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¿De dónde vienen esos bocados deliciosos llamados tapas?

"Tapa: pequeña porción de algún alimento que se sirve como acompañamiento de una bebida". Esa es una de las acepciones que el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española confiere al vocablo 'tapa'.

GETTY IMAGES

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Es un sustantivo que se ha hecho famoso en todo el mundo, que ha generado una auténtica fiebre culinaria y que constituye uno de los símbolos de identidad más poderosos de la gastronomía española.

El término “tapa” fue oficialmente reconocido por primera vez en 1939 por la Real Academia de la Lengua, institución que se dedica a velar por la regularización del castellano.

Y hace ya tiempo que también dio su bendición al verbo 'tapear' (definido como “tomar tapas en bares y tabernas”) y al sustantivo 'tapeo' (concebido como “acción y efecto de tapear”).

Requisito fundamental

La tapa, sostienen los expertos, tiene que cumplir un requisito fundamental: se tiene que poder agarrar con una sola mano y dejar libre la otra para sostener la copa de vino o de cerveza.

Su éxito, a decir de los especialistas, radica en que permite hablar mientras se bebe y se come, fomentando de ese modo la conversación y las relaciones sociales.

Hoy, además, las tapas han evolucionado y de ser un simple trozo de pan o una loncha de jamón o queso han pasado a ser auténticos platos de cocina en miniatura.

Pero, ¿cuál es el origen de las tapas? Eso es algo en lo que los especialistas no se ponen de acuerdo.

“Hay muchas leyendas al respecto, muchas”, asegura Rafael Ansón, presidente de la Real Academia de Gastronomía Española.

“Pero para mí la más plausible es la que sitúa el origen de las tapas en Andalucía”, sostiene.

Contra los insectos

Según Ansón, en verano era frecuente que los bares y tabernas de esa región del sur de España se llenaran de moscas.

Para evitar que cayeran dentro del vaso de vino, se “tapaba” con un trozo de queso, de chorizo o de jamón.

“Los clientes enseguida se acostumbraron a recibir con su bebida ese pequeño bocado”.

“Y cuando llegó el invierno y los taberneros, como no había moscas, dejaron de cubrir las copas con un trozo de queso o de jamón, los clientes comenzaron a reclamarlo con la típica gracia andaluza”, señala Ansón.

“¡Eh, que falta la tapa!”, le demandaron los clientes a los taberneros. Acababa de surgir un nuevo concepto.

Pero aunque esa es la versión probablemente más fidedigna y la que con más adeptos cuenta, son numerosísimas las leyendas sobre el origen de las tapas.

Muchas son variaciones sobre el mismo tema que difieren en los protagonistas y en la localidad.

Concebida por los reyes

Así, hay quien afirma que la tapa fue concebida hace unos 500 años por los Reyes Católicos.

En concreto por don Fernando, quien durante un viaje a Cádiz, en Andalucía, pidió en una taberna que le trajeran una loncha de jamón con la que cubrir su copa y evitar que entraran mosquitos en ella.

“Aquí tiene su tapa”, cuentan que le dijo el mesero al entregarle el trozo de jamón.

Otra de las versiones sitúa el surgimiento de las tapas en Jaén, una localidad andaluza, allá por el año 1915.

Cuentan los defensores de esta tesis que un señor de la zona llamado Manuel Ruiz Romero, dueño del castillo de Santa Catalina, se citó con unos amigos en el casino de Jaén, un sitio en el que los hombres del lugar se reunían para conversar, leer y jugar a las cartas.

El casino no tenía bar propio, así que las bebidas se traían de una taberna cercana.

Para evitar que por el camino el polvo entrase en las copas, Ruiz Romero sugirió que se emplearan unas lonchas de jamón para taparlas.

Y, la siguiente vez, pidió que se cubrieran con unos trozos de queso.

“¿Y hoy qué tapa quiere que le ponga”?, se aventuró a preguntar el mesero en la siguiente ocasión.

Alfonso el Sabio

Muy similar es la versión que afirma que la tapa es hija del rey Alfonso XIII (el abuelo de don Juan Carlos), quien durante un viaje a Cádiz se detuvo en una taberna a beber un vino y al soplar un viento muy fuerte, el mesonero que le sirvió le puso una loncha de jamón sobre la copa para evitar que le entrara polvo en ella.

Cuentan que el rey se comió con agrado el jamón y pidió otro trozo.

Hay además quien asegura que las tapas nacieron en el siglo XIII de la mano del rey Alfonso X el Sabio, que se encontraba enfermo y a quien los médicos prescribieron tomar pequeños bocados varias veces al día.

El remedio le permitió recuperarse rápidamente y, a partir de ahí, ordenó que en todos los mesones y tabernas de su reino siempre que se sirviera una copa de vino se ofreciera también algo de comer.

“El problema es que esa hipótesis no explica el origen etimológico de la palabra 'tapa'”, objeta Ansón.

Pero quizás una de las teorías más curiosas es la que defiende Rosa Tovar, gastrónoma e historiadora de la cocina.

Tovar asegura que hasta principios del siglo XX había más de 200 días al año con restricciones alimentarias por motivos religiosos.

“Es algo que se puede comprobar leyendo las primeras páginas del Quijote y que detalla muy bien Ignasi Doménech en su libro 'Ayunos y abstinencias' de 1914”, nos cuenta.

Sin embargo, según revela esta experta, como el vino es origen vegetal se podía tomar todo el año y no estaba sujeto a vigilias, cuaresmas ni ningún otro tipo de limitaciones por motivos religiosos.

“El problema es que el vino, como la aspirina, se asimila por el organismo en el propio estómago, antes de pasar al intestino”.

“Pero si se come algo graso, como por ejemplo una loncha de chorizo o de jamón, eso recubre las paredes del estómago e impide que éste asimile inmediatamente el alcohol del vino, evita en definitiva que la persona se emborrache“.

“Por ese motivo los sacerdotes permitían y hasta recomendaban que cuando se tomara vino se acompañara de un pequeño bocado, incluso en momentos de ayuno o restricciones alimenticias”.

“Gracias al vino se podía uno saltar la prohibición de comer que dictaba la Iglesia y llevarse a la boca un pequeño bocado”, explica.

Quién sabe, tal vez así surgieron las tapas.

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