Política

Es urgente modernizar al Tribunal Supremo Electoral

Habrá que hacer un análisis de las instituciones y registrar sus debilidades. Un diagnóstico profundo del TSE es urgente. Su modernización y actualización es imperante.

Guatemala espera resultados de las Elecciones Generales 2019 para elegir presidente. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Guatemala espera resultados de las Elecciones Generales 2019 para elegir presidente. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

La Ley Electoral y de Partidos Políticos (LEPP) está contenida en el decreto 1-85 de la Asamblea Nacional Constituyente, promulgada el 3 de diciembre de 1985. Esta consta de 265 artículos, distribuidos en cuatro libros, subdivididos en capítulos y títulos. El primero Ciudadanía y Voto, el segundo Organizaciones Políticas, el tercero Autoridades y Órganos Electorales y el cuarto el Proceso Electoral. La LEPP, con una vigencia que supera los 33 años, ha incluido cuatro grupos de reformas, siendo la más numerosa la del año 1987.

De las primeras reformas (1987) a la última (2016), no se desprende una dinámica o un incentivo que vaya en línea de mejorar el sistema democrático y el régimen electoral, sino en sujetar el contenido de la ley a los intereses de las estructuras partidistas tradicionales del país, según sus vivencias o necesidades, o sea la ley se debe acomodar a estos y no estos a aquella.

Lo que es evidente es que los legisladores frente a cada reforma fueron abandonando cada vez más las técnicas mínimas de redacción, insertando textos oscuros y sin resguardar el contexto ni percatarse de la necesaria armonización que debía imperar con el resto del articulado de la propia ley, la legislación en general y el mandato constitucional, provocando serios conflictos de interpretación de leyes en el tiempo, el espacio e institucionalidad del país.

Efectivamente se maneja una ley que, con una vigencia de casi 22 años, ha absorbido cuatro grupos de reformas, que han implicado la modificación de más de 432 artículos de los 265 originales, en coyunturas distintas pero una motivación común.

Los cambios que se hicieron en el año 2016 presentaban desafíos muy grandes para los cuales el Tribunal Supremo Electoral (TSE) tendría que haberse preparado para abordarlos de forma efectiva y eficiente. Debido a la ausencia de visión, organización inadecuada, recurso humano poco competente y escaso uso de tecnología, las elecciones del 2019 han desnudado significativas debilidades que tiene la institución, donde el recurso financiero no fue el problema.

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El modelo del evento electoral sigue descansando en los ciudadanos voluntarios, que por lo vivido constituye la reserva moral. El TSE nombra a las juntas departamentales, estas a las municipales y luego se designan coordinadores y delegados de centros y a las juntas receptoras de votos (JRV) —22,500—. Participan más de 112 mil voluntarios el día de las elecciones.

Para muchos ser nombrado en esta cadena es un honor y las personas toman con mucha seriedad su papel. Durante el evento estos ciudadanos se convierten en las autoridades que atienden el proceso de votación, el conteo de los votos y la presentación de los resultados.

Desde las 5 horas los miembros de las JRV trabajan en preparar la mesa, recibiendo la caja de los enseres electorales, padrón, papeletas y las actas en blanco para asentar los resultados. Luego de contar las papeletas, se levanta el acta inicial y se firman y sellan las mismas.

El modelo es totalmente transparente, ya que también participan los fiscales de los distintos partidos. A las 7 horas inician los ciudadanos a votar. Luego del cierre, a las 18 horas, inicia el conteo de votos.  Pareciera fácil, pero hay que organizarse muy bien para no confundirse. A la hora del escrutinio, los miembros de las mesas llevan más de 15 horas trabajando ininterrumpidamente. Se cuentan las papeletas —por elección, que en este caso eran cinco— y luego se define el número de votos.

Cuadrar a veces es complicado.  Especialmente en esta elección, donde el número de candidatos era muy grande. Al tener todos los datos, el presidente elabora un acta por elección (documento número 4) con los resultados donde se contabiliza: primero papeletas recibidas, segundo votos por partido, cuyo total se contabiliza en votos válidos como tercer paso. Luego deben registrarse los votos nulos y los en blanco para dar como resultado los votos válidamente emitidos; en caso de existir votos impugnados, se separan.

De esta acta salen tres copias con papel pasante: la blanca (original) para la Junta Municipal, la azul para el correo propio (que se incluye en la caja con los votos y el padrón) y la de color amarillo, que va a informática. Varias copias son de muy mala calidad. En algunos casos no pasaba la información, en otras se corrían las copias.

A veces es muy difícil leer los números y cuando hubo errores debían ser testados. A cada fiscal se le entrega el documento número 5 con los resultados.

Los resultados de las elecciones del 16 de junio son cuestionadas por los partidos políticos por algunas fallas. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Las actas originales —blancas— se entregan personalmente a las juntas municipales, en la madrugada, cuyos miembros resumen los resultados en el documento número 6 y pasan a las juntas departamentales, las que luego de una audiencia de revisión entregan al Tribunal, en el documento número 8, los resultados finales por departamento.

Todo esto inicialmente se hacía manualmente; sin embargo, la tecnología permite sistematizar todo este proceso, sacar resultados preliminares rápido y hacer los cálculos para las corporaciones municipales y diputados. Lamentablemente, el TSE no ha avanzado hacia su modernización, profesionalización y uso de la tecnología en estos años.

De hecho, hace más de una década algunas juntas iniciaron a contratar empresas de renombre que procesaban los datos, reducían el margen de error, por medio de sistemas modernos, y pasaban resultados pronto.

