorio que las de su antecesor Donald Trump, suelen ser utilizadas por bandas criminales para ofrecer sus servicios de tráfico de personas y llevar a EE. UU. a miles de menores de edad cuyos padres u otros familiares ya se encuentran en aquel país.

El anuncio más reciente fue la modificación al Programa de Menores Centroamericanos (CAM, en inglés) que amplía el abanico de personas que pueden reclamar a los niños que llegan a la frontera sur, aunque no sean sus padres, toda vez cumplan con tener una residencia temporal o permanente, sean beneficiarios del TPS, tenga procedimientos migratorios en prórroga o se haya suspendido su deportación.

Esta medida, anunciada el pasado 15 de junio, se hizo con el fin de hacer frente a la creciente ola migratoria de menores, que solo este año suman casi 80 mil.

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El propio presidente Alejandro Giammattei pidió a la administración Biden “mensajes claros” al momento de dar información sobre sus políticas migratorias y saludó la advertencia que hizo a los migrantes la vicepresidenta de EE. UU. Kamala Harris, durante su visita a Guatemala, de que no se les permitirá ingresar si llegan a la frontera sur de manera irregular.

Niñez abandonada

Sin embargo, hay quienes rechazan que los mensajes sean el detonante del éxodo de menores, y más bien responsabilizan a al abandono de la niñez por parte del Estado.

“Se les debería caer la cara de la vergüenza —a los gobernantes— porque cada niño que sale del país demuestra que el Estado no ha podido garantizar su protección integral”, señaló el sacerdote Juan Luis Carbajal, secretario ejecutivo de la Pastoral de Movilidad Humana de Guatemala.

Para el sacerdote, cuya Pastoral está a cargo de refugios temporales de migrantes de paso, la reunificación familiar es la menor de las causas que propician la migración de menores no acompañados y más bien, asegura que esta ocurre por las condiciones socioeconómicas de la niñez y sus familias y por la violencia que sufren los infantes.

En el primer caso, Carbajal reclama por qué tras años de diagnósticos los Gobiernos no han sido capaces de reducir la desnutrición cuando sí ha habido presupuesto.

Un reporte el Banco Mundial, dice que Guatemala tiene la cuarta tasa más alta de desnutrición crónica en el mundo y la más elevada en América Latina y afecta al 47% de todos los menores de 5 años, al 58% de los niños indígenas y al 66% de los niños en el rango de ingresos más bajos.

Una familia cruza el río Grande, en la frontera México-EE. UU. (Foto Prensa Libre: EFE)

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Además, datos del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) detallan que un millón 800 mil menores de 6 años viven en pobreza y 800 mil en pobreza extrema.

En cuanto a la violencia, Carbajal dice que cientos de menores que pasan por los albergues de la Pastoral han narrado que son víctimas de violencia doméstica, abusos y amenazas, que los obligan a huir del país porque en Guatemala viven inmersos en un sistema incapaz de garantizarles justicia y protección.

Otros niños y adolescentes que migran lo hacen porque han matado a sus padres y se quedan con uno de los abuelos que a los pocos años ya no pueden mantenerlos.

En el país, cada día ocurren dos muertes violentas de niños o niñas, 40 se quedan huérfanos por la muerte de alguno de los padres, se registran 19 casos de abuso sexual y 37 de maltrato infantil, según Unicef.

Entonces, dice Carbajal, al ver estos indicadores del país, a los gobernantes “solo les queda de consuelo dar discursos donde responsabilizan a otros” de la incapacidad histórica que ha tenido el Estado para cumplirle a la niñez.

Miles de detenidos en México

Las estadísticas de aprehensiones en la frontera sur de EE. UU. serían más elevada si no fuera porque México ha interceptado a un importante grupo. De octubre a junio deportó a casi 2 mil 600, menores no acompañados a Guatemala.

Un grupo de migrantes es detenido en la frontera sur. (Foto Prensa Libre: CBP)

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Asimismo, hay denuncias de albergues saturados en los que, incluso, a los menores se les da una salida voluntaria, pese a que los protocolos señalan que deberían retornarse a su país de origen. En otros casos se han escapado.

El éxodo de menores guatemaltecos que viajan solos se ha incrementado considerablemente este año. Aparte de la menor de 5 años hallada el 8 de junio pasado, también resaltó el caso, el pasado 11 de mayo, de dos niñas, una de de 5 años y la otra de apenas 11 meses localizadas en una zona semi árida de la frontera de Texas.

Traficar a un menor puede es un negocio muy lucrativo.

Hasta hace unos años, la Fiscalía contra la Trata de Personas del Ministerio Público estimaba que el traslado de un niño solo hasta la frontera sur podría costar hasta Q75 mil, pero conforme se endurecen los controles migratorios en el trayecto el costo probablemente haya subido.

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