Guatemala

Semana Santa en Guatemala: la propuesta para que sea patrimonio de la humanidad ante la UNESCO

El comité del Patrimonio Cultural Inmaterial examinará en Rabat, Marruecos, del 28 de noviembre al 4 de diciembre las 56 candidaturas a sus listas.

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Las procesiones de Antigua Guatemala reúnen a miles de personas. (Foto: Hemeroteca PL)

Las procesiones de Antigua Guatemala reúnen a miles de personas. (Foto: Hemeroteca PL)

En la presente edición, Guatemala busca consagrar su Semana Santa, que “se experimenta a través de los cinco sentidos”, según la propuesta que será conocida por la UNESCO la próxima semana y que busca que las tradiciones guatemaltecas de esa temporada sean un nuevo patrimonio de la humanidad.

El patrimonio cultural inmaterial, o “patrimonio vivo”, es una herencia “de nuestros antepasados y transmitida a nuestros descendientes”, señala la Unesco. Esta comprende tradiciones orales, rituales, prácticas sociales, etc.

La Unesco recibe anualmente cientos de pedidos de los 180 Estados que ratificaron la convención, pero acepta considerar poco menos de 50. Sus expertos presentan recomendaciones favorables o desfavorables a un comité integrado por 24 países, que toma la decisión final.

Algunas de las principales características que destacan de la Semana Santa en Guatemala son las procesiones, imágenes santas que recorren calles, avenidas y barrios de poblados guatemaltecos.

Estás imágenes transmiten momentos clave de la vida y el mensaje de Jesucristo que es venerada por miles de fieles católicos, tanto nacionales como extranjeros que tiene a Guatemala como uno de los principales destinos turísticos para la temporada de Semana Santa.

Las procesiones son acompañadas por majestuosas, coloridas y extensas alfombras elaboradas con aserrín, pino, fruta y cualquier elemento que permita plasmar sobre las calles guatemaltecas auténticas obras de arte.

Otras propuestas

Cuba opta así a incluir su quinto elemento en la lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, que cuenta con 530 en total, entre ellos casi un centenar inscrito en otras clasificaciones antes del lanzamiento de la actual en 2008 y Colombia el sistema de conocimiento ancestral de los pueblos indígenas arhuaco, kankuamo, kogui y wiwa de la Sierra Nevada de Santa Marta.

Además del toque manual de campana –un secular “lenguaje sonoro” al “borde de la extinción”–, España propone junto a Alemania, Austria, República Checa, Letonia y Polonia la inclusión de la “maderada”, es decir la cultura del transporte fluvial de la madera.

La artesanía copa por su parte las cuatro propuestas para la lista de salvaguardia urgente (72 elementos inscritos en la actualidad). Chile propone incluir la alfarería de Quinchamalí y Santa Cruz de Cuca, y Vietnam el arte de la alfarería del pueblo cham.

España y Portugal también presentaron para el registro de buenas prácticas de salvaguardia la iniciativa “Ponte…nas Ondas!”, sobre el patrimonio inmaterial galaico-portugués. Además, el comité debe examinar un pedido de Malawi de ayuda financiera internacional.

Propuestas gastronómicas

La gastronomía protagoniza la presente edición con las propuestas más internacionales: además de la artesanía de la “baguette” y del ron ligero, el menú se completa con las técnicas tradicionales de la elaboración del té en China y los saberes sobre la “harissa” de Túnez.

Surgido en Santiago de Cuba en 1862 y disperso desde entonces por toda la isla, el maestro del ron ligero es un guardián de los saberes transmitidos entre generaciones, que van desde un código moral a conocer el historial de cada barril, según la candidatura.

“Un maestro del ron cubano es portador de una tradición que no le pertenece y es depositario de una cultura y una forma de hacer desarrollada desde los antecesores”, afirma en el dossier de candidatura el primer maestro Juan Carlos González Delgado.

La candidatura francesa también apela al saber hacer, a la tradición y a una “cultura” que se generalizó después de la Segunda Guerra Mundial. ¿Cuál es su secreto? La “baguette” tiene cuatro ingredientes: harina, agua, sal y levadura o masa madre.

Y, a partir de estos ingredientes, “cada panadero, jugando con su región, la dosificación, el amasado, el ‘pointage’ (tiempo de fermentación), el moldeado y la cocción, obtendrá una ‘baguette’ única”, consumida a diario en Francia, subraya el dossier francés.