El TSE decidió en esta oportunidad hacer un conteo de votos masivo centralizado, transmitiendo datos, a través de computadoras y ofrecer resultados preliminares. Definitivamente el TSE no tuvo la capacidad de diseñarlo correctamente.  A pesar de que se le ofreció apoyo desde hace más de un año, no dimensionaron lo importante que es contar con un sistema bueno y exacto.

Hace algunos meses se solicitó por escrito el procedimiento o protocolo, así como la capacidad del sistema al TSE. Luego se les pidió a las juntas departamentales información al respecto, pero nunca se obtuvo respuesta, posiblemente no estaba elaborado.  No se planificó correctamente ni se verificó su funcionamiento, y ha generado serios problemas.

Inicialmente muchas de las personas que llegaron a los centros para digitar los datos no eran conocedoras y sus equipos no eran de buena calidad. No se hicieron pruebas suficientes y además no hubo mucha comunicación entre los centros de votación y estas personas.

Definitivamente en todo este proceso manual van a ver varios errores. El primero se da cuando el acta no cuadra por no haber contado bien, o no saber exactamente cómo llenar sus casillas. Con una hoja excel hubiera sido muy fácil hacerlo.

Fiscales de partidos pol’ticos y autoridades del Tribunal Supremo Electoral, llevan acabo el conteo de actas electorales en el Parque de la Industria.
Fotograf’a Esbin Garc’a 27-06-2019

Si hay cambios, se permite de parte del presidente de la mesa corregir el acta. Luego se debiera digitalizar la imagen y digitar los números. Después debe cotejarse a nivel de un centro de operaciones una segunda vez, para eliminar los errores de digitación —que hemos visto que hay varios—, que es cuando la imagen del acta no coincide con los datos. Por último, se puede volver a cotejar de forma aleatoria para lograr un empalme exacto entre los datos de las actas y lo ingresado al sistema.

Además, el software tenía un error garrafal, el llamado patrón 21, ya que quienes diseñaron el sistema aparentemente se basaron en un máximo de 20 candidaturas y hubo papeletas hasta con 26. Luego de que se descubrió, era necesario un análisis del programa para conocer que no tuviera otros errores de programación. Sin embargo, no se tuvo la sabiduría, madurez y humildad por parte del TSE de hacerlo de forma inmediata.

Un buen sistema apoya a las juntas a contar los votos y a ser más eficientes; además de informar de forma oportuna a la población de los resultados.  Sin embargo, al no ser confiable generará incertidumbre. A pesar de que el TSE ya cuenta con los datos finales de parte de las juntas departamentales, los fiscales insisten en revisar acta por acta.

Durante el primer día lograron 186 de 105 mil actas, lo que implicaría casi un año para terminar el proceso. Debido a que esta revisión no es vinculante, es muy importante que el TSE publique los datos definitivos. El proceso de revisión de actas proveerá también información. Se podrá evaluar el margen de error del sistema y también ayudará a que realmente se focalice el TSE en apoyar a las JRV en lo que se necesite. Adicionalmente, es imperante revisar el software.

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Para la segunda vuelta será indispensable tener un protocolo claro del proceso de transmisión y conteo centralizado de votos. También será necesario revisar y auditar el software y probarlo de forma estricta, para no cometer ningún error. También debe tomarse en cuenta el almacenaje requerido y la seguridad del sistema. Los guatemaltecos no queremos más incertidumbre en este proceso electoral.

La LEPP, en su artículo 256 bis, contempla establecer una Comisión de Actualización y Modernización Electoral, cuyo objetivo es evaluar el proceso electoral finalizado y, de ser necesario, presentar propuestas de reformas que fueren procedentes.

Se señala que las organizaciones académicas y de sociedad civil pueden contribuir con propuestas y que luego el TSE debe presentar la correspondiente iniciativa de ley ante el Congreso, el cual tendrá que conocer previo a finalizar el primer período ordinario de la nueva legislatura.

Luego de que finalice la segunda vuelta de las elecciones, se recomienda integrar una mesa técnica multidisciplinaria que evalúe todo el proceso de principio a fin. Esto con el objetivo de realizar un análisis legal, científico y objetivo, y hacer recomendaciones para mejorar.

Momento en que mesas electorales empiezan conteo de votos en la Consulta Popular Guatemala 2018. (Foto: Hemeroteca PL)

Es muy importante distinguir si el origen de la falla viene de la propia ley, su mala interpretación o de la falta de voluntad y capacidad de los funcionarios. También habrá que hacer un análisis de las instituciones y registrar sus debilidades. Un diagnóstico profundo del TSE es urgente. Su modernización y actualización es imperante.

Es importante registrar todos los casos de judicialización que se llevaron a cabo y evaluar si hay procesos que modificar. En este ejercicio no deben participar exclusivamente los políticos, debido a que, como se indicó anteriormente, las reformas a la LEPP que se han realizado anteriormente terminan beneficiando a los partidos tradicionales.  Adicionalmente hay reformas pendientes, como la elección directa de los diputados, que no se logró introducir en el año 2016.

Adicionalmente debiera evaluarse los tiempos. Especialmente analizar el comportamiento de las autoridades actuales y futuros gobernantes, debido a que la etapa de transición acorde a esta reforma es muy larga (siete meses para diputados y corporaciones municipales y cinco para presidente y vicepresidente).

Por el momento debemos avanzar hacia la segunda vuelta, el 11 de agosto. Esperamos que los ciudadanos no pierdan la motivación para acudir a las urnas y que los miembros de las JRV se carguen de energía para atender con alegría y civismo este llamado ciudadano. Definitivamente el TSE debe prepararse y coordinarse de mejor manera para que el evento salga bien y no exista la menor duda de los resultados.

*María del Carmen Aceña es investigadora asociada del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN) Contacto: macena@cien.org.gt

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