Se calcula que en EE. UU. residen 39 mil 257 jóvenes guatemaltecos que fueron aceptados para el programa por el Servicio de Ciudadanía e Inmigración.
Prensa Libre insistió en obtener una postura de la Cancillería y se informó que hubo una reunión de autoridades, pero no especificaron qué acciones tomarán.
El martes último, en un comunicado, la Cancillería lamentó la decisión de Trump y afirmó que se han efectuado intercambios con expertos en temas migratorios y grupos de interés para “contar con información valiosa y poder apoyar de mejor manera a nuestros connacionales”.
El documento agrega que se comunicaron con “autoridades estadounidenses”, pero sin especificar con quiénes.
Sin estrategia
Úrsula Roldán, coordinadora del área de migraciones del Instituto de Investigaciones y Gerencia Política (Ingep) de la Universidad Rafael Landívar, reconoció que no se tiene una estrategia para atender a migrantes, a diferencia de otros países.
“Tenemos una debilidad, porque el ministro anterior tenía mejores relaciones, pero con la situación actual, el Gobierno se siente amenazado”, expresó. De hecho, hay un desgaste del Gobierno, pues Estados Unidos fue uno de los países que deploró la declaratoria de no grato contra el jefe de la Cicig.
La experta en migración considera que el actuar en defensa de los migrantes era débil antes de la cancelación del Daca, y ahora lo es más, debido a la poca credibilidad.
Expertos creen que el país no está preparado, la Cancillería es débil y hay poca credibilidad del Gobierno de Morales en EE. UU.
“Es lamentable que el Gobierno siga viendo a los migrantes como botín electoral y de remesas”, enfatizó Roldán. De hecho, Jimmy Morales recibió apoyo moral y económico de migrantes. Nombró a su amigo Marvin Mérida comisionado, pero este en lugar de velar por los connacionales cabildeó contra el embajador de EE. UU.
La coordinadora de la Mesa Nacional de Migración (Menamig), Julia González, dijo que la postura del país es floja, pero ello no le extraña.
“Hacen falta planes y programas para atender crisis. Esto no cayó de sorpresa; se sabía con anticipación, y aun así no hay reacción”, dijo González.
Una preocupación de Menamig es que en el país no hay programas serios de apoyo a los retornados, además de las fracturas familiares que puede haber.