La agraviada, Ana María Mejía, expresó que ambas laboraban en el Juzgado Octavo de Instancia Penal; ella era comisaria, y su compañera, notificadora.
“Me decía que era una india, que mejor debería trabajar en un mercado. Me ofendía al decirme que mis padres usan el traje indígena, y me hablaba con palabras soeces”, relató.
El Ministerio Público presentó a cuatro compañeros de ambas como testigos del trato que López le daba a Mejía. Al escuchar la resolución del juez, la sindicada soltó en llanto.
Juan Mejía, abogado de la Comisión Presidencial contra la Discriminación y el Racismo, dijo que ha habido tres sentencias por discriminación, pero ninguna había implicado cárcel.
Hasta ahora han recibido más de 300 denuncias de ese tipo de delito.