Con los recursos disponibles, el Gobierno solo alcanzaría a dotar de alimentos de emergencia durante dos meses a las familias más necesitas.
“Sin recursos (Q324 millones) no será posible cubrir los cuatro ejes que se han contemplado en el plan que, además de garantizar el acceso a los alimentos, también incluye la planificación para tener reservas alimentarias”, precisó.
El vicepresidente ofreció esas declaraciones poco antes de que esta tarde, en Consejo de Ministros, el presidente Colom declare “riesgo nutricional” en el país e instruya al Conasan a poner en marcha un plan para disminuir los efectos de la crisis alimentaria.
La situación se deriva de los efectos extremos del cambio climático, que van desde prolongadas sequías hasta fuertes lluvias, que han dañado las cosechas de millones de familias pobres del interior de Guatemala que se han quedado sin alimentos básicos para su consumo.
El “corredor seco”, que atraviesa Jutiapa, Chiquimula, Jalapa, Zacapa, Chiquimula, Baja Verapaz y El Progreso, así como las comunidades de la Costa Sur azotadas por las lluvias, son las zonas más afectadas por esta crisis ambiental y alimentaria.
Según el Conasan, unos 5 mil niños sufren de desnutrición aguda a nivel nacional y otros 10 mil se encuentran en “estado de riesgo” debido a la falta de nutrientes mínimos.
Un estudio de la Procuraduría de los Derechos Humanos, presentado la semana pasada, sostiene que hasta marzo pasado se habían contabilizado en todo el país unos 808 mil 137 casos de desnutrición crónica.
La ONG internacional Acción contra el Hambre, aseguró en Madrid que en los departamentos de Jalapa y Chiquimula, ubicados en el “corredor seco”, la falta de alimentos obligó a las familias pobres a reducir de 1.23 libras a 0.75 libras la cantidad de alimentos que en promedio se consumen cada día por persona.
