La cifra representa aumento respecto del 2011, cuando se contabilizaron 650 menores ingresados por vía aérea y mil 39 por tierra.
Fin a sueño
Raúl, de 17 años, relata su viaje hacia el Norte, donde estuvo a punto de alcanzar el sueño americano.
“Entré por Tacaná, pasamos por Arriaga, el DF, Reynosa, hasta cruzar el Río Bravo. Me faltaban 20 minutos para llegar a Houston cuando me cayó la migra”, cuenta.
Quería llegar a la casa de un hermano que reside allá. Raúl estudió hasta cuarto magisterio y viajó hacia el Norte con la esperanza de continuar sus estudios y trabajar.
A pesar de todo, dijo sentirse contento de estar de vuelta en su país.
En los albergues les dan alimento y una llamada telefónica para avisar a sus familiares.
En la capital se trabaja para implementar un albergue temporal para los menores deportados, quienes por lo regular presentan cuadros de estrés postraumático, ansiedad y temor.