Guatemala

La muerte acecha en carreteras a causa de la imprudencia

La última semana de marzo se tornó trágica, debido a una serie de accidentes de unidades de transporte colectivo en la provincia, que cobraron la vida de 35 personas y dejaron a otras 103 con heridas de consideración. Con esas cifras, en el primer trimestre del 2016 se contabilizan 40 víctimas mortales y 230 lesionados por ese tipo de hechos, según el Observatorio Nacional de Tránsito (Onset), del Departamento de Tránsito de la Policía Nacional Civil (PNC).

De acuerdo con estadística del Onset, hasta el 28 de marzo último —fecha del percance de Rutas Tacaná,  en Nahualá, Sololá,  que dejó 18 muertos  y  40 heridos—,  74 unidades de transporte de personas han estado involucradas en percances viales en el 2016. También se cuantifica 44 personas arrolladas por autobuses, de las cuales nueve murieron.

Aunque se señala como primer factor de los accidentes la negligencia o irresponsabilidad de  conductores, estos podrían ser causados por otras situaciones, como fallas mecánicas, condiciones ambientales adversas, deficiencias en la ingeniería de las carreteras y falta de señalización, según  expertos. A esto se agregan las condiciones laborales desfavorables para los pilotos.

Saúl Calderón, gerente general de la Escuela de Automovilismo Marsa, con sede en Quetzaltenango, considera que tres factores rodean los accidentes de tránsito: negligencia humana, fallos mecánicos y el estado de las carreteras.

“Se estima que el 80 por ciento de los accidentes son causado  por errores humanos, debido a que los pilotos conducen a alta velocidad, consumen alcohol, se  distraen mientras manejan y  sobrecargan las unidades”, comentó Calderón.

“El otro 15 por ciento es  por fallos mecánicos, ya que los autobuses no reciben mantenimiento en talleres certificados; además, el tiempo de vida útil de los vehículos en Guatemala es muy prolongado. El resto se da por las condiciones precarias de las carreteras, aunado al factor clima como lluvia y neblina”, agregó.

Calderón explicó que es importante  conocer las  condiciones  en las que  trabajan los  pilotos  de autobuses, pues  muchos  se  exponen a largas  jornadas laborales.  “Nadie sabe sobre el estilo de vida y la salud de los pilotos; no cuentan con atención médica, algunos no se alimentan correctamente, pasan hasta 10 horas sentados frente  al volante  y manejan niveles alto de estrés”, señaló.

Alfredo Marroquín, ingeniero mecánico, indicó  que las tragedias de los últimos días se deben a la escasa supervisión de los autobuses por  parte de las autoridades.

“Hay buses viejos. Por más hierro que sea tienden a deteriorarse. El problema es que no existe un ente que evalúe las unidades y que le extienda un certificado de garantía”, refirió Marroquín.

Intereses oscuros

Édgar Enrique Guerra Fernández, defensor de los derechos de los usuarios del transporte público de la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH), lamentó la muerte de las personas en los percances viales, y responsabilizó a exfuncionarios y a las actuales autoridades encargadas de velar por el transporte colectivo del país.

“Las decisiones que han tomado han sido en favor de “grupitos”, especialmente para el gremio de transportistas, implicaciones posiblemente electoreras. Manejan intereses altamente oscuros y en detrimento de la población”, comentó Guerra, quien también enfatizó que a escala  del transporte colectivo se evaden unos Q600 millones de impuestos al año.

El defensor criticó  al exviceministro de Transporte Guillermo Sosa, debido a que el año pasado aceptó modificar el Reglamento del Servicio de Transporte Extraurbano de Pasajeros por carretera, y otorgó el beneficio a los empresarios de poder utilizar unidades con 25 años de antigüedad y no 10 como estaba establecido.

Además, reprobó que las unidades colectivas sean modificadas para correr en carreteras, y la poca capacidad de la Dirección General Transporte   para inspeccionar el servicio que prestan las mismas. “Hay un debilitamiento institucional, con 20 inspectores no se puede controlar los 22 mil autobuses autorizados, y entre seis y siete mil unidades piratas, que se cree que circulan en el país”, comentó.

Datos de la PDH establecen que en los últimos 10 años han muerto en percances de autobuses  mil 238 usurarios y siete mil 333 han quedado heridos.

Competencia desleal

Un piloto, que pidió el anonimato, comentó que por  la cuota  que exigen los empresarios, que oscila entre Q1 mil y Q1 mil 500 diarios, los conductores compiten en la ruta para captar pasajeros. “Los mismos empresarios crean una competencia desleal, cada vez tiene más buses y crean otras empresas”, comentó.

Dalia Santos, vocera del Departamento de Tránsito de la PNC, señaló  que las rutas con más percances de autobuses  son los trayectos al occidente, suroccidente y al Pacífico.

Socorristas que se ubican sobre la ruta Interamericana occidente, desde el kilómetro 100 al 172, informaron que en el primer trimestre del 2016 se registraron seis accidentes colectivos, con saldo de cuatro muertos  y 23 heridos. El primer trimestre de este año ya suma 23 decesos  y 79 lesionados.

En la ruta al Pacífico, la PNC cuantificó que en el 2015 por esos  hechos 12 personas murieron  y 38 más resultaron  heridas. En lo que   va el 2016 ya han muerto 10 y se reportan 17 heridos.

En Huehuetenango,  José Alvarado, de la 17 Compañía de Bomberos Voluntarios, refirió  que en el 2015 se registraron seis accidentes de microbuses, con saldo de 20 heridos y dos muertos, pero  que ese dato fue superado por el percance de la unidad que transportaba a  emigrantes salvadoreños el 29 de marzo, donde murieron cuatro y 15 quedaron  heridos, en San Mateo Ixtatán.

En San Marcos, en el primer trimestre del 2015 se reportaron 10 muertos por accidentes de  autobuses, contrario al  mismo periodo  del 2016,  donde han perdido la vida 17 personas.

Durante los últimos seis años, unas 10 mil 375 personas han muerto en accidentes de tránsito en Guatemala, según el Onset; sin embargo,  esos números no se comparan con las secuelas físicas y emocionales que dejan esas tragedias en parientes y sobrevivientes.

C. Ventura, A. Julajuj, J. Tizol, M. Castillo, C. Paredes y A. Marroquín