Migrantes

Renuncia Kevin McAleenan, firmante del acuerdo migratorio de Estados Unidos con Guatemala

Exsecretario interino también concretó convenios con El Salvador y Honduras para frenar la migración indocumentada hacia Estados Unidos.

Kevin McAleenan, exsecretario interino de Seguridad Nacional de Estados Unidos. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Kevin McAleenan, exsecretario interino de Seguridad Nacional de Estados Unidos. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Kevin McAleenan renunció al cargo de secretario interino de Seguridad Nacional de Estados Unidos, confirmó este 11 de octubre el presidente de ese país, Donald Trump.

A través de dos tuits, Trump explicó que McAleenan quiere pasar más tiempo con su familia y trabajará en el sector privado.

Además de felicitarlo y agradecer su trabajo, Trump anunció que la próxima semana designará al sucesor, para lo cual tiene muchos y formidables candidatos.

A través de una declaración en Twitter, McAleenan agradeció a Trump el apoyo en los últimos seis meses en los que dirigió el Departamento de Seguridad Nacional, en el que “hicimos tremendos progresos para mitigar la crisis humanitaria y de seguridad en la frontera” sur de Estados Unidos.

McAleenan se convierte en el cuarto responsable de la seguridad nacional de Estados Unidos que renuncia durante los tres años que lleva la administración de Trump.

Tolerancia cero

En el marco de la política de tolerancia cero a la migración irregular, McAleenan dirigió las acciones de Estados Unidos con Guatemala, El Salvador y Honduras para coordinar el intercambio de información entre países a fin de lograr deportaciones exprés, combatir redes de tráfico de personas y reformular las reglas del asilo.

US$11 mil 500 gastan los migrantes centroamericanos para llegar a Estados Unidos cruzando México, según un estudio del banco BBVA con la participación del Gobierno de México.

Así, el 26 de julio último, suscribió con Guatemala un convenio para que futuros solicitantes de asilo provenientes de El Salvador y Honduras sean recibidos por nuestro país, en tanto Estados Unidos gestiona su solicitud.

El 7 de octubre, el Departamento de Seguridad Nacional publicó un informe que compartiriría McAleenan en la Universidad Georgetown, Washington DC, sobre las acciones que en conjunto con países socios de Estados Unidos desarrolla “para reducir la migración indocumentada y poner fin a la explotación de niños por parte de contrabandistas y carteles”, pero un grupo de estudiantes lo impidió con una protesta en el auditorio donde se celebraba la conferencia.

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El reporte precisa que en mayo último hubo un 144 mil migrantes detenidos en la frontera suroeste con México, de los cuales el 72 por ciento fueron niños no acompañados o unidades migrantes. Solo en un día, la Patrulla Fronteriza detuvo a mil 36 indocumentados en El Paso, Texas.

La agencia admitió que ese “número abrumador de llegadas” hizo que sus instalaciones fueran sobrepobladas, lo que derivó en “condiciones humanitarias muy difíciles”, sin que tuvieran eco las advertencias desde septiembre de 2017 al Congreso para que proveyera más recursos.

El mismo reporte precisa que los factores que empujan la migración es una “clara brecha de oportunidades económicas, exacerbada por la pobreza y la inseguridad alimentaria, con altos y continuos niveles de violencia en algunas áreas de Centroamérica”.

Agrega que “la creación de empleo no ha podido mantenerse al día con el crecimiento laboral en América Central, lo que resulta en una escasez de oportunidades, con solo uno de cinco de los empleos necesarios que se crean cada año para la cantidad de jóvenes que ingresan a la fuerza laboral en el Triángulo del Norte. Este es el factor de empuje más importante”.

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“La pobreza y la inseguridad alimentaria también son contribuyentes clave. Según el Programa Mundial de Alimentos de la ONU, el 64% de los hondureños vive por debajo del umbral de pobreza, la pobreza rural es más severa y el 63% de los migrantes centroamericanos mencionan la falta de alimentos como un incentivo principal para la migración”, resalta.

Del otro lado, “la fortaleza de la economía estadounidense, con niveles históricamente bajos de desempleo, y la presencia de importantes diásporas de guatemaltecos, salvadoreños y hondureños, con recursos, son imanes fuertes”, refiere la agencia.

12 por ciento del PIB de Guatemala representan las remesas que envían los connacionales radicados en el extranjero.

No obstante, resalta que la “causa principal” de los aumentos en las llegadas este año, como en las dos últimas oleadas, “es la debilidad en el sistema de inmigración de los EE. UU.”, sobre el cual señala que “las vulnerabilidades de nuestro marco legal, que permitió a los migrantes, especialmente a las familias y los niños no acompañados, permanecer en el país. Estados Unidos durante meses o años, a pesar de que es poco probable que una mayoría sustancial reciba un estatus legal.”

Para McAleenan, “Mil 500 a dos mil llegadas al día, con cientos muriendo en el viaje cada año, no es una situación aceptable, no solo en términos de los peligros en el cruce para los migrantes y el impacto en nuestras misiones de seguridad, sino también en términos de Impacto regional. Debemos continuar construyendo soluciones sostenibles”.

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Guatemala

La agencia expone que Guatemala, así como México, El Salvador y Honduras, ha aumentado todos los arrestos y procesamientos de contrabando de personas en los últimos tres meses.

“Guatemala ha aumentado considerablemente su presencia policial en su frontera norte con México y ha adoptado nuevas técnicas y tecnología para identificar documentos fraudulentos y perturbar las redes de tráfico de personas. El Departamento tiene más de 45 personas que apoyan las operaciones fronterizas del gobierno guatemalteco”.

Además, Estados Unidos proporcionará $US47 millones en ayuda a través del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados y la Organización Internacional para las Migraciones para desarrollar la capacidad de asilo en Guatemala, como parte del acuerdo firmado en Washington en julio último.

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En ese sentido, el exfuncionario consideraba que “el objetivo es desarrollar la capacidad compartida para extender las protecciones de asilo en los países socios de la región y asegurar que aquellos que necesitan protección contra la persecución por pertenencia a grupos políticos, raciales, religiosos o sociales puedan buscarlos lo más cerca posible de su hogar, sin poner ellos mismos o su familia en manos de contrabandistas peligrosos”.

A manera de conclusión, en la que fue una de sus últimas comparecencias públicas, McAleenan expuso, en el contexto político: “En el futuro, necesitamos un diálogo de mentalidad superior sobre inmigración. En nuestros medios, en el Congreso y con expertos legales. Este año marcó el aumento de la tercera crisis en cinco años. Hemos tomado medidas clave para abordarlo, pero las soluciones duraderas dependen de la acción del Congreso para abordar las debilidades en nuestras leyes que han incentivado estos flujos sin precedentes”.

Aparte, en términos generales, el exsecretario interino reflexionó que “las crisis migratorias no pueden ser abordadas por ningún país de destino solo. Debemos crear un sentido de responsabilidad compartida, y construir la realidad de la capacidad efectiva y la capacidad institucional, con nuestros socios en la región, o nuestro progreso no será sostenible”.

